Se denunciaron seis casos de tuberculosis en los Tribunales de Comodoro Py. El simplismo informativo lo atribuyó a que los trabajadores judiciales atienden a detenidos. Como si hubieran empezado a atenderlos recién a fin del 2015 o hace poco tiempo. Cuando es una tarea que se realiza desde hace décadas y es la primera vez que se conoce un hecho de esta naturaleza. Entre otras enfermedades, a la tuberculosis se la conoce como una «enfermedad de la pobreza», que hace años se había erradicado.
Raúl González, periodista de Radio Hacha y Tiza, de CABA, informó en Panorama Federal que «en la sede de Comodoro Py, se registraron seis casos de tuberculosis, que en un primer momento se trató de ocultar, pero al conocerse el sexto caso, se culpó de la situación al traslado de los presos hacia los tribunales y al Servicio Penitenciario, como primera reacción» y agregó que «en un primer momento los trabajadores de la justicia, esquivaban el hecho, nadie se hacía cargo de la situación» explicó que recién el primero de junio, a partir de un fallo de la Corte, se declaró un día inhábil para los juzgados donde se detectaron estos casos, para realizar la limpieza del lugar, y aplicar ciertos protocolos de seguridad.
González explicó la dinámica de las visitas «los trabajadores reciben cuando van a realizar trámites al juzgado los presos de diferentes cárceles, y no hay un protocolo de actuación» y aclaró que «lo que se está viendo es algo que sucede diariamente, no es la situación de la tuberculosis o el HIV, es la realidad que viven los compañeros que están privados de su libertad, es la situación de hacinamiento que viven en las cárceles y que no tienen un mínimo de salubridad» y agregó que «los penitenciarios tampoco tienen elementos para modificar la problemática, sumado esto a la perversidad misma del sistema carcelario».
El comunicador porteño, aclaró que «cuando en general se hace referencia, como en este caso, a ‘funcionarios’ judiciales, en realidad se trata de trabajadores judiciales,» aludiendo al tenor de la noticia que mencionaba ‘seis funcionarios judiciales afectados por la tuberculosis’ y resaltó «son trabajadores precarizados, lo que habla no solo del sistema judicial, sino del estado, porque son trabajadores estatales».
Problematizando y tratando de ver un poco más allá del simplismo: un preso enfermo de tuberculosis es recibido por un trabajador judicial para su trámite legal y el trabajador automáticamente se contagia. No es tan simple y lineal. Hay factores que posibilitan que el contagio se produzca y el ‘Bacilo de Koch’ cumpla su tarea de infección. Porque estos mismos trabajadores que hoy reciben a los detenidos, hace cuatro, cinco o más años que cumplen la misma función y nunca se supo de casos similares, Entonces si analizamos las causas que facilitan el contagio de la tuberculosis encontramos: a nivel personal, condiciones de vida insalubres, o de hacinamiento, padecer desnutrición o alimentación no suficiente; y a nivel social, por el aumento de personas sin hogar (ambiente de pobreza y desnutrición).
Entonces, lo que se debe destacar cuando uno tiene la responsabilidad de informar es, cuando no está probada la causa determinante, ampliar el abanico de posibilidades de contagio. En este sentido hay que decir, que desde hace tres años y hacia atrás, la situación socio económica era diametralmente opuesta, había dificultades, como en todo país, Pero las enfermedades de la pobreza (como entre otras se llama a la tuberculosis) habían desaparecido.
Raúl González argumentó «la situación actual de los trabajadores judiciales, no es la mejor ni social ni laboralmente, las audiencias no son como la gente se puede imaginar, en grandes salas o cosa parecido, se hace en oficinas muy estrechas, y denunció que «hay cosas que se ocultan mediáticamente, como la precariedad con la que tienen que realizar su tarea los trabajadores judiciales, no hay una planificación y muchas veces las condiciones de trabajo son pésimas» y especificó «muchas veces tienen que atender en oficinas repletas de expedientes y casi sin lugar para moverse, y sumado a la situación económica y social de los trabajadores, que están con las defensas más bajas, incluso a nivel anímico» concluyó.
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