Glorias Xeneizes, el espacio de la Mutual de ex-Jugadores del Club Atlético Boca Juniors tuvo un aire especial. Quedó el fútbol de lado y se puso en primer lugar al barrio de la Boca. Aldo Ottagio y Jorge Bitar invitaron a Víctor Fernández, director del Museo Benito Quinquela Martín, quién en una larga charla contó la historia y actividades del tradicional museo boquense.
«Estamos intentando desplegar el potencial que tiene el museo. Hay varias claves que lo convierten en un lugar diferente«; explicó Fernández en Radio Gráfica, quién entusiasmado comentó: «La principal es la autenticidad. Quinquela fue alguien muy arraigado con la realidad y su comunidad. Eso está presente en el museo. En congresos relacionados con museología de todo el mundo se hace hincapié en el compromiso que deben tener los museos con el patrimonio intanglible – tradiciones e historias – junto al pasaje cultural. Cuando pensamos como Quinquela concibió este museo, hace ya ochenta años, damos cuenta del hombre innovador adelantado a su tiempo. Especial y auténtico. Un mojón desde el cual podemos comprender muchas claves de la identidad cultural nacional porque excede el marco boquense. Quinquela nos define como argentinos. Nuestro museo es una clave para comprender lo que somos».
Fernández se metió en la época de Quinquela para comprender al hombre y su arte: «El estilo de vida que eligió era modesto, casi monástico. Los artistas del barrio de la Boca sentían que con muy poco tenían todo. Si tenían la luz del barrio y materiales para pintar a sus amigos, ya no necesitaban nada más. Quinquela fue un hombre que conoció a grandes de todo el mundo, pero siempre decía ´Uno no tiene lo que acumular, es lo que da`. Supo llenar de sentido la palabra comunidad. El haber hecho del arte un hecho social y comunitario, hoy es especialmente valorado«
También contó la resistencia de ciertos sectores del arte hacia la obra de Benito Quinquela Martín: «Las elites del campo artístico y cultural no lo querían. Rafael Squirru contó que cuando fue nombrado director del Museo de Arte Moderno descolgó de su despacho un cuadro de Quinquela, que por cierto le gustaba, porque no estaba bien visto que al director le gustara Quinquela. Por eso la figura de Benito Quinquela Martín creció con el tiempo, sobre todo por su rol de gran innovador porque fue quién pensó el arte vinculado con la sociedad y compromiso transformador con el paisaje cultural. Por eso remarco que fue la gran figura del arte nacional».
Si algo caracterizó la obra de Quinquela fue retratar la Boca y sus colores. Víctor Fernández explicó como llegó el artista a su identidad: «Tuvo la virtud de plantar bandera enfrentando preceptos académicos. No olvidemos que Quinquela surgió en una época donde los cánones vigentes tenían que ver con una paleta atemperada en grises. Las novedades del impresionismo recién comenzaban a llegar. Estas elecciones cromáticas iban a contra mano de la Academia. Era un gesto de rebeldía: la síntesis de un barrio rebelde que se plantaba desde un lugar diferente desde lo social, político y cultural«.
«La Boca tuvo el primer diputado socialista de América Latina. La presencia de anarquistas y masones, un caldo de cultivo tan variado, interesante y rico. El color estaba en el alma de la gente y brotaban desde dentro de las casas. No es casualidad que los carnavales del barrio fuera la insignia del carnaval porteño. La fiesta del mundo del revés: de color, creatividad, ingenio y protesta. Quinquela sintetizó esa figura carnavalesca y el color era la bandera de su obra, sus creaciones y sobre todo del barrio. Cuando salió al mundo a llevar sus exposiciones gloriosas dice «yo llevo mi aldea al mundo». Va y muestra su identidad. Parte de su identidad pasaba por el color. Sus grandes intervenciones estuvieron afirmadas por el color. Con poca plata y mucha creatividad generó uno de los lugares más fotografiados del mundo. Un motor de desarrollo económico, turístico y todo de la mano de la creatividad, el arte y el color«, expresó Víctor Fernández en Radio Gráfica.
«Quinquela fue generoso hasta con los artistas que lo rechazaban. Muchos se oponían a muerte a que Quinquela pudiera poner un mural en cada aula de las escuelas que el mismo donó. Esos artistas que se resistían, muchas de sus obras están en el museo de Quinquela por considerar que eran valiosas para el arte nacional. Veía más allá de las diferencias. Las grandes innovaciones con las que se fue transformando el barrio en realidad no eran inventos que iba sacando de la nada sino re-lecturas que hacía de la historia del barrio. Por ejemplo, un barrio que se había construido sobre la base de la locura tiene en Quinquela al gran almirante de la Orden del Tornillo. Es decir, sintetiza esa locura que estaba en el aire del barrio, transformándola y proyectándola«; explicó el director del Museo Quinquela Martín.
Fernández contó una historia inédita: «Benito Mussolini quiso que Quinquela se radicara en Italia porque lo quería como su pintor. La misma oferta le realizó un tal Farrell, industrial del acero, quién le ofreció quedarse a pintar murales de sus acerías en Pittsburgh. Quinquela le dijo que mejor le ofrezca el trabajo a un pintor de allí que comprenda desde adentro ese trabajo. El americano insistió; tanto que Quinquela le respondió: `El fuego de la Boca es diferente a todos´. A Mussolini le rechazó un cheque en blanco por El Crepúsculo. Le vendió tres cuadros que hoy están en la galería de Arte Moderno de Roma. Pero El Crepúsculo no se lo vendió«.
Víctor Fernández se considera hijo adoptivo de La Boca. Hace ocho años es curador del museo Quinquela Martín y desde hace cuatro su director. Una de las grandes dudas es el origen del genio de la Boca. Una de las grandes dudas que genera la vida del genio de la Boca es su origen: «El acta de nacimiento de Casa Cuna habla que el 20 de marzo de 1890 y siendo las 20hs es abandonado con buena ropa, pañuelos de hilo el niño Benito Martín. Vivió los primeros años de vida en el Hogar Expósito donde es adoptado ya grande, en edad próxima a trabajar. Lo adoptó un matrimonio grande que tenía una carbonería con muchas dificultades. Quinquela fue muy cariñoso con su madre y muy indulgente con su padre, con quien tuvo diferencias. La otra hisotira que contó su amigo José Armanini dice que el día que llegó a la carbonería el padre se violentó con la madre porque era muy flaquito y no veía en él alguien que pudiera ayudarlo a trabajar. Parecía ser que el primer día en casa de los Chinchella no fue como esperaba. Quinquela cuenta que estando en Casa Cuna los momentos de mayor felicidad fueron cuando lo sacaban a pasear por las calles. Los chicos sabían que desde la calle iba a venir la persona que les daría familia y hogar.
Benito Quinquela Martín nació el 1 de marzo de 1890, falleciendo el 28 de enero de 1977. El museo Benito Quinquela Martín está ubicado en avenida Pedro de Mendoza 1835. Está abierto de martes a viernes de 10 a 18hs; sábados, domingos y feriados, de 11.15 a 18hs.
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