
El Padre Toto de Vedia de la Parroquia de Caacupé de la Villa 21-24 de Barracas dialogó con Radio Gráfica. Muy dolido expresó su rechazo a los medios de comunicación que hablaron de «enfrentamiento» en el asesinato de Cristian Toledo. El sacerdote afirmó que fue «gatillo fácil» y explicó que esas versiones periodísticas tienen relación con «tanto prejuicio y tanta estigmatización».
En el Club Juventud Unida sobre Avenida Iriarte al 3200 se despide al «paraguita». Así le decían a Cristian de 21 años que atendía la ferretería de Osvaldo Cruz y Pasaje Padre Daniel de la Sierra. Roque, el dueño del comercio y amigo de Toledo, contó a Radio Gráfica qué fue lo que ocurrió el sábado por la madrugada: «Ellos salían de bailar y en un momento se quiso mandar una picardía. Y le golpeó el vidrio a este coche que estaba ahí, sin saber quien estaba adentro ni nada. Fue una picardía porque nunca tuvo ninguna intención de robar. Esta persona los empieza a seguir y les dispara. Con el primer disparo, me cuentan los chicos, Cristian se da cuenta que se está desangrando y los amigos le dicen `No te preocupés te llevamos al hospital´. Pero este tipo les sigue disparando por atrás como si fuese que estuviese cazando un animal. Según los muchachos fueron muchos los disparos. Y chocan contra el cordón, porque este tipo los encerró mientras tiraba. Luego se baja, los hace tirar al piso, les dice que los va a matar y ellos le ruegan porque Cristian estaba muriéndose. `No, ese dejá que se muera porque me cagó la vida´, cuentan que les contestó. Y la gente que pasaba los trató como delincuentes porque el tipo decía que venían robando. Pero esa gente ayudó inconscientemente a que este tipo no los fusile a ellos dos. Porque si no había nadie creo yo y es lo que dicen los chicos:`el tipo nos mataba´».
Se trata del bombero de la Policía de la Ciudad, Adrián Otero que transitaba en su auto Ranault Logan, estaba de civil. Los tres jóvenes no tenían ningún arma, por lo que la hipótesis del robo tiene poco sustento. Otero después de los hechos fue trasladado al Hospital Churruca y ahora estaría detenido, según comentó Roque. Quien a su vez destacó que quedó claro por el accionar del policía, que lo que pasó «era su película soñada de ir a la cacería y agarrar a tres pibes chorros, aunque la verdad es que ellos no lo eran».
El juez que instruye en la causa es Pablo Ormachea, del Juzgado Criminal y Correccional 11. Adrián Otero está imputado por homicidio mientras que los amigos que estaban con Toledo, Carlos Gavilán y Jorge Daniel Nadalich, por robo.
El Padre Toto de la Parraoquia de Caacupé, que está enfrente de la ferretería donde trabajaba Cristian, explicó que son muchas las muertes violentas de jóvenes en las barriadas como la villa 21-24: » No es la primera vez que pasa algo así. En este caso un policía bombero que tenía portación de armas y que debería estar preparado para cuándo y cómo usarla. En el barrio muchas veces se sufren muertes de jóvenes que padecen la desvalorización de la vida. Pibes humildes que arrastran años de exclusión y acá se encontraron con alguien con prejuicios. Le vio cara de villero, lo siguió y lo mató«.
Roque, muy triste, recordó a Cristian: «Siempre se comportó con mucha honestidad y mucho compañerismo. Era un pibe que jugaba campeonatos de fútbol acá. Acá lo conocían todos, es alguien que nunca tuvo problemas con nadie. Siempre se destacaba por su forma de ser, porque era una persona alegre. Era mi mano derecha, aprendió todo para saber desenvolverse, muy inteligente, muy bueno porque lo que quería todo el barrio. Ahora donde los están velando la gente desfila…Yo le decía `esto va a ser tuyo y de acá van a salir todos tus proyectos´. Él estaba muy entusiasmado con eso, pero bueno hoy en día todo quedó en la nada».
Este martes 18 de julio a las 18 horas en la Parroquia de Caacupé (Av. Osvaldo Cruz 3470) se va a hacer una reunión para exigir justicia por Cristian Toledo.
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