diciembre 21, 2024

Jorge Calzoni: “Que cualquiera tenga la oportunidad de poder estudiar”

Jorge Calzoni: “Que cualquiera tenga la oportunidad de poder estudiar”

En pleno mes de enero el ingeniero Jorge Calzoni, Rector de la Universidad Nacional de Avellaneda y presidente del Consejo Interuniversitario Nacional no se toma descanso. Piensa, reflexiona, recuerda, hace balances, pero proyecta hacia el futuro lo que es su pasión incansable, la UNDAV, a cinco años de su puesta en funcionamiento.

La relación teoría-práctica está en el centro de su pensamiento, de una proyección que cree que siempre es colectiva. Además de concretar el sueño de una universidad pública en el territorio en el que nació, lo desvelan la inclusión de los estudiantes en los estudios universitarios, la formación académica actualizada que traduce como la producción de conocimientos y saberes en íntima relación con las necesidades y demandas de Argentina y América Latina en el inicio del siglo XXI.

Razones y pasiones de un proyecto de ser Universidad que sólo ahora comienzan a ser concretados. También, en su condición de presidente del CIN, Calzoni analiza los desafíos de la Universidad Pública en un nuevo contexto político.

Reproducimos a continuación la entrevista al Rector de la UNDAV que le realizaron Alicia Lado y Ariel Weinman en el programa Panorama Federal de Radio Gráfica FM 89.3, el viernes 18 de enero de 2016 en los estudios de la emisora. La transcripción que presentamos conserva los rasgos de oralidad propios de un reportaje radial. Sólo se han introducido algunos cambios estilísticos necesarios para adecuar el registro oral al escrito permitiendo una lectura fluida del texto.

Ariel Weinman: Desde Radio Gráfica hemos construido un vínculo con la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV). creada en el año 2009, con el inicio de su actividad académica a partir de 2011, que parte de la pertenencia a un mismo territorio, somos parte de la misma región, tenemos una identidad común y hasta nacimos en la misma época. Todo el tiempo se hace balance, pero han pasado cinco años… Si mirás un poco hacia atrás ¿qué deja este lustro de actividad tan intensa en la UNDAV?

Jorge Calzoni: Parece una eternidad, pero son sólo cinco años y cuando miramos los inicios, uno soñaba en papeles lo que podía ser un proyecto institucional de la Universidad. Verlo concretado siempre es muy emocionante. Yo recuerdo, tengo imágenes del pasado, esa imagen del día previo a empezar las clases, cuando todos los secretarios, los que íbamos a ser autoridades de la Universidad estábamos limpiando y ordenando para que los chicos vinieran al primer día de clases.

A los pocos días del inicio formal del ciclo lectivo la visita de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Para nosotros era un lujo que la presidenta de la nación viniera a inaugurar ese primer ciclo. Era realmente muy significativo, un gesto que involucraba claramente cuál era la percepción de lo que se tenía y lo que se pretendía de la educación superior en la Argentina. Que no era más un privilegio, sino un derecho, y ese derecho se podía ver plasmado en nuestra Universidad como en las otras que se fueron creando y que se fueron sumando.

Sí, imágenes emotivas, las de la primera colación de grados en la mitad del año pasado, la segunda en diciembre de 2015, donde uno podía percibir en esos estudiantes un signo muy importante: una cantidad enorme de egresados es primera generación de universitarios en sus familias. Es un signo de la época. Creo que esto representa una manera de mirar el país, de mirar la Región, el vínculo que ha tenido la Universidad con el resto de las instituciones académicas del continente. En primer lugar, pensar una universidad por provincia para lograr que todos los argentinos, independientemente de lugar donde vivieran, pudieran acceder a la universidad. Porque los derechos se tratan no solamente de la oportunidad, si no se puede, la oportunidad no existe. Tiene que haber algo más que la oportunidad y hubo herramientas del gobierno para que eso se pueda llevar adelante.

Poder pensar universidades que complementen la propuesta académica de cada una de las zonas. En el caso de Avellaneda es un lugar intermedio entre La Plata y Buenos Aires, con la posibilidad de que haya Carreras que los chicos de este Municipio no podían cursar. Yo digo siempre, la carrera de Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires (UBA), para un chico de Avellaneda implicaba mínimo una o dos horas de viaje y viajar a La Plata lo mismo, con un costo muy grande y con horarios difíciles de acceder. Los estudiantes que podían iban a una universidad privada y los que no podían, no iban.

AW: En la UNDAV, como en cualquier Universidad, se dictan clases, hay diversas Carreras, se desarrolla investigación, convoca a estudiantes de todas las edades, pero esta casa de estudios tiene una impronta territorial importante ¿Por qué ese despliegue?

JC: En primer lugar, la edad promedio de los estudiantes de la UNDAV es mucho más alta que en el resto de las Universidades. Esto tiene que ver con que mucha gente que en su momento no pudo estudiar ahora puede asumir el desafío de poder hacerlo. Cuando hablamos de inclusión hablamos de eso: que cualquiera pueda tener la chance de poder estudiar, después dependerá de su propio esfuerzo.

En segundo término, nosotros nos formulamos una cantidad de cuestiones que siempre soñamos. El hecho de la curricularización de la extensión universitaria que se ve constatado en el Trabajo Social Comunitario (TSC), que es una impronta que tiene la Universidad muy importante: la posibilidad de trabajar con las distintas temáticas barriales, en distintos sectores de la región, porque no sólo es en Avellaneda, también en Barracas, La Boca, Pompeya, Lomas de Zamora, Lanús, Dock Sud. Una cantidad de proyectos que vamos desarrollando, donde se involucra la sociedad civil, los partidos políticos, los gremios, las sociedades de fomento, los clubes. Todo el mundo está involucrado en participar en proyectos junto con la Universidad, que a su vez son obligatorios para cursar.

Todos los años está la posibilidad de cursar el TSC: un primer año que es teórico y después un trabajo de campo. Lo que planteamos es que ideológicamente nos desafía a no formar sólo profesionales en un marco teórico, sino también vinculados fuertemente a lo territorial. Porque si no se olvida de dónde venimos, algunos pueden olvidarse y empiezan a pensar como aquellos a los que precisamente nunca les preocupó que la Universidad se interesara por el territorio. De alguna manera, nos parece que ese vínculo está involucrado con el TSC, como infinidad de tareas que tenemos. Lo que sí es que está todo integralmente pensado: lo académico, la extensión, la investigación, la transferencia; que es un término mal usado en los ’90, como una cuestión de servicio público. Nosotros no lo pensamos así, sino como ese intercambio que existe con la comunidad, con la sociedad, en cuanto que aprendemos como enseñamos. Las dos cosas. Todo lo que se genera en la Universidad a su vez tiene que transferirse. A la gestión también le damos un peso importante. La Universidad no es sólo de los universitarios, es de toda la sociedad. Por eso tenemos un Consejo Social que participa activamente con voz y voto en nuestro Consejo Superior.

Alicia Lado: En relación al trabajo de campo que la Universidad viene desarrollando desde que se puso en marcha, ¿cómo se hizo el trabajo previo para proyectar las Carreras, cómo se fundamentaron en el inicio y la incorporación de otras que se sumaron después?

JC: La Undav no nace en el año 2009, sino que se comienza a trabajar mucho antes. Mucha gente trabajó para tener la Universidad. Incluso el proyecto de ley que se presenta en las Cámaras de Diputados y Senadores lo elaboramos un grupo de gente que hoy casi todos formamos parte de la gestión.

AW: Sabemos que durante la cursada de TSC, los estudiantes pudieron conversar con Hugo Caruso (Secretario de Cultura de Avellaneda), quien les relató que el proyecto de crear una Universidad Pública en Avellaneda es bastante anterior, del año 1994.

JC: El primer proyecto que presenta Caruso con el intendente de entonces era transformar los Institutos en una Universidad, un poco lo que fue el IUNA (Instituto Universitario Nacional del Arte). Entonces, el Ministerio de Educación en esa época le planteó que el IUNA era instituto de Arte, no una Universidad. Pasaron muchos años y en una reunión cuando se discutió este tema, se consideró que una universidad debía tener distintas disciplinas y, en ese marco, se plantearon otros ejes como Medio Ambiente, Producción y Trabajo. Los ejes que después tuvimos dentro de la Universidad. En realidad, con este último proyecto se vino trabajando desde el año 2006, se trabajó fuertemente, después se discutió. Cuando nos nombran para ser autoridades de la UNDAV, allá por el año 2010, teníamos esa base trabajo, así que no empezamos de cero.

Para la elección de las Carreras había varios análisis: uno fue resultado de las entrevistas a los estudiantes de los últimos años de la escuela secundaria de la Región, para saber cuáles eran sus elecciones. Nos parecía importante la opinión de los pibes: el 23% quería Ingeniería en Informática. Por eso dictamos esa Carrera. Después tuvo que ver con la impronta de la zona. Si uno mira los ejes de ésta hay muchos clubes, el tema deportivo, la actividad física. Ese fue un eje. El otro, la producción y el trabajo, muy de esta zona, del conurbano, el sur de la Ciudad. También el eje del medio ambiente, estamos frente al Riachuelo. Nos parecía un eje importantísimo. Aparecen dos ejes transversales como el de salud; Avellaneda tiene cuatro hospitales. El otro como Ciencias Sociales después fue transformado porque el periodismo cumple un rol importante. Tenemos en la zona el despliegue de una cantidad de cuestiones culturales y artísticas de primer orden. La matriz original de la Universidad después se fue consolidando.

A partir de ahí fuimos armando la Universidad con un criterio departamental, estudiando de otras instituciones académicas. Nos parecía mucho más adecuado a este tiempo. Nosotros decimos que somos parte de las Universidades del Bicentenario, porque tiene esta lógica de pensar, en este tiempo, con Universidades que vienen desde hace muchos años. El sistema universitario viene desde Córdoba con más de 400 años, la Universidad de Buenos Aires está por cumplir 200 años, las dos son muy prestigiosas. Y Universidades muy recientes, que todavía algunas ni siquiera iniciaron las clases. En ese esquema, es importante estudiar la historia de las Universidades argentinas y, a su vez, darle una impronta nueva. La extensión universitaria es una vieja discusión. Yo fui Secretario de Extensión, también Secretario Académico y es una vieja discusión donde siempre costó desarrollarla. Son como mundos distintos, pero nosotros dijimos “tenemos que agruparla, llevarla adelante”.

AL: Avellaneda, históricamente, tiene una tradición fabril ¿ahora tiene esa tradición, ha cambiado ese perfil?

JC: Avellaneda cambia con la dictadura de 1976, se pierden alrededor de 70 mil puestos de trabajo industriales. Recién se recuperaron poco más de 60 mil puestos en el año 2015. Estamos en la realidad industrial de los años ’70. Esta es la realidad. También cambió la lógica empresaria en este tiempo de la que era en el siglo XX. Cuando nos planteamos el Departamento de Producción y Trabajo imaginamos pensar ese cambio. Una Carrera que nació con esa impronta fue la Tecnicatura en Diseño de Marcas y Envases, porque las grandes empresas tienen oficinas de marketing, de packaging, pero las pymes (pequeñas y mediana empresas) no. Pensamos desde la Universidad que podíamos ayudar en estos temas. Si se piensa en exportar y no se trabaja el tema de packaging es difícil. Lo pensamos, en principio, en la industria alimentaria, pero lo hicimos extensivo a distintos tipos de industrias. De hecho algunos de nuestros estudiantes están haciendo algunas pasantías y trabajos en algunas empresas con estos temas. Una de las dificultades en la exportación tiene que ver con darle valor agregado a la exportación primaria y el packaging es uno de ellos.

AW: Una de las cosas que se escuchan y se leen como preocupación es “que con estos estudiantes que ingresan a la Universidad Pública  ‘no se puede’, con la escuela secundaria que se tiene difícilmente los estudiantes puedan acceder, permanecer y graduarse en una Universidad Pública”. Por otro lado, hay investigaciones que están focalizando en el acceso y en las deserciones, que plantean la necesidad de articular el trabajo entre los distintos niveles educativos, entre el sistema de enseñanza media y el universitario…

JC: El primer análisis empieza en ver desde dónde venimos: la escuela secundaria es obligatoria a partir del año 2005. Argentina tiene una vieja tradición educativa. La ley 1420 (1884) logró que la escuela primaria fuera obligatoria en el siglo XIX. La realidad es que la secundaria es obligatoria recién en el siglo XXI. Muchos jóvenes que no estaban en el colegio hoy están. El primer problema que veíamos en la escuela secundaria es la escolarización primaria, porque no estaban en el colegio. Nunca nos planeamos esa discusión de echarle la culpa a otro nivel educativo. Nos parece que la educación es integral y de toda la vida: uno nunca deja de aprender y de enseñar. Eso es permanente. Es fácil sacarse el lazo de encima y echarle la culpa a otro nivel. Me parece que falta mucho, hay que trabajar mucho en este sentido. Hay inquietud de integrar más el sistema.

Tenemos una experiencia piloto con 29 escuelas, donde en el último año del secundario trabajamos con ellos para el acceso directo a la Universidad. Hay un Curso de nivelación en el Ingreso que tiene el objetivo de poner en un pie de igualdad a todos los chicos que acceden a la UNDAV, independientemente del colegio del que vengan. En el primer año de la Universidad casi el 78% de los estudiantes procedían de escuelas públicas y un 22% de escuelas privadas. Eso se revirtió: hoy casi el 60% de los ingresantes estudiaron en escuelas privadas y el 40% en instituciones públicas. Hay más escuelas privadas que públicas. Puede no gustarnos, pero esta es la realidad. Es lo que tenemos en el sistema educativo de la Región. Tiene que ver con las políticas educativas que se llevaron adelante en los ’90, que no sucedió en la Ciudad de Buenos Aires. Allí se mantuvo la escuela técnica que en la Provincia no sucedió. Este tipo de problemas en carreras como las Ingenierías tiene su problemática.

Es un desafío que tenemos: integrar a los distintos niveles educativos no es una excusa para que las Universidades no se hagan responsables de poder llevar adelante este proceso. A veces, el debate en los Foros parecería ser “inclusión versus calidad”. Para mí eso no existe. No hay inclusión sin calidad. Es imposible: si no sabés resolver una ecuación no vas a poder aprobar Matemáticas. Tiene que haber estrategias para aprender a resolver esa ecuación y para qué sirve.

En lo académico abordamos un concepto que está vinculado con Pablo Freire, que es construir el conocimiento. En esto creímos toda la vida y lo llevamos adelante. El conocimiento se construye en el aula a partir de un problema. Mucha gente me dice “aprendí matemáticas más con Paenza (Adrián)”, y él no te enseña matemáticas, sino lógica. La hizo más asequible. Lo que logra es eso: construir el conocimiento. Cuando Paenza te explica que una tapa de un desagüe pluvial es redonda porque queda en dos puntos, se aprende mucho más fácil que ver toda la ecuación de un círculo y cómo resolverla, que es larguísima. Tiene que ver cómo se construye un conocimiento, a partir de un problema se ve cuál es la teoría para resolverlo y viceversa. Si no a veces se estudiaba la teoría y eso no se podía resolver. Creo que todavía falta mucho en la formación docente, pero vamos en camino de que se resuelva.

AW: Vos señalabas hace algunos años que la confianza y el prestigio de una Universidad se expresan en los graduados. La UNDAV ya ha tenido dos colaciones de grado, entonces ¿cómo evaluás el proceso?

JC: Sigo pensando lo mismo, la impronta se la hemos dado todos los que iniciamos la Universidad, los docentes, pero la identidad definitiva se la van a dar los graduados. Con el tiempo se va a medir su calidad, su inserción laboral, social, política, cultural. Tenemos excelentes graduados. Me siente orgulloso y satisfecho. Estamos con algunos desafíos: que los graduados no se vayan de la Universidad. En el cambio del último Estatuto se aprobó la incorporación de los graduados en el Consejo Superior. A partir del año 2018 tendremos las primeras elecciones y en ese año, precisamente, para que todas las Carreras tengan graduados y no ser parciales en ese sentido. La opinión de ellos es importante porque ya no cursan en la Universidad.

Está el estudiante, el docente, el no docente y queremos que también esté el graduado, a partir de actualizaciones profesionales, de actividades de extensión universitaria. Queremos que nos vayan posicionando y ayudar, incluso, a mejorar los diseños curriculares. Cuando se recibe un enfermero y va a trabajar a un hospital o a una clínica y ve cosas que no vio en su formación, sería bueno que podamos receptar esa experiencia y corregir los diseños curriculares. Es decir, tener una actualización permanente. Por un lado, actualización profesional; por el otro, de los diseños curriculares. Tenemos como institución la obligación de revisarlos cada cinco años. Si no pasa como en unas universidades más clásicas, donde los diseños no se cambian nunca: hay carreras de Ingeniería Eléctrica que están pensadas para SEGBA, que hace veinte años que no está. Podemos discutir si está bien o mal, pero en realidad la energía no pasa por la generación y la transmisión de subestaciones como en ese momento. Entonces, tenemos que pensar en energías alternativas. ¿Por qué no se hace? Porque terminan siendo corporativas las miradas disciplinares y eso es lo que tenemos que evitar. Creo que los graduados en eso pueden jugar un rol importante, porque si no los docentes tenderemos a quedarnos siempre en el mismo lugar.

AL: Sobre el perfil de los estudiantes migrantes, el hecho de su incorporación en la nuevas Universidades ¿cómo es la formación que reciben? Además, ¿se quiern quedar en la Argentina buscando trabajo o se quiere volver a su tierra natal?

JC: Hay todo tipo de estudiantes, incluso tienen una agrupación donde intercambian comidas y culturas. Todo el tiempo hablo con ellos. Algunos vienen a estudiar y quedarse; otros llegan por distintas situaciones, colombianos, peruanos, uruguayos, paraguayos, de Brasil. Hay una estudiante de San Pablo que cursa periodismo y yo le pregunté: “¿por qué se te ocurrió venir a estudiar acá?”, y me dice “estudiar en Brasil es carísimo. Es imposible para las familias”. Valoran mucho la gratuidad de la enseñanza, que paro nosotros es un valor “infernal”, de mucha calidad y gratuita. Ella pensaba ir a la UBA, pero estuvo investigando y decidió estudiar en la UNDAV. Está el tema de idiomas, porque hay muchos chicos haitianos que hablan francés; les costó mucho el idioma, fracasaban al principio por ese tema. Eso nos lleva a pensar otras estrategias que incluyen el tema de idiomas, o también una experiencia que estamos analizando ahora que se llama ENLACES, Espacio Latinoamericano de Educación Superior.

Como integrante del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) estamos impulsando una experiencia en 10 universidades de toda la Región, desde Cuba hasta Argentina. Queremos corregir el tema de que un chico estudia en un lugar y cuando se traslada a otro no le sirve de nada y tiene que empezar todo de vuelta. Entonces, tener reconocimiento de títulos por lo menos en diez universidades y con determinadas Carreras. De alguna manera, reflejar lo que es el proceso Bologna acá. Con la diversidad y heterogeneidad que tiene América Latina. En este sentido, hay una Universidad grande como la Católica de Perú, de mucho prestigio, y una muy pequeña que es la UNDAV. Formar parte de esto es muy bueno. Tiene que ver con que los estudiantes puedan tener movilidad docente-estudiantil, no porque haya un convenio o un acuerdo porque se llevan bien los Rectores. Sino porque sea un derecho de los estudiantes. Lo que es difícil lograr en la propia Argentina, lo queremos en América Latina.

Hace muy poco, en agosto de 2015 se aprobó la doble titulación de un título en nuestro país. Se podía hacer una doble titulación con una universidad extranjera en posgrado, pero en las carreras de grado no se podía hacer, incluso entre universidades argentinas. Recién en agosto del año pasado se aprobó. Fijate lo lejos que estamos todavía…

AW: Abordar estos temas nos pone en la necesidad de pensarnos latinoamericanos, de abordarlos con esa identidad común. Al mismo tiempo, al entrar en diálogo con la experiencia de otros países nos evidencian de ciertas zonceras que tenemos, de no apreciar el sistema público de enseñanza, por ejemplo. Las realidades de los otros países se ponen a contraluz.

JC: En Chile recién ahora ha logrado y tienen que adherir, creo, 19 Universidades, a la gratuidad de la enseñanza en las instituciones académicas. Me decía el Rector de la Universidad Nacional de La Plata que hace dos años había 1000 estudiantes chilenos. Está la cuestión Nuestroamericana de pensar en nuestra latitud, no pensar mirando siempre el modelo norteamericano,  o el europeo, sino aprendiendo de todos buscar nuestra propia identidad. La Universidad argentina lo tiene y somos mirados con mucho respeto en toda la Región e internacionalmente. Hace poco estuve con los presidentes de las universidades alemanas y francesas en el intercambio que tenemos. Porque hemos decidido que los intercambios se hagan entre los Consejos de Rectores para que todo el mundo pueda hacerlo; es mucho más abierto y democrático, lo que implicó que ellos nos planteen que hay poco intercambio. A ellos les interesa porque saben de nuestra potencialidad, la capacidad de nuestros estudiantes.

La industria nuclear en Brasil comenzó con una mayoría de argentinos, que fueron formados acá en un Instituto de primer nivel como el Balseiro, en universidades públicas. Nos da un enorme desarrollo. Por suerte algo cambió en el último tiempo. El instituto Balseiro tenía de cada 10 estudiantes de Energía Nuclear, 8 extranjeros y 2 argentinos. Tiene que ver con pensar el desarrollo y un modelo de país. Porque si tenés un modelo no productivo los chicos no estudian Ingeniería. Hay que estimular el aliento a determinadas carreras que el país requiere, como las investigaciones en determinadas líneas estratégicas: el tema satelital o el tema medios. Nos han convocado de muchos países para hablar de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que es un ejemplo para América Latina, de pluralidad de voces, que hoy está cuestionada pero que es una impronta de este tiempo que tuvo la Argentina. En la formación de las carreras de Periodismo está muy latente, se discute y hay quienes pueden no estar de acuerdo, lo que es muy bueno porque realza esa pluralidad de voces de poderlo debatir en ese marco.

AW: El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) emitió en abril de 2015 un documento muy importante. Dice ahí que “defendemos la idea de que la Universidad debe pensarse en función de un proyecto de país y definirse como parte de los instrumentos con los que cuenta el Estado para articular las demandas sociales, económicas y tecnológicas del pueblo con los saberes socialmente compartidos que se construyen en la Universidad. ¿Cómo se resignifica esta definición en un contexto donde hay un gobierno neoliberal electo por la mayoría de la ciudadanía, donde los liberales no han apostado a la universidad pública?

JC: El Documento fue aprobado por unanimidad por el conjunto de los Rectores, independientemente de la identidad política. Contempla algunas definiciones de raíz muy fuerte. La historia de la universidad argentina es muy rica. La Reforma del ’18, hace casi un siglo, generó un impacto en toda la Región. Córdoba fue una llama con respecto a lo que fue la autonomía universitaria. El concepto de “autonomía” hay que revisarlo.

Durante la dictadura (1976-1983) todas las universidades se aferraron al concepto de “autonomía” porque era con respecto a un estado terrorista. En la media que hay un estado democrático ese concepto hay que revisarlo. La Universidad no es autónoma del Estado, sino del mercado, porque éste quiere imponer carreras que demanda en lo inmediato y la universidad no es una cuestión inmediata, requiere un tiempo, un proceso de formación que tiene que prestar atención al mercado, pero no puede estar regido por él. Entran a jugar las visiones del Estado y del mercado. La derecha tiende a ser más pro-mercado y la izquierda más pro-estado. La reunión que tuvimos con el ministro Bullrich (Esteban) junto con el Vicepresidente del CIN, aquél nos aseguró que van a continuar la misma línea de trabajo en las universidades. Confiamos que sea así. Me preocupa la macroeconomía, porque si se baja el Producto Bruto Interno, como la educación tiene como presupuesto de ese PBI, va a bajar el presupuesto educativo. En este tiempo, hubo una transferencia de recursos a los sectores más concentrados de la economía. Eso nos va a generar una dificultad.

La otra cuestión que de alguna manera en el Documento queda explícita, es que cuando se intentó ajustar, siempre el primer “manotazo de ahogado” son las universidades. Se recuerda a López Murphy en medio de una crisis de la Alianza (1999-2001) y lo primero que planteó fue reducir el presupuesto, que ya era escaso, de las universidades. Duró dos semanas en el gobierno, porque su propio partido no lo sostenía. Va a ser un desafío. El Documento refleja un posicionamiento histórico que tiene que ver con ese tiempo de la Reforma de 1918, con la gratuidad de la enseñanza universitaria del Primer Peronismo que posibilitó el acceso a la universidad, que seguía siendo elitista, a una franja más amplia de la población.

Con los 33 años de democracia, donde al principio hubo un proceso de reacomodamiento. A partir de 2010 aparecen unos fenómenos muy interesantes: primero, que nos vemos como sistema, no son las universidades autonómicas que cada una se defiende a sí misma. Es un buen signo de la época. Segundo, que en el Bicentenario aparece un primer Documento que expresaban estos temas, que se profundiza en el del año pasado, donde fijamos posición previa a las elecciones en diferentes temas como Ciencia y Tecnología.

Siempre lo sostuve: no puede pensarse un proyecto de  Universidad desatado de un proyecto de país. La visión que se tiene de un país va a llevarla a la que se tiene de lo educativo. En los ’90 era docente de Ingeniería y los pibes no tenían perspectivas. Parecía que era “manejar el taxi”. Hoy, en estos últimos años, no alcanzaban los ingenieros. Esto muestra dos perspectivas muy distintas. Ahora la formación de la universidad ¿debía ser distinta? No, era la misma, por supuesto con la evolución tecnológica; pero tiene que ver cómo se forma a un estudiante, que le tenías que explicar cómo era una obra porque no la veía, a uno que hoy está en la obra y es mucho más fácil pensar otras cosas.

AW: Algo que quieras decir y no te preguntamos…

JC: Agradecerles la invitación y felicitarlos por los diez años de Radio Gráfica. Tienen una tarea enorme en este tiempo que se viene, porque mantener voces plurales en un esquema que parece distinto. Lo que pasó con Víctor Hugo (Morales), con la AFSCA nos preocupa. Si algo se defendió en todas las Universidades fue la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual porque nos otorgaba pluralidad de voces. Todas las universidades tenemos radios y señales de tv y ojalá que eso se pueda sostener. Aspiro que no se deje de lado esta política porque no es una política partidaria, sino para el territorio y la población, sobre todo en los lugares más alejados del país que necesitan tener distintas voces en sus lugares y reflejar lo que pasa día a día en la Universidad, el territorio, los Trabajos Sociales Comunitarios que requieren que lo que pasa se comunique y si no tenemos los mecanismos y los medios va a ser muy difícil. Agradecerles la invitación.

 

AW/CP/RG

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