
Leandro Sande es uno de esos personajes tan necesarios como anónimos que tiene nuestro fútbol. Forjador de pibes en las divisiones infantiles del Club Atlético Huracán de los últimos 20 años, vino a Abrí la Cancha para hablar de este mundo desconocido de nuestro fútbol. Los sueños y las presiones. Las necesidades y las alegrías de familias y pibes.
Entrevistado por Carlos Aira en Abrí la Cancha, Sande recordó sus comienzos: «Arranqué en 1996 en el baby de Huracán. Comencé haciendo el curso con 18 años. Fue una experiencia hermosa que se cortó en 2000, cuando abrí una escuelita de fútbol con los chicos de Villa Zabaleta. Eso fue entre 2001 y 2005. Volví a Huracán, donde trabajé hasta 2011. Sentí que lo mio era enseñar a dar los primeros pasos a los chicos en el fútbol. Me tocó dirigir todas las categorías pero con las mas chiquitas vas moldeando al jugador y a la persona. Pibes de 9, 10 u 11 años».
Leandro comentó la experiencia de trabajar con chicos de diferentes estratos sociales: «en mis equipos confluían pibes de las villas y otros que no. Estando en Huracán sumé chicos de la Zaba. Al principio, los otros pibes los miraban de reojo, pero después se hicieron mejores amigos. En esos cinco años que estuve con los pibes de Zabaleta, me saco el sombrero. Mismo los padres. Los días de partido nos juntábamos al mediodía junto a los padres de los otros equipos a comer. Era un clásico y un ejemplo para los chicos».
Los padres. Tema sensible en tiempos que quieren salvarse económicamente con sus hijos y el fútbol. Para Leandro Sande es un tema a trabajar: «Tenés el que piensa que se va a salvar con el pibe y el que lo acompaña. Al padre que quiere salvarse y le grita a su hijo, lo paro en seco. Me acerco y le pregunto: ¿Che, vos que hacías a los 9 años? Ahí se acaba la discusión»; el entrenador contó una anécdota: «Una vez le pedí a los chicos que vayan a la tribuna y los padres a la cancha. Los pibes le decían a todos los padres las cosas que ellos escuchan, mientras los padres jugaban. Al otro fin de semana, los padres pensaban dos veces antes de decirle cosas a los chicos».
Leandro Sande se mete de lleno en un tema curioso como aprender fútbol a através de la Play Station: «los pibes llegan con mucha Play. Tienen mas videojuegos que potrero. Ellos te dicen que tal jugada la vieron en la Play y quieren llevarla a la cancha. La tecnología sacó a los pibes de las plazas. La diferencia la tenés en los barrios. En Patricios la mayoría de los pibes tienen acceso a una Play, en cambio en Villa Diamante no. En las barriadas salen jugadores debajo de las piedras. Tenés clubes de fútbol por todos lados, en cambio en Capital tenés supermercados chinos. Pero no me molesta la Play. Para nada. Les permite a los pibes asimilar la táctica del fútbol desde muy pibes».
Lo consultamos a Leandro Sande porque hay tan pocos gambeteadores en nuestro fútbol. ¿Los pibes ya no saben engañar con el cuerpo y la pelota? «A veces el material que tenés lo adecuas al sistema que tenés. No se pueden crear gambeteadores. Eso es algo natural. Aparte, la ley de los ojos: si el pibe no lo ve, no lo puede hacer. Muchos de mis jugadores crecieron viendo Aimar o Riquelme. La gambeta para adelante, hoy llama la atención. Pero fijate que las cosas cambiaron. Hoy, en Primera División, cuando un jugador mete un buen cambio de frente, se levanta la platea. Pero no surgen gambeteadores porque hoy no tenés esos espejos».
No hay gambeteadores, pero si grandes jugadores: «Si, eso es innato. Ya viene en el embase. Eso ya viene de casa. Como decía el maestro Osvaldo Crosta, es El Diferente. A ese no le enseñaron. Aprendió porque tiene habilidades que vienen en él. Por ejemplo, si hay que probar a cien pibes y está Maradona, vas a ver que tiene algo diferente. Lo dicho, viene en el envase. Yo los agarro de chiquitos, pero se comienzan a potenciar a los once o doce años».
También se habló de la situación institucional del Club Atlético Huracán y los nuevos aires: «Hoy el club está mejor que nunca. Se pagó la convocatoria de acredores, algo que parecía impagable. También hubo una inversión importante en fútbol amateur. Hace unos años el gimnasio de la quemita se cayó por un tornado. Gente de UOCRA dio una mano y se pudo levantar. Desde hace años, en verano, la pileta explota de familias. Es un gusto ir nuevamente al club».
Leandro Sande recordó a Patricia Mohamed, la mujer del famoso Turco: «Patricia fue una de las grandes impusoras dentro del club para que se movieran las cosas. Su virtud es que se le abren las puertas que golpea. Consiguió alambrar la cancha, juegos de camisetas para todos los pibes de la Quemita. Ella no para nunca. Emprendedora al máximo. Por gestión de ella se arreglaron los techos, se pintó la cancha de Baby Fútbol. Hoy los pibes están empilchados, tienen nutricionista y toman la merienda en el club, y quiero remarcar que Patricia Mohamed tuvo mucho que ver con esto».
¿Que es lo primero que se le mira a un pibe que llega a probarse a un club? «Que tengan condiciones. Si bien no queremos que los chicos se vayan porque no sabes si el día de mañana explotan o no. Buscamos que tengan una noción del juego para mejorarlo y potenciarlo. Llevarlo al máximo al nene sin olvidar que tiene que disfrutar lo que hace«, señaló Sande.
Finalmente, dio cuenta de los representantes que ya merodean pibes de 6 o 7 años: «Están en todos lados. Yo le cierro el acceso a los pseudo representantes. Una vez que entro al club, les cierro las puertas, porque sino los pibes se te pueden ir del club de la noche a la mañana y no hay forma de retenerlos. Otro tema es la cabeza de los padres que están contando billetes a cuenta»
CA/GF/RG