Por Gabriel Fernández *
La Policía Metropolitana londinense apresó este jueves a Julian Assange, cofundador de Wikileaks. Ecuador le había retirado el asilo diplomático. Horas después, Scotland Yard confirmó que la detención tuvo su fundamento en una petición de extradición del Gobierno de los Estados Unidos. «Julian Assange, de 47 años, ha sido arrestado hoy, 11 de abril, a petición de las autoridades de Estados Unidos, a las 10.53 (11.53, hora española) nada más llegar al cuartel de policía de Central London. Se trata de una orden de extradición contemplada en el artículo 73 de la Ley de Extradición. Comparecerá ante la Corte de Magistrados de Westminster tan pronto como sea posible», dijo en un comunicado la Policía. Assange, con la aquiescencia del anterior gobierno ecuatoriano, estaba asilado desde 2012 tras publicar miles de documentos secretos de empresas y gobierno.
La salida del Poder Ejecutivo ecuatoriano de Rafael Correa y el advenimiento del converso Lenin Moreno marcaron el destino de Assange. Anhelante de quedar bien parado ante el poder financiero concentrado, el actual presidente de esa nación latinoamericana entregó al requerido periodista. El Departamento de Justicia de EE UU confirmó este mediodía que la orden de extradición contra Assange es por un delito de «conspiración para infiltrase» en sistemas del Gobierno con información clasificada por el cual podría ser condenado hasta a cinco años de cárcel. Antes, el Ministerio del Interior británico había explicado que la petición de extradición tiene relación con «delitos cibernéticos». Washington ya había intentado, en el año 2010, armar un caso contra el australiano por la difusión de los documentos secretos del Departamento de Estado con la colaboración del ex analista militar de Inteligencia de las Fuerzas Armadas de EE UU, Bradley Manning.
El rol cumplido por Wikileaks fue evaluado en varios artículos publicados en La Señal Medios y en pasajes de nuestro texto Periodismo Violento, editado por Ciccus. Allí explicamos la trascendencia de la labor del albino: reveló al mundo, aprovechando los nuevos soportes tecnológicos, delitos, atropellos y violaciones a las leyes cometidas por las grandes potencias y por empresas radicadas en el hemisferio Norte. Los medios de comunicación internacionales dependientes de la orientación editorial de esos gobiernos y esas empresas, siempre listos para presentar informes reservados sobre administraciones populares y movimientos sociales antiimperiales, pusieron el grito en el cielo y condenaron enérgicamente la acción informativa de Wikileaks. Hasta se realizó una película en la cual se muestra a un Assange inescrupuloso, psicológicamente turbio y adicto a bailes eróticos desenfrenados, para damnificar su imagen.
Assange no hizo otra cosa que utilizar las nuevas tecnologías para adquirir y difundir primicias relevantes que afectaban a buena parte de la humanidad y puso blanco sobre negro, con nombres y apellidos, quiénes conspiraban para dañar a los pueblos y beneficiarse de modo particular. Vale recordar que en tiempos recientes, en nuestro país, se ha premiado a periodistas que han invadido las comunicaciones y las acciones privadas de dirigentes y militantes contrarios al gobierno con el objetivo de sacar a luz presuntas tareas ilegales: a eso se le ha llamado, aquí y en otras regiones, “periodismo de investigación”. Cuando Assange utilizó una metodología similar para evidenciar la acción irregular de gobiernos y empresas, fue duramente cuestionado. Y ahora, encarcelado.
Uno de los jefes de Estado más perspicaces del período, Correa, comprendió la situación rápidamente y asiló al perseguido. Entendió que nuestros pueblos le deben gratitud por haber dado a conocer quiénes y cómo los agreden. La mezquina traición a su construcción política desplegada por Lenin Moreno, quien en modo menemiano llegó al gobierno anunciando un programa para luego concretar el inverso, derivó en esta entrega a Londres y Washington. Sin embargo, es preciso ver más lejos y comprender otros aspectos que se derivan de los hechos que han eclosionado por estas horas.
Sobre comienzos del año en curso indicamos en estas páginas que estábamos ante el inicio de una tremenda campaña internacional para censurar Internet y las redes sociales surgidas del desarrollo de las nuevas tecnologías. Destacamos que la herramienta Facebook y sus adláteres como Twitter se fueron configurando como un gran espacio de debate mundial, en el cual 2 mil 200 millones de personas abordan sin filtro sus más variados asuntos. Precisamos asimismo que frente a semejante volumen, resultaba imposible a los poderes controlar el tránsito de información y que la censura tajante impuesta en los grandes medios era desmontada por la acción de los usuarios de esos instrumentos. Siempre atento, El País indicó que las redes sociales son “terreno fértil para el populismo”.
Sólo que aquello que ese lineamiento comunicacional considera dañino, puede ser satisfactorio.
Recomendamos las siguientes lecturas: FACEBOOK | El empleo social de una herramienta y la feroz presión para instalar la censura y WIKILEAKS | Herramientas, comunicación y realidad
* Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal.