Adriana Funaro, activista del cannabis medicinal que se encuentra detenida con prisión domiciliaria, fue entrevistada en Feos, Sucios y Malas para hablar sobre la criminalización del cultivo y el consumo de cannabis con fines medicinales.
“La denuncia fue de un vecino. Él ya me había avisado que lo iba hacer. No es la primera vez que cultivo, hace años que vivo con mis plantas. Cuando empecé fui a su casa para avisarle, hasta le di aceite a su esposa. Bajo una injusta ley me denunció sabiendo que no sólo me iba a perjudicar a mí, sino a varias personas más que estaban realizando tratamientos con esas plantas”, contó Funaro.
“Las plantas que cultivaba eran de forma privada, estaban guardadas para que no afecten a terceros”, explicó sobre el cultivo de cannabis que realizaba en su casa para atender su patología y la de su nieta. Cuando el 20 de febrero pasado llegó a su casa la Policía de Drogas Ilícitas de Esteban Echeverría. «Entró por la casa de mi vecino, el que me denunció, y saltaron la medianera que compartimos. Me comunicaron el allanamiento y empezaron a romper las hojas. Las hojas estaban en estado vegetativo, porque en esta época no tienen flor”, relató.
“En el momento que rompían las plantas, un policía me dijo ‘siempre que rompemos las hojas se ponen a llorar’. Esto da a entender que no tienen idea para que son usadas. Con esas plantas armamos los tratamientos para tener todo un año de calidad de vida que nos permita realizar nuestras actividades normalmente, por eso nos duele que destruyan las hojas”, marcó.
“No hubo investigación previa. Sabían que no era para comercializar. También estaban enterados de que soy una persona pública. Fue realmente una maldad, que está permitida para todos los que estamos en la misma situación, poniéndonos en riesgo por esta maldita ley”, sostuvo la activista sobre el violento accionar por parte de las fuerzas públicas.
“Se llevaron hasta las jeringas que las usaba para tomar el aceite, ya que tengo una artrosis genética en las dos rodillas. Tendría que usar prótesis porque tengo los huesos encimados. El dolor es intenso, no te deja pisar, a todo esto se le suma que la medicación que tendría que tomar me rompe el estómago. Es por eso que ahora me encuentro con una úlcera que se va deteriorando”, dijo. “La medicina de cannabis me deja tener una calidad de vida normal, poder trabajar estar con mis nietos”, agregó.
Luego explicó la búsqueda realizada para identificar qué tipo de planta era efectiva para su tratamiento: “Hace 7 años que vengo cultivando. Extraigo todos los tricomas que están en la flor que produce el cannabis. Y eso se hace después de cortar la flor. Se reduce a solamente el tricoma puro, que luego será un aceite oscuro y eso se puede tomar por boca o disolver en aceite de oliva”. “El sistema cannabinoide que contiene a la planta, es muy similar al que tenemos en nuestro cuerpo y ahí se produce una reacción medicinal. Cada cannabinoide tiene un principio activo para cada particularidad o dolencias. Hace dos años que me pude establecer en cuanto a la variedad de cannabis según mi dolor. Las plantas que rompieron fue esa búsqueda”, detalló Funaro.
“Cuando ellos secuestraron el aceite, mi doctora pidió la devolución del mismo y de mi libertad porque no tiene sostén toda la causa. Fue probado que era para uso privado. También hubo un hecho de corrupción porque cuando fueron mis compañeros a la comisaría no les tomaron las denuncias. Fue una situación extraña”, resaltó sobre el accionar policial.
La activista se refirió además a la enfermedad de su nieta adoptiva. “Delfina cuando tenía 2 años, tenía más de 20 convulsiones por día. No podía moverse ni sonreír. Cuando la conocí, tenía una sepa de los cultivos en mi casa, que cuando lo tomaba dejaba de convulsionar. Por este motivo dejó de tomar una medicina que era muy fuerte y empezó a sonreír. Las plantas de ella fueron rotas. Si Delfina tiene una sola convulsión es culpa de todo lo que ocurrió, que hace cualquier sinvergüenza haga lo que quiera”, repasó.
“El autocultivo y el cambio de la ley es urgente para todos porque estamos sometidos a un sistema de salud que no da respuesta, cuando el cannabis sí da resultado. No puede ser que un chico más no sonría por una ley injusta”, finalizó.
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