Por Nicolás Podroznik (*)
Con la idea de hacer negocios multimillonarios bajo la consigna solapada de venir a poner orden, quienes llevan adelante la Superliga han logrado empeorar todo aquello que alguna vez dijeron que había que mejorar. Si bien el torneo de 30 equipos tuvo una gran mayoría de detractores (incluso más que los que aborrecen los promedios), cuando parecía que todo estaba siendo llevado hacia un terreno más lógico, los cráneos que llevan adelante el Torneo de Primera División de nuestro fútbol lograron algo que parecía imposible: empeorarlo aún mas.
Primero, empecemos con la creación de la Copa de la Superliga. Con el diario del lunes y la consabida consagración de Tigre campeón, podemos decir que a esta competición no le faltó emoción, es cierto. Sin embargo, no es propia del torneo en sí, sino de la competitividad que rige en nuestro fútbol y que, por mucho que lo intenten, no pueden desterrar aquellos que quieren que esto sea cosa de pocos. Lo cierto es que este torneo se creó para cerrar un calendario que quedaba corto, algo que no se ha visto en ninguna otra latitud y que para suerte de ellos tuvo éxito, al punto que repetirán el próximo año. Pero claro, siempre embarrándola: en la edición del año que viene los partidos que se jueguen tendrán injerencia en los promedios, con lo cual -si se pudiera dar el caso- podría haber una llave en la cual dos equipos se beneficien con un empate para salvarse del descenso y luego diriman, ahí si a cara de perro, quien pasa a la siguiente fase. Un papelón.
No contentos con esto, amagaron con borrar con el codo lo que escribieron con la mano e intentaron limpiar a Tigre en su afán de jugar competición internacional, entendiendo que no era correcto que un equipo de Segunda División jugase la Copa Libertadores con el prestigio que ésta tiene. Nada más alejado de la realidad: ¿qué mejor incentivo para los equipos mas chicos que ese? La cuestión era otra: a los capos de la Superliga no les interesaba tener a Tigre ahí.
A continuación, resta analizar el esperpento de la clasificación a las copas internacionales. Del 1° al 4° puesto, a la competición mas importante, la Libertadores; del 5° al 9°, a la Sudamericana. Hasta aquí nada fuera de lo lógico. Sin embargo, se embarraron hasta el cuello con varias cuestiones ajenas a la clasificación en Superliga, lo que generó un reclamo -legítimo- de Argentinos Juniors y que tiene completo asidero. Vamos a tratar de explicarlo:
Atlético Tucumán terminó 5°, con lo cual clasificó a la Copa Sudamericana 2020. A su vez, la Copa de la Superliga otorgaba al subcampeón una plaza en dicha copa. Como el subcampeón fue Boca -ya clasificado a la Libertadores- dicho cupo se cedía al semifinalista que mejor ubicado terminó la Superliga, es decir también Atlético Tucumán. Como el Decano ya estaba clasificado por ser 5°, se abrió un cupo más. La AFA decidió que toda aquella clasificación a copas internacionales que fueran por apertura de cupos se regiría por la clasificación general en Superliga. Por tanto, el cupo que liberaban los tucumanos sería para Lanús, ya que terminó detrás de Huracán (último clasificado a la Sudamericana por tabla general) y no para Argentinos Juniors, el otro semifinalista de la Copa Superliga. Pero claro, acá se establece el primer sinsentido: Superliga otorga un lugar a Lanús en la Sudamericana por salir 11°,
aduciendo que se clasifica por mejor posición en Superliga, pero a Atlético Tucumán –que salió 5°- lo hace clasificar a la Sudamericana por ser semifinalista de la Copa Superliga. Es decir: según quienes organizan la Superliga, para el Decano vale más lo logrado en Copa Superliga que en el campeonato, pero para Argentinos Juniors no. Un disparate.
Es menester entender que el calendario y la resolución de la clasificación a las copas internacionales no es homogénea, dado que aún restan dos competiciones que otorgan lugares en la Copa Libertadores y que modificaría completamente los escenarios. Una, organizada por Superliga, es la Copa Argentina. La otra es la Copa Sudamericana. Tamaña desorganización presta a suspicacias, arreglos y presiones extrafutbolísticas, como aquellas que por ejemplo determinaron en 2015 que Boca y Velez jugaran un desempate completamente antirreglamentario para clasificar a la Libertadores, o mismo lo ocurrido entre Independiente y Atlético Tucumán al año siguiente, lo que generó la ira de los Rojos de Avellaneda.
Para finalizar, y a modo aclaratorio, repasamos la clasificación a las copas y las posibles combinaciones según la definición tanto de la Copa Argentina 2019 como la Sudamericana 2019:
· Clasificados a la Libertadores 2020: Racing, Defensa y Justicia, Boca y River (todos ellos por Superliga) y Tigre (por ser campeón de la Copa Superliga). La última plaza le corresponde al campeón de la Copa Argentina, que aún está en juego.
· Clasificados a la Sudamericana 2020: Velez, Independiente, Unión, Huracán y Lanús (todos ellos por Superliga) y Atl. Tucumán (por ser el mejor semifinalista de la Copa Superliga).
· Si la Copa Argentina la gana alguno de los clasificados a la Libertadores 2020, Atlético Tucumán ingresa a dicha competición y Talleres ingresa a la Copa Sudamericana 2020.
· Si la Copa Argentina la gana alguno de los clasificados a la Sudamericana 2020, Talleres de Córdoba ingresa automáticamente a la Copa Sudamericana 2020.
· Si Independiente gana la Copa Sudamericana 2019, Talleres ingresa a la Sudamericana 2020.
· Si Independiente gana la Copa Sudamericana y la Copa Argentina 2019, Atl. Tucumán clasifica a la Libertadores 2020 y Talleres y Aldosivi ingresan a la Sudamericana 2020.
· Si Independiente gana la Copa Sudamericana 2019 y la Copa Argentina 2019 la gana cualquiera de los ya clasificados a las copas internacionales, Talleres de Cordoba y Aldosivi clasifican de forma automática a la Copa Sudamericana 2020.
Vinieron alzando la voz y agitando los dedos índices, señalando que la AFA era un desastre y que venían a traer luz al fútbol argentino. Apenas pudieron crear un calendario esperpéntico que, sumados a los pésimos manejos que responden a un gobierno aún peor, terminó por agotar la paciencia de la gran mayoría de los clubes de Primera División. Por suerte, les queda poco tiempo.
(*) Periodista. Abrí la Cancha.