La escritora y periodista Luciana Peker, especialista en género, conversó en el programa Yerba y Alquileres acerca de la publicación de su reciente libro «Putita golosa. Por un feminismo del goce”.
El libro surgido de una columna en Las12 el suplemento de Página 12 que acaba de cumplir 20 años, invita a reflexionar acerca de la violencia de género, el goce de las mujeres, la libertad, el destrato y las masculinidades.
Putita Golosa, es un texto sensible, que incorpora crónicas, entrevistas, charlas y poesías con profundidad, profesionalidad, alegría y respeto. Lo personal es político y en cada capítulo se hace cuerpo para despertarnos, provocarnos e interpelarnos.
El deseo como herramienta política
Acerca del libro, Peker destacó que la intención del título es nombrar “El feminismo del goce no como una propuesta liviana de ‘pasarla bien’, una idea frívola, sino como pelea contra el abuso y el poder de los violentos de quedarse con el placer de quienes violentan. Lo peor de lo que nos está pasando con el machismo son las reacciones conservadoras en Argentina, en Latinoamérica y en el mundo. Lo vemos en los discursos anti derechos en medio de la legalización del aborto, lo que vienen a condenar y demonizar es el deseo de las mujeres y a las mujeres libres.” Y aseveró que “desde los femicidios de jóvenes en la argentina hasta los crímenes de odio o la persecución homofóbica, lesbofóbica, transfóbica en Latinoamérica. Nombrar que eso por lo que nos persiguen es por eso porque luchamos, es nuestro objetivo político, entonces es defender el goce como bandera porque nos damos cuenta que lo que jode es el deseo. Las mujeres deseantes”.
Marcha del silencio, Ni una Menos, 8M
El movimiento feminista argentino no pidió permiso, tiene años de historia, fuerza social y política con organización propia que lo sostienen. La composición de las marchas, la construcción estética del feminismo dan cuenta de eso, una marea verde que grita “Aborto legal, seguro y gratuito”.
La escritora describe este proceso: “En los noventa la respuesta al femicidio de María Soledad Morales fueron las marchas del silencio. En esa época el silencio era la estrategia para poder ser escuchadas. El 3 de junio de 2015, el primer Ni Una Menos, me parece otro hito, se convirtió, en cambio, en la marcha de la palabra. Dejar de cerrar la boca y abrirla para decirlo todo. Pasar del silencio a la palabra”.
A su vez, resaltó “el 8M de este año para mi es la marcha de la purpurina, la purpurina verde que tenían las jóvenes, y va más allá de lo festivo, no es frívolo. Lo festivo no significa que no pasen sucesos dramáticos o que no nos opongamos a ellos, porque de hecho pasan, siguen pasando y las resistencias tienen que ser muy fuertes, pero lo festivo si pasa por, acá estamos, no nos callamos, hablamos, nos hacemos ver, no vamos a pasar inadvertidas, estamos fuertes, peleamos por el goce de las mujeres. Ninguna situación, incluso de violencia sexual va a derribarnos, nos vamos a sobreponer, todas las mujeres tenemos heridas pero vamos a salir juntas e intentar hacer una posición desde ese lugar de la purpurina”.
¿La liberación masculina para cuando?
En el capítulo del libro “Varón, decime que siente” publicado como adelanto a través de la Revista Anfibia, recopila distintos textos, pensamientos sobre qué pasa en muchos sentidos con los varones. Interpela con preguntas como ¿se puede construir un modelo de masculinidad que no tenga que ver con una acumulación de parejas sexuales? Nos habla de varones que le temen a la ternura porque, en realidad, le temen a la dependencia, y expresa la necesidad de desterrar la mentira del machismo malo para los varones. “El machismo es en contra, muy especialmente en contra de los varones más vulnerables, de lo hegemónico, que van desde los putos, hasta los pobres, los negros, los pibes morochos, hasta los pibes del gatillo fácil, etc. Incluso en la violencia entre ellos, en la violencia vecinal, en la violencia que proponen los grupos narcos, en la violencia en las redes de criminalización, en la violencia de las fuerzas de seguridad, esta la idea del machismo claramente como factor de vulnerabilidad de los pibes jóvenes” expresó.
Finalmente, la escritora destacó la necesidad de entender que en un momento de tanta revolución, “no se puede generar un cambio tan grande sin darle lugar a los varones”, propone prestar particular atención al trabajado que se puede hacer desde el feminismo y mucho más con los adolescentes de “intentar laburar con pibes varones para que puedan combatir ese machismo que los perjudica y del cual ellos en algunos casos se pueden convertir en verdugos”.
Además, habló acerca del del debate por la legalización del aborto, los desafíos y estrategías que se vienen y la revolución de las hijas.
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