El periodista Carlos Aznarez, director de Resumen Latinoamericano, conversó con Punto de partida acerca de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales colombianas en las que resultó vencedor Iván Duque frente a Gustavo Petro.
Aznarez opinó que «hay que marcar que es la primera vez que se rompe la lógica perversa del bipartidismo entre Liberales y Conservadores. Se cuela en una segunda vuelta, con muchos votos, un candidato de centroizquierda. Esta elección despertó una expectativa importante. Hubo una participación bastante alta, del cincuenta y uno por ciento. Aún siendo el voto obligatorio no participaba mucha gente. Petro va a ser la mosca en la sopa de un presidente que va a pretender hacer todo por decreto, porque va a tener fuerza en el parlamento. En el oficialismo Álvaro Uribe va a estar detrás de Duque, que en realidad es un hombre mediocre, un títere de Uribe, que probablemente cumpla la promesa de tirar para atrás lo más importante de los acuerdos de paz».
El entrevistado evaluó luego que «Petro y las fuerzas de izquierda en general tienen una cantidad importante de diputados como para complicarle la vida en lo que respecte a sancionar leyes. Por el lado legal pueden dar batalla en el congreso sin problemas. Pero este tipo de gobiernos accionan desde los carpetazos y los decretazos. Duque prometió volver a estrechar las relaciones con Estados Unidos y generar una política de exclusión. Los acuerdos con el Fondo Monetario y el Banco Mundial existen desde antes. En ese sentido si todos los reclamos que ha hecho el campesinado y el movimiento obrero quedaron en la nada con Juan Manuel Santos, menos se puede esperar con Duque. Ha habido un giro hacia una derecha más cerril y profunda, porque no es poco que más diez millones de personas hayan decidido votar al hijo putativo de quien instituyó el paramilitarismo a una escala mayor».
Finalmente Aznarez sostuvo que «habrá que ver si Duque pone en marcha la mesa de paz de La Habana con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). También puede pasar que adopte la doctrina histórica del uribismo, no negociar nada y buscar la derrota militar total de la guerrilla. Además está la parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) que no se desmovilizaron, y que en estos días han sumado gente por el fracaso de la negociación de paz y el incumplimiento de los acuerdos firmados en La Habana. El desarme se hizo, fue la apuesta del partido FARC que apostó por la paz, pero del otro lado los paramilitares siguieron operando con luz verde y ahora con el aval mayor de Duque, tanto en las zonas donde sigue movilizada la guerrilla como en donde se desmovilizó».
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