Por Erika Eliana Cabezas*
Owen es un pibe de barrio humilde que trabaja vendiendo medias en la puerta de un colegio privado. Un día se cruza con Micaela y se enamora perdidamente de ella, una chica de clase alta atravesada por una realidad donde obtener lo que se desea no es problema. Dos mundos completamente diferentes que se enlazan para narrar el destrato, la violencia y, sobre todo, las desigualdades sociales.
Lo que quieren las guachas escrita y dirigida por Mariana Cumbi Bustinza pone el foco en la discriminación y en la intolerancia originada por una situación económica y de raza. Pone en juego una misma situación ante distintas realidades para, luego, dar cuenta de la falta de posibilidades.
La escenografía propuesta por Agustín Addesso es sencilla, pero carga una gran significación. Un paredón blanco es más que suficiente para unir los universos. En una mitad, una pared cuidada que esboza una calcomanía amarilla de Prosegur. En la otra, el revoque. Los personajes ingresan y salen de escena desde un sector previamente determinado, pero luego se entremezclan para hacer avanzar la historia.
Elementos de la cultura villera y la de clase alta dialogan entre sí. La danza y el canto confluyen en un relato que se torna tan poético como conmovedor. Lo que quieren las guachas es una obra que va directo a la fibra no solo porque habla del aborto sino también porque lo problematiza. Hay un sector con privilegios que accede de manera segura, otro que muere en la clandestinidad.
La obra se presenta los jueves a las 21 en El Extranjero (Valentín Gómez 3378)
(*) Columnista de Teatro de Abramos la Boca | Radio Gráfica