
Beatriz Busaniche, presidenta de la Fundación Vía Libre, docente de la UBA y especialista en temas de DDHH en entornos tecnológicos, dialogó con Abramos la boca sobre el escándalo de la venta de datos a través de la red social Facebook.
Busaniche señaló en primer lugar que «hay que pensar que la administración de datos personales, esa segmentación milimétrica, la hacen a partir de la gente que está aportando permanentemente no solo datos duros como el domicilio o el número de documento sino también un montón de otros datos que volcados a un sistema de ‘big data’ nos permiten saber si una persona está deprimida, contenta, necesitada de tal o cual discurso electoral, etcétera, que las redes sociales usan como insumo de su modelo de negocios. Cuando un servicio es gratuito el usuario no es el cliente sino el producto en venta. Su negocio es vender espacios de atención para comercializar distintos productos y servicios. Dentro de los mismos se incluye la política, que se vende como cualquier producto en el mercado«.
Luego la entrevistada sostuvo que «hay varios problemas. Uno es el modelo de negocios y el incentivo económico. Pasó, pasa y va a seguir pasando, es la cruda realidad. El segundo problema es que a muy poca gente le interesa analizar qué instala en sus dispositivos. Y el último es que tenemos una autoridad de aplicación de la Ley de Protección de Datos que está absolutamente ausente en su responsabilidad. Es muy difícil salir individualmente, porque aún sin ser usuario de una res esta puede tener datos tuyos por menciones que haga un tercero«.
Finalmente Busaniche explicó que «casi cualquier cosa junta datos. Por ejemplo, la base de la empresa Cambridge Analytics se hizo a partir de un test psicosocial del estilo ‘¿a qué Teletubbie te parecés más?’. Está llenos de esos y la gente vive contestando permanentemente, dejando sus datos y sus rastros en internet. Es recomendable no hacerlo, así como tener mucho cuidado con lo que se baja de internet. Por ejemplo, en vez de usar las aplicaciones de los diarios son inútiles cuando uno puede mirarlas en el navegador del teléfono. Hay un montón de empresas que analizan lo que uno lee permanentemente cuando se accede a las ediciones digitales, sea para vender algo, sea para recolectar datos electorales«.
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