Por Ursula Asta (*)
Hugo Bermúdez y Leonardo Jara fueron condenados a prisión perpetua por ser considerados “coautores” de “privación ilegal de la libertad coactiva seguida de muerte”. Cuatro años de pena recibió Fabián Gómez, “partícipe secundario” de la “privación ilegal de la libertad”. En un entramado que grotescamente revela la participación de distintos sectores «del poder», el caso Candela sigue escribiéndose.
El 31 de agosto de 2011, Candela Sol Rodríguez, de 11 años, apareció asesinada en un basural de Villa Tesei a la vera del acceso Oeste tras un llamado al 911 alertando del hallazgo. Se la buscaba desde el lunes 22 de ese mismo mes. Fueron nueve días en los que transcurrió una búsqueda de enorme visibilidad mediática.
La aparición del cuerpo, a plena luz del día, fue en una de las zonas con mayor presencia policial. Y se dió lugar a varias cuestiones: hipótesis múltiples, la creación de un comité de crisis durante la búsqueda, la creación posterior de una comisión especial de investigación en el Senado de la provincia de Buenos Aires, la filtración – por parte del canal de noticias C5N- de una llamada de amenaza extorsiva: “No la ves más, decile a la conchuda esa que el marido diga dónde tiene la plata escondida”; y el ojo mediático sobre «la casa rosa», donde habría estado cautiva Candela, entre otras llamativas exclusivas y apuntalamiento narrativo por parte de los medios de comunicación. Entramado visibilizado por la investigación «La Otra Instrucción» publicada por la Universidad Nacional de La Plata.
Sin embargo, entre las varias cuestiones mencionadas, también se resalta una primera oleada de detenciones. A una depiladora, un carpintero, un fletero y dos torneros, todos sin antecedentes penales. Resultaba ciertamente poco creíble tal desempeño de “profesionalismo” por personas sin experiencia al respecto. Pero la fabricación de presuntas bandas criminales por parte de la Policía de la provincia de Buenos Aires, que estuvo a cargo de la investigación con aval del fiscal y el juez, recién comenzaba.
Más tarde, se sumarían nuevas detenciones. Una de ellas es la de Hugo Bermúdez, a quien se llegó a partir de las declaraciones a la policía de testigos de identidad reservada. Uno de los cuales fue el carnicero Roberto Aníbal, quien falleció sospechosamente años más tarde tras una explosión en su casa estando en protección de la policía bonaerense.
En la segunda oleada de detenciones también cayeron, entre otros, Fabián Gómez y días después, Leonardo Jara, a quien se adjudica la llamada extorsiva filtrada en C5N. Y sobre el cual, durante el largo juicio que se realizó desde febrero de este año, una testigo dijo “Voy a decir la verdad” y confesó que para que no metieran preso a su hermano, la policía le exigió que le den un nombre y así fue como llegaron a Jara, quien tenía pedido de captura por piratería del asfalto.
Volviendo hacia atrás, otro de los hechos clave fue en 2012, cuando la Sala III de la Cámara Penal de Morón declaró nulo parte del proceso y ordenó liberar a todos los detenidos en la causa, al tiempo que apartó al juez Alfredo Meade y recomendó la separación del fiscal Marcelo Tavolaro de la investigación.
Ese mismo año, el Senado de la provincia de Buenos Aires aprobó por unanimidad la creación de la “Comisión Especial de Acompañamiento para el Esclarecimiento del Asesinato de Candela Sol Rodríguez”. Su informe final se conocería cinco meses más tarde y revelaría «uno de los armados más escandalosos de la historia judicial y policial del país», tal como señala la investigación «La otra instrucción».
La comisión investigadora del Senado concluyó con la recomendación al Ejecutivo bonaerense de la exoneración de gran parte de la cúpula policial, la sanción de la ley de Policía Judicial, la elaboración de protocolos para el abordaje de estos casos y -aquí viene uno de los puntos más relevantes- la determinación de la conexión del crimen de Candela con el narcotráfico de San Martín.
La denominada «pista de San Martín» es la que aún, habiendo tenido varios meses de juicio oral y más de 3600 testigos declarantes, no se investigó. Y es a través de la cual se presume la conexión con el crimen organizado del narcotráfico de ese partido bonaerense y su relación con la policía.
El abogado defensor de Leonardo Jara, Adrián Corvalán, plantea que su defendido es inocente. En diálogo con el programa Feas Sucias y Malas tras la condena conocida el pasado 20 de septiembre, dijo: «Sigo sosteniendo lo mismo con el agravante que se genera que mediante un acto jurisdiccional, que es la sentencia, quede plasmada la impunidad».
«Cuando iniciamos el juicio dijimos ´no sea cosa que a lo largo del juicio o incluso posterior a él, tengamos que ser los abogados defensores quienes nos preguntemos ¿quién mató a Candela? Y ahora, con un tono de mayor preocupación. Porque de algo estamos seguros, absolutamente seguros, porque es lo que nos llevó a seguir adelante, y lo hicimos casi desde un acto militante, y es que en este contexto seguimos sosteniendo que Jara no tiene absolutamente nada que ver. Y podría llegar a decir que ninguno de los tres imputados tiene nada que ver», sustuvo.
«¿Quién dice que la voz (de la llamada extorsiva) es de Jara? La misma Gendarmería que dice que a Nisman lo mataron o la misma Gendarmería que está cuestionada por la desaparición de Santiago Maldonado», siguió. Y afirmó que la instancia que tienen ahora es «apelar al Tribunal Superior, que es la Casación de la provincia de Buenos Aires».
El caso de la niña Candela Sol Rodríguez conlleva un entramado que vislumbra conexiones con lo político institucional, con el Poder Judicial, con las fuerzas de seguridad, con el crimen organizado, el servicio penitenciario y los medios de comunicación. Con las tres condenadas efectuadas, y además del camino que continuarán los abogados defensores en el caso, la causa se espera que continué a lo que al momento es innegable: las responsabilidades sobre la decisión de no ir por la pista de San Martín.
(*) Conductora de Feas, Sucias y Malas (sábados de 10 a 12 hs)