junio 15, 2025

Embajada de Israel: «Hay una decision politica de la Corte para no avanzar»

Así lo afirmó Juan Salinas en diálogo con Desde el Barrio.

Consultado sobre la posibilidad de abrir los archivos SIDE del atentado a la Embajada de Israel, ocurrido el lunes 17 de marzo de 1992, Salinas declaró: «Está el enfrentamiento sordo entre Corte Suprema y Gobierno, pero yo entiendo imprescindible su desclasificación. Hay que entender que los dos atentados son sólo uno. En el caso AMIA los terroristas mejoraron los huecos del primer atentado. En la causa de la Embajada, si se investigara con claridad, caería rapidamente el timo del coche-bomba. Como la bomba quedó ahí, en un lugar extranjero, la Corte puso a un hombre de Gendarmería a investigar llamado Alfredo Bisordi, quién es recusado por la justicia al ser un abierto partidario de la dictadura militar. En lo particular, Bisordi me persiguió junto al fiscal Romero Victorica.  Bisordi tenía fama de incorruptible, y chocó con la instauración por parte de los bomberos – o sea la Federal – y por parte de la Embajada de un cambio en la investigación, que la torcieron hacia la hipótesis del coche bomba. Los bomberos trajeron piezas sin actas de hallazgo, que al principio dijeron que eran de un Ford. El Ministro Manzano dijo que eran de un Ford Fairlaine, luego de un Ford Falcon y luego aseguró que habían sido de una Ford F-100. Una señora que pasó segundos antes aseguró que había coche estacionado. Pero lo más ridículo fue el cráter, hecho a pico y pala. Gendarmería lo midió y era de 60 centímetros. El comandante Osvaldo Lavord, que terminó trabajando para la DAIA, luego afirmó que era de casi metro y medio. En síntesis, había una hipótesis lógica: los explosivos fueron introducidos en una bolsa de Klaukol. Pero esa hipótesis la avalaba sobre todo las declaraciones de un camionero llamado Juan José Dorronzoro. El trabajaba trayendo materiales para la refacción que se estaba realizando en la Embajada. Hizo declaraciones absurdas. DIjo que había dejado otro cargamento en otra locación, pero era incapaz de recordar donde. ¿Ustedes creer que alguien involucrado puede olvidarse? En la causa AMIA pasó lo mismo».

Consultado por Carlos Aira y Carla Pelliza sobre el rol de la Corte Suprema de Justicia en la Causa Embajada, Salinas fue claro: «Hay una decisión política de la Corte para no avanzar. En el año 1999 hubo una acordada entre la Corte, la Embajada y la DAIA, por la cual el atentado había sido cometido por la Yitza Islámica, un nombre de fantasía de Hezbollah. En un momento dado, la Corte tenía diferencias sobre el epicentro de la explosión. Le pidió una pericia a la Academia Nacional de Ingeniería. La misma determinó en forma indubitable que había sido dentro de la Embajada. Esto provoco una reacción terrible, acusando a los peritos de antisemitas».

Salinas ratificó la pista del autoatentado dando cuenta de los movimientos de la Embajada aquel 17 de marzo de 1992: «Israel se comportó como si la bomba la hubieran puesto ellos mismos. En la bomba intervinieron fuerzas locales. Ese día Monzer Al Kasar, el hombre más buscado por Interpol, estaba en Argentina, y esa misma noche dio una fiesta. Es más, en la mañana del atentado, la Embajada rebosaba de gente por una reunión de embajadores. También iba a realizarse una reunión de contrainteligencia que finalmente se desarrolló en el Sheraton. A la hora del atentado, 14:30, en la Embajada no había quedado ni el gato. El embajador se fue 13:30. Luego se dijo, desde dentro de la Embajada, que había 40 muertos. La presidenta, erroneamente, dijo que eran 29. Algunas revistas sionistas siguen hablando de 29 muertos, siete de ellos no identificados. Imagínense una investigación que no puede dar certezas sobre la cantidad de muertos. ¿Qué tipo de investigación es?».

CA/GF/RG

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