Encarnación Ezcurra fue mucho más que la esposa de Juan Manuel de Rosas: fue la estratega política. Artífice de la Revolución de los Restauradores y creadora de la Mazorca. Amada por los humildes, odiada por sus enemigos. Una mujer que se introdujo en el poder y, sobre todo, que se atrevió a participar en la construcción de un proyecto nacional. Y la eso apunta la obra “Yo, Encarnación Ezcurra” de Cristina Escofet y dirigida por Andrés Bazzalo, a la reivindicación y visibilización de un personaje fuertemente vapuleado por el relato mitrista, enmarcándola en un complejo entramado social
Andrés Bazzalo, director y profesor de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD), visitó el estudio Patrick Rice y dialogó en Abramos la Boca sobre el trabajo que está llevando a cabo en el Teatro del Pueblo con la actuación de Lorena Vega. “La obra es profundamente feminista. Habla del rol y de la legitimidad de la mujer en la política dentro de un sistema patriarcal muy férreo”, afirmó.
“Reivindica a una figura muy maltratada por la historia. De ella se decía que era fea, que era una asesina. Si bien es cierto que tuvo que ver con la creación de la Mazorca, que fue un grupo de choque, hay un importante epistolar. Cartas que le mandaba a Rosas cuando estaba en el desierto, que se encuentran en el Museo Histórico Nacional, y que nos posibilitan asomarnos a su pensamiento”, expresó Bazzalo. Y agregó: “Tomar la obra significó investigar todo eso. Fue muy atractivo descubrir a este personaje. El espectáculo no se pone simplista. Trabaja con la complejidad del poder de esos momentos. De una contienda feroz, de épocas sanguinarias”.
Diversas emociones tejen la pasión en un ambiente completamente intimista. La intensidad y un fuerte compromiso corporal. “Se trabajó con bastante tiempo para poder profundizar. Ver los matices, los distintos aspectos del personaje. Además se buscó evitar que el material. que es intelectual y poético, deje de ser llevadero. Fue importante para poder hacer mucho más cercano el material”, manifestó el director.
El unipersonal “Yo, Encarnación Ezcurra” pone el eje en las relaciones de fuerza con el propósito de generar la reflexión del espectador. Un lenguaje poético que rompe con la linealidad. “Referirse a un momento histórico es una forma de referirse a la actualidad. El teatro siempre es presente. Y la antinomia en los argentinos son fundacionales. Acá se trata de unitarios y federales, pero podemos hablar de radicales y conservadores, de peronistas y gorilas. La grieta siempre existió. En muy pocos momentos el campo popular tuvo un avance. Los dueños de la Patria, entre comillas, han tratado de manipular nuestros destinos”.
Todas las Rayuelas y Los sirvientes
Por otra parte, Bazzalo hizo referencia a “Todas las Rayuelas”, que se reestrenará el 23 de Junio en el Multiteatro. “Estamos preparando la vuelta en cooperativa Nos gusta hacer la obra, al público le gustó y creemos que vale la pena continuarla, pero, a veces, los costos de producción son muy altos”.
“Es un espectáculo que me identifica, que amo y que genera mucha adhesión. Creo que es particular para el teatro comercial. Se refiere al pasado reciente. Habla de las secuelas de la dictadura. Es una comedia sencilla, simple, pero muy encantadora. Es más infrecuente. Generalmente el teatro comercial tiene a la comedia muy reidera”, confesó.
A su vez, el director remarcó que “Los sirvientes” de Adriana Tursi le interesó “porque cuenta, desde un punto de vista ficcional, la historia de los sirvientes en la residencia presidencial entre la muerte de Perón y el golpe de Estado de 1976”.
Finalmente, Andrés Bazzalo aseguró que “hay un posicionamiento ideológico”. “En los tres casos me interesa la gente, lo humano. Intento ponerme en el lugar de cada uno de los personajes tratando de justificar sus acciones, sean buenos o reprobables. para comprender la complejidad de la existencia y de la organización social. Busco generar una reflexión sobre nosotros en este particular momento histórico. Estas tres obras están dentro de la perspectiva de un público que quiere encontrarse con espacios de reflexión y emotivos”.
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