Por Erika Eliana Cabezas *
Lola le cuenta a su amigo Toto que estuvo en Los Toldos con su familia y que escuchó tantos relatos sobre Evita que decidió construir una Evitácora. Una increíble máquina que muestra la vida y obra de quien supo ser la abanderada de los humildes. Un recorrido que empieza desde la infancia, para luego atravesar su trayectoria como actriz y desembocar en la jefa espiritual.
Evitácora de Ana Alvarado y dirigida por Caro Ruy y Javier Swedzky es una obra que se propone despertar la curiosidad en los más pequeños para que conozcan la historia de una de las mujeres más importantes que tuvo la Argentina. Un juego entre pasado y presente con títeres, objetos y sombras de por medio permiten repensar cómo fue que Eva Duarte se convirtió en Evita.
El corazón del artefacto es una máquina de coser. El cuerpo, un montón de cajas de colores apiladas que, cada vez que se activan, ponen a funcionar alguna de las estaciones: la niña, la rebelde, la actriz y la política. Sonidos intergalácticos anuncian el comienzo de la acción, carteles que se iluminan indican el camino a seguir: el escenario se transforma.
Las piezas se van moviendo en función a la necesidad del relato. El cambio más abrupto se da con la aparición de la Eva política. Irrumpen la escena la construcción de hospitales, la distribución de comida, juguetes y ropa a las familias de los sectores más vulnerables por medio de la Fundación Eva Perón y el voto femenino. El arriba se desmorona.
Evitácora emociona con sus formas porque con una narración simple, pero cargada de dinamismo, torna accesible la historia de aquella mujer que modificó sustancialmente la vida de los ‘cabecitas negras’, de aquellas personas que habían sido sistemáticamente desoídas y excluidas.
La obra se presenta el sábado 27 y del martes 30 al jueves 1° de agosto, a las 16 horas, en el Caras y Caretas (Sarmiento 2037).
(*) Columnista de Teatro de Abramos la Boca | Radio Gráfica