
“Es un momento sumamente crítico para la industria. Hay una caída importante de la producción. Hay editoriales que han reducido sus tiradas. Hay rotativas que antes no paraban nunca y hoy están trabajando en un solo turno. A muchas graficas les pasó lo mismo”, dijo David Esteban de Vita de Adán Buenosayres. La famosa librería de la calle Corrientes y también la editorial Ediciones Fabro dialogaron en Feos, Sucios y Malas sobre la situación que atraviesa el sector.
“Los años 90 fueron un quiebre para las editoriales nacionales con el ingreso de las trasnacionales. Hoy, es muy difícil competir contra monstruos que tienen grandes recursos y copan el mercado de manera muy desigual”, explicó Fabián D Antonio de Ediciones Fabro. “Desde lo comercial, durante el kirchnerismo, el Estado ha comprado una gran cantidad de libros. Si bien ha comprado a las nacionales, también se compró mucho a las editoriales multinacionales. Santillana, por ejemplo, tiene copado el mercado en el Ministerio de Educación”, agregó.
Adán Buenosayres, que estuvo liquidando stock por cierre, finalmente se conformó en cooperativa. En ese sentido, De Vita marcó que “la situación se ha agravado mucho en este último tiempo” ya que “de noviembre a la fecha había caído de manera muy importante la venta” y llegaron a “tener una caída del 50%”. Además, opinó que “la economía social el futuro en el que debe organizarse y estructura la economía”. “Es bastante poco frecuente que una empresa se convierta al cooperativismo. En general pasa con las recuperadas que son empresas vaciadas por sus dueños y que los trabajadores recuperan. En este caso la empresa no tiene deudas y tiene un patrimonio en stock”, sumó su ex dueño, hoy miembro de la cooperativa junto a los demás trabajadores.
Por su parte, desde Ediciones Fabro que se caracteriza por tener materiales del pensamiento nacional, Fabián D Antonio describió: “Últimamente, ha habido un gran boom de libros de autoayuda. Hay un problema social que está haciendo que la gente se vuelque más a las lecturas de autoayuda”. Sin embargo, destacó: “El lector que está acostumbrado al pensamiento nacional, a la historia, es muy difícil que salga de ahí”.
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