Por Erika Eliana Cabezas*
Menea para mí de Mariana Cumbi Bustinza es una obra que desborda realidad e invita a la reflexión. A través de la historia de Maxi, un pibe de barrio, problematiza las vivencias de los sectores más vulnerables. La violencia institucional, el consumo problemático, los abusos intrafamiliares, el estigma y la falta de amor se abordan desde la mirada de aquellos jóvenes que son marginados y condenados socialmente.
La cumbia conduce el relato y te sumerge en la narración. “Es la música de los pobres”, dice uno de los personajes mientras su corporalidad está sumergida en un espacio con ropa colgando y basura alrededor. El trabajo musical de Facundo Salas le brinda poética a la propuesta escenográfica de Agustín Leonardo Adesso, que golpea de entrada con su crudeza.
La jerga callejera y el vestuario recrean el estilo de vida que se lleva adelante en los barrios más humildes. Jóvenes que sobreviven a la exclusión y expulsión, y que están bajo la mira de una parte de la sociedad que únicamente busca culpables. La ausencia del Estado y la falta de derechos son ejes temáticos latentes en la obra escrita y dirigida por Mariana Cumbi Bustinza.
La historia es dura. No obstante, está lejos de caer en el pesimismo. La música y las coreografías no sólo dan cuenta de los consumos culturales de los sectores populares sino que también le proporcionan un aire prometedor a una atmósfera cargada de desesperanza.
La obra se presenta los viernes a las 23 en El Extranjero (Valentín Gómez 3378)
(*) Columnista de Teatro de Abramos la Boca | Radio Gráfica