En el contexto de un fuerte conflicto por el financiamiento de la universidad pública, detonante de la masiva marcha de estudiantes y docentes en varios puntos del país el 12 de mayo pasado, Facundo Ríos (Presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho de la UBA y militante de la agrupación radical Franja Morada), Julián Di Lorenzo (Presidente de la Federación Universitaria de Lanús) y Alejandra Uran (estudiante de la Universidad Arturo Jauretche de Florencio Varela y militante de la UES peronista), conversaron y debatieron en Punto de partida acerca del tema.
Al caracterizar de manera general el problema los tres entrevistados sostuvieron puntos de acuerdo. Ríos afirmó que «a pesar de las diferencias que tienen han marchado juntas la Federación Universitaria Argentina (FUA) y la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), y eso ha llevado tras de sí, a la par, a muchos estudiantes y a la gran masa estudiantil de la Capital Federal y de la metrópoli en general». Di Lorenzi destacó que la marcha del 12 «fue muy importante para las universidades del conurbano porque como tales nos pudimos encolumnar en una gran marcha» y que «muchos estudiantes que no militan también participaron de la movilización. En el conurbano lo estamos viviendo de forma dramática porque el presupuesto afecta insumos y servicios, por eso mucha gente que antes no participaba ahora se está acercando a los espacios de lucha.» Uran por su parte destacó que «se pudo ver la madurez del movimiento universitario por haberse movilizado en conjunto dejando de lado las diferencias de los espacios políticos y poniendo en primer lugar la defensa de los derechos de los estudiantes.»
Dos cuestiones fueron objeto de debate y de posiciones encontradas. Por un lado los móviles de algunas agrupaciones estudiantiles para sumarse a la protesta y por otro el carácter de las universidades del conurbano bonaerense.
Respecto a lo primero Ríos opinó que «tiene que ver con el cambio de gobierno y con que algunos actores políticos quieren aprovechar la situación política para salir a protestar. En particular la FUBA, conducida ilegítimamente por el Partido Obrero y la Mella, que no se movilizó durante los doce años del gobierno kirchnerista.» Di Lorenzi contestó que «para las universidades del conurbano esos doce años fueron de crecimiento. Incluso se inauguraron algunas en distritos donde no había ninguna. Con la situación actual que convierte un sistema inclusivo en exclusivo es normal que un pueblo consciente salga a la calle a protestar y defenderse, sin que se trate de un aprovechamiento político de ningún partido.»
En cuanto a las universidades del conurbano Ríos sostuvo que «no son lo mismo los presupuestos de la UBA y los de las nuevas universidades del conurbano. Éstas tienen un mismo color político de punta a punta y se organizaron prácticamente para hacer campaña política, sin desmerecer que sea importante que existan universidades en esos espacios, y sus presupuestos se usan para que haya propaganda política en publicaciones institucionales. En cambio la UBA usa el 93% de su partida en sueldos docentes y no docentes, y el resto para mantenimiento. Incluso con un presupuesto que no era bueno como el de 2015.» En la réplica Di Lorenzi afirmó que «semejante planteo reproduce, incluso sin proponérselo, la idea de que las universidades del conurbano son nidos de punteros peronistas«, y que «la lógica de las universidades del conurbano pasa por la excelencia académica pasa por brindar carreras no tradicionales vinculadas a la comunidad como tecnicaturas ferroviarias o enfermería, y por ser inclusivas con los barrios donde se encuentran ubicadas.»
Por último, al momento de redondear la conversación hubo coincidencia entre los tres invitados acerca de la necesidad de defender a la universidad pública como mecanismo de movilidad social accesible a toda la población, de contar con tarifas diferenciadas de servicios de agua y luz para las universidades, y de que la lucha universitaria no está aislada de la discusión de un modelo de país determinado.
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