Susana Reyes, directora del Centro Educativo Isauro Arancibia fue entrevistada en Feos, Sucios y Malas para hablar sobre los destrozos y robos en el Centro Educativo.
“El miércoles a la mañana llegamos a la escuela y nos enteramos que habían entrado durante la madrugada, palanqueando las puertas de hierro. Se llevaron todo, desde ropa, pañales, distintas donaciones que nos habían hecho para los bebes. Estaba todo embalado porque nos estamos mudando, del subsuelo hasta la planta baja. Pareció que se lo dejamos preparado para que se lo lleven”, narró Susana Reyes.
“En el subsuelo está el emprendimiento que tienen nuestros estudiantes, donde está panadería y catering. Es su medio de vida. Ahí abrieron, se llevaron y rompieron todo, hasta se robaron el horno eléctrico industrial carísimo, que habíamos conseguido gracias a la embajada suiza”, agregó.
“No fue un arrebato así no más, fue planificado, conocían el espacio y se tomaron su tiempo. Dejaron rastro para que pensemos que habían sido chicos, porque dejaron gelatina a medio comer en la heladera. Pero los pibes no hacen esto”, afirmó Susana Reyes.
Por otro lado, hizo referencia a la seguridad del Centro Educativo: “En la escuela hay seguridad las 24 horas; ellos dijeron que no escucharon nada. Hay que entender que se llevaron un enorme horno industrial, tuvieron que bajarlo más o menos entre cuatro por escalera. Habrán tenido un camión por todo lo que se llevaron. No podrían llevarlo en la mano”.
“Este centro cumple una función social muy importante. Los chicos, entre 16 y 18, que asisten a la escuela viven en una inestabilidad permanente, no tienen nada, lo único que habitan es su cuerpo. La escuela es su referencia. Están todo el día, aprendiendo otras normas de vida, a tener esperanzas, otras forma de relacionarse”, hizo referencia sobre la importancia del Centro Educativo.
Además, mencionó de qué forma llevan a cabo el aprendizaje de los chicos que van al centro educativo: “Cuando entran le decimos que la escuela no es la calle, que acá usamos la palabra, donde aprenden a ser trabajadores, a trabajar solidaria y colectivamente. Tienen educación primaria y secundaria, también aprenden un oficio. Además hay un jardín maternal para dejar a sus nenes mientras estudian. Nosotros respetamos absolutamente a cada uno con su individualidad, no juzgamos lo que hacen en sus vidas para sobrevivir. Pero acá tienen otra posibilidad, que es pensar un proyecto de vida, sentirse amados y respetados. Este emprendimiento que nos han saqueado es parte de sus vidas”.
Finalmente, explicó el rol que tuvo el Gobierno tras lo sucedido: “El Gobierno de la Ciudad solamente se apersonó para hacer un relevamiento de lo que pasó, no vino nadie para a solidarizarse, no como hicieron muchas organizaciones, instituciones. Del ministerio no se acercó nadie”.
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