5 de julio de 2009. Fecha final del Clausura. Huracán y Vélez peleando el título en el José Amalfitani. Jugadas polémicas, un diluvio de granizo, un arbitraje por demás polémico de Gabriel Brazenas, el gol de Vélez sobre la hora y un campeonato que quedó en el recuerdo.
Brazenas jamás volvió a dirigir. La sospecha quedó en el ambiente. Los periodistas Marcelo Benini y Pedro Fermanelli llevaron adelante una exaustiva investigación que plasmaron en el libro La final bastarda.
En diálogo con Carlos Aira en Abrí la Cancha, Benini hizo hincapié en la personalidad de Gabriel Brazenas para comprender todo lo sucedido aquella noche:
«Brazenas tiene una personalidad temperamental y pendenciera. Una forma de ser que deja dudas. Es una persona que distorsiona la realidad. Se jacta de situaciones que no son ciertas. Con rasgos sicológicos complejos que saltaron en el test de ingreso a AFA cuando tenía 21 años»
«Brazenas no rindió bien el test de ingreso. Igualmente, consiguió un medio apto en su perfil psicológico. Quienes conocen la historia recuerdan una amistad con el ex árbitro Juan Carlos Crespi»
«Los árbitros se amoldan a un sistema que premia a amigos del poder. En ese sentido, Brazenas siempre había hecho muy bien los deberes. Por eso, antes de aquella tarde en Liniers, Gabriel Brazenas había dirigido siete definiciones de Promoción, partidos que necesitaban a árbitros que fueran leales al poder«.
«Gabriel Brazenas debutó en 1999 en Primera División y al año siguiente fue propuesto como internacional. Lo curioso es que en toda su carrera jamás dirigió un clásico. Fue un árbitro menor con privilegios. Como aquella tarde que Racing se consagró campeón en 2001. Aquella tarde fue la prueba de fé ante AFA»
«El 99% del mundo del fútbol deseaba que Racing fuera campeón aquella tarde. A nadie importaba si el partido tenía irregularidades. Se buscó apaciguar un clima social denso. La definición Vélez-Huracán se dio entre dos equipos necesitados de triunfo. Los intereses eran otros».
«Para julio de 2009, Brazenas era un ex árbitro. Había estado tres años fuera de las canchas por una delicada intervención quirúrgica. Por alguna razón, Julio Grondona lo quiso a toda costa para éste encuentro. En la semana le aseguró a Carlos Babington, presidente de Huracán, que sería potestad de él la elección del árbitro del encuentro. Para desgracia de Huracán, Babington compró esa garantía«.
«Grondona tendría razones para que Vélez fuera campeón. Por un lado, despreciaba a los dirigentes que habían sido jugadores. Cuestión de piel. No lo quería a Babington ni a Passarella. Sumado que Angel Cappa era la antítesis del perfil Grondona. Es un hombre anti-sistema, que despotricaba contra la organización del fútbol argentino. Grondona no tenía la simpatía que declaraba por Huracán en aquellos días. Los dirigentes compraron que Huracán sería en 2009 lo que fue Racing en 2001, el equipo del pueblo«.
«No descarto que Vélez se haya movido pero los árbitros no necesitan sobornos para responder a ciertos intereses. Es obediencia debida. La meteórica carrera de Brazenas no se entiende si no estás ofreciendo un servicio que no es del todo ético. El ex árbitro Jorge Ferro nos dijo que el sistema apreciaba mucho a Gabriel Brazenas porque lo tuvo en lugares centrales. Brazenas, sin las capacidades mínimas para dirigir, no pudo manejar el desarrollo del encuentro y por eso se estrelló en el césped del Amalfitani y dejó la puerta abierta para la sospecha del arreglo«.
«Luego del partido, Brazenas pasó a ser un problema para AFA. Como lo fueron Guillermo Nimo, Fabián Madorrán o el Sargento Giménez. El libro deja abiertas muchas puertas planteando dudas y certezas. También la hipótesis que cada lector deberá analizar e inclinarse hacia su parecer. No hay pruebas que haya ocurrido una maniobra dolosa, pero si un montón de elementos que permiten suponerlo«
La final Bastarda no está en librerías. Es un proyecto de autogestión. Una modalidad de venta directa www.lafinalbastarda.com.ar y las redes sociales de promoción y venta del proyecto.
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