El programa Sin Zonceras entrevistó, en el aire de la Gráfica, al historiador Sergio Wischñevsky, con motivo de cumplirse un nuevo aniversario del Cordobazo.
-¿Qué significó el Cordobazo?
Un punto de inflexión. La dictadura de Onganía era una dictadura muy brava; lo que pasa es que en nuestra memoria, con lo que pasó después del 76, nos olvidamos lo brava que había sido la dictadura de Onganía. No hubo el genocidio que sobrevino con la dictadura posterior pero cada una de las manifestaciones terminaba con duras represiones y muertos.
La realidad es que no venía pasando mucho nada; estaba quieta la situación política. Los sindicatos, por tanta represión, se habían quedado quietos. Y ya desde principios de mayo (el Cordobazo fue a fines de mayo) en una serie de ciudades, empezaron las manifestaciones. Primero en Corrientes, donde hubo una dura represión y un muerto. Luego siguió en Rosario, con una manifestación muy grande, que convocó a obreros y estudiantes. Esta es una característica que no seha vuelto a ver. El año anterior, en mayo de 1968, sucedió el Mayo Francés que fue una movilización gigantesca en toda Francia y sobre todo en París, que tuvo también esta característica de unir a los estudiantes con la clase trabajadora.
-¿Estas manifestaciones se organizaron desde la militancia o fueron espontáneas?
Es una buena pregunta, porque hay un mito sobre la espontaneidad del Cordobazo. Por eso yo hacía esta previa; toda la tensión se centra en el Cordobazo, que fue tal vez el punto máximo, de toda una movida que recorrió muchas ciudades. Cuando en Córdoba deciden ir al paro, había dos CGT; la CGT de los Argentinos y la CGT Azopardo. El Gobernador de Córdoba había decidido sacar el «sábado inglés» (que el sábado se trabaje medio día). Era una baja de salarios encubierta o directa. Las dos CGT se ponen de acuerdo en salir al paro, con dirigentes como Atilio López, Agustín Tosco, René Salamanca. Tipos que tenían mucha experiencia sindical: saben a lo que se van a enfrentar, y tienen muy bien organizado a dónde van a ir, cómo van a marchar e incluso qué hacer en caso de represión. De hecho, una de las tácticas ante la represión es disolver la manifestación, volver a encontrarse en otra esquina y se vuelven a organizar. Y esto funciona por el boca a boca, para que los represores no sepan a dónde se van a encontrar. Los volvieron locos con esto. Y esto parece espontáneo pero fue muy bien organizado.
Y lo que terminó ocurriendo, que fue lo más espectacular del asunto, fue que la policía fue desbordada. La policía terminó corriendo, fue corrida por los manifestantes y se retiró de la ciudad. Durante 20 horas Córdoba estuvo sin policía, tomada por los rabajadores y los estudiantes. Y no hubo delito. La gente se organizó, tomó la Ciudad, la controló 20 horas, y no se entregaron al saqueo ni al salvajismo, sino todo lo contrario.
-Incluso desde los barrios altos de Córdoba, de los sectores más acomodados, hubo solidaridad con la movilización.
Es otra sociedad la cordobesa del 69 a la actual. Había un porcentaje enorme de trabajadores, obreros, más clásicos (industriales, automotrices, luz y fuerza, metalúrgicos), muchos jóvenes obreros que iban a la Universidad. Córdoba era un lugar muy universitario y había muchos jóvenes que eran estudiantes y trabajadores. Y había muchos otros obreros que tenían a sus hijos en la Universidad. Más allá de lo ideológico era un vínculo real, cotideano. Y cuando salen a la calle, y la policía, y luego el ejército, reprimen, la gente se esconde y les abren los hogares para que se puedan esconder.
Cuando Onganía declara que esto es subversión pura el que le contesta es otro militar, Lanusse, que le dice «por los informes del Ejército y por lo que me han contado, acá el que intervino fue el pueblo cordobés». Y acá es donde se abre una grieta en la dictadura, un espacio por donde la protesta se puede colar, y no para en el Cordobazo. El Cordobazo no es el primer momento, porque están esta serie de ciudades que se van radicalizando. Pero incluso ya con Onganía caído, porque quedó desprestigiado y viene el gobierno de Levingston, el gobernador de Córdoba dijo «ojalá que este movimiento tenga una sola cabeza así se la cortamos como a una víbora». Lo que salió a continuación fue un movimiento enorme que salió por las calles y se llamó «el viborazo».
-¿Qué impacto tuvo en el contexto internacional?
Fue parte de una ola, porque así como estuvo el mayo francés, también hubo en México, en 1969, movilizaciones enormes. Entre la Segunda Guerra Mundial y este momento, se dio un período de desarrollo capitalista con mucho desarrollo en todo el mundo y también en la Argentina. El movimiento obrero era grande, bien organizado y relativamente bien pago. Entonces uno se pregunta ¿por qué se rebelaron? Justamente porque no siempre el que está en la peor misera es el que está en mejor posición para luchar. Si vos tenés 20% de desocupación es muy difícil que los trabajadores salgan a hacer una huelga sabiendo que lo pueden reemplazar enseguida. Pero además Córdoba era uno de los lugares más desarrollados industrialmente. Entonces tenés un movimiento estudiantil con esas influencias del mayo francés, con las universidades tomaas por un montón de partidos de izquierda. Tenés al líder político argentino prohibido. Una dictadura que además de lo brava que era, prohibía cosas ridículas, como la minifalda, el pelo largo, la barba. La juventud protesta por el capitalismo pero también porque quieren tener una mínima individualidad, libertad. Como dice Juan Carlos Torres, a partir de 1969, aparece toda una movida que va a desembocar en el 76 y que representa una radicalización política gigantesca en la Argentina.
JCH / GF / RG