Georgina Orellano, secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR), dialogó en Desde el Barrio sobre el XXXI Encuentro Nacional de Mujeres, que se llevará a cabo en la ciudad de Rosario, y aseguró que “desde el sector de las trabajadoras sexuales hay muchas expectativas”.
“Hemos recuperado un taller que se disolvió en el 2010. Lo hicimos mediante un pedido con una carta pública y con firmas de otros sectores de mujeres, de organizaciones sociales y de referentes de la academia”, destacó Orellano. Y agregó: “Queríamos que nos respeten nuestra identidad autopercibida como trabajadoras y nos den la posibilidad de discutir una agenda donde podamos reflejar los problemas que nos atraviesan. Pero también darle la oportunidad de participar a mujeres de otros espacios de la militancia, para que escuchen de nuestras propias voces a lo que nos enfrentamos”.
En comunicación con Carla Pelliza y Mario Sadras, la dirigente de AMMAR explicó que el taller se disolvió cuando dejaron de participar. “Después de que volvimos del Encuentro en Paraná se decidió por mayoría no participar más porque los espacios de discusión eran muy violentos y el debate giraba en torno a si la decisión de ejercer el trabajo sexual era legítima o no. Estábamos un día y medio con sectores que se oponían a la reglamentación y que sostenían que la prostitución no podía ser considerada un trabajo porque era una violencia hacia las mujeres (…) En el 2014 decidimos regresar. Sobre todo porque en el 2013 nosotras presentamos un proyecto de ley que buscaba regular el trabajo sexual y que generó muchas tensiones».
«Entonces faltaban voces nuestras para poder clarificar un poco qué era lo que estábamos pidiendo y qué le exigíamos al Estado. Pero, cuando regresamos nos encontramos con que el único taller que había para abordar nuestra perspectiva laboral era el de Mujeres en Situación de Prostitución, que, claramente, tenía una línea abolicionista con respecto a nuestro trabajo. Por eso, el año pasado como conclusión exigimos la apertura del taller”, precisó.
Finalmente, Georgina Orellano hizo referencia al proyecto de ley impulsado por la Legislatura Porteña que prohíbe el funcionamiento de whiskerías y manifestó que “no solo discrimina a la mujer” sino que también “equipara a la trata con el trabajo sexual”. “No va a combatir la problemática, sino que va a otorgar mayor persecución y criminalización a nuestro trabajo (…) Se hablaba como de devolvernos a nosotras la dignidad, pero nada vino a preguntarnos a nosotras que era lo que realmente queríamos”.
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