Valeria Ibarra, vecina de la Villa 31, dialogó en Punto de Partida sobre la situación que atravesaron el sábado con su familia cuando la Secretaría de Integración Social y Urbana junto con la Policía de la Ciudad los desalojó. “Luché hasta el final para irme en las condiciones que yo quería, pero no sirvió”, sentenció.
“Vinieron con un papel administrativo firmado por Horacio Larreta y entraron. Lo primero que me dijeron es que no genere disturbios porque sino los chicos se iban a un instituto y nosotros íbamos a ser detenidos”, relató Ibarra. Y agregó: “No podía parar de llorar. Traté de mandar mensaje a las personas que conocía para que me dieran una mano porque estábamos solos, y cuando miró por la ventana veo un montón de policías rodeando mi casa. Después empezó a llegar gente, pero estuvieron bancando afuera porque no dejaban entrar a nadie. Cada vez fue peor. Reprimieron y le tiraron gas pimienta en la cara a mi vecina”.
En comunicación con Lucas Molinari, la vecina de la Villa 31 manifestó que “las viviendas que construyó el gobierno son de durlock”. “A mi la reubicación me tocaba por la autopista. Les dije que me den una solución dentro del barrio, pero no esa casa porque no está en condiciones para que viva con mis hijos.. No me va a durar nada. El material no se asimila al que tenía la mía”.
Finalmente, Valeria Ibarra afirmó que no le reconocen nada de lo que construyó. “La ley 3343 decía que no podía haber desalojo forzoso y que la reubicación tenía que ser consensuada con el vecino, pero eso nunca pasó”.
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