Por Nicolás Podroznik, enviado de Radio Gráfica en Rusia 2018
Luego de la sorprendente victoria mexicana ante Alemania en Moscú, salieron a luz diversas opiniones. Todas relacionadas a nuestro seleccionado. Para algunos faltó todo aquello que el conjunto dirigido por Juan Carlos Osorio mostró ante el Campeón del Mundo. Como si se tratara de mero carácter transitivo, no sólo se comparó el rendimiento del Tri con el once de Sampaoli, sino también el desarrollo de ambos partidos. En todos los análisis, se cayó en lugares comunes que remiten más a la bronca por no ganar que a un real análisis.
Islandia fue a Argentina lo que México a Alemania. Osorio supo muy bien como juegan los equipos de Joachim Low: tenencia de balón, posicionamiento en campo rival, centrales en mitad de cancha). Mexico dispuso una idea similar a la mostrada por Islandia el sábado: líneas cortas, pocos espacios en defensa y la búsqueda del error forzado. La diferencia entre México e Islandia radicó en el momento de crearle problemas al rival: el gol de Hirving Lozano es una lección de contragolpe. Los verdes encontraron mal parada a Alemania, y es qué el campeón del mundo está obligado a buscar el resultado. Tal como le sucede a Argentina.
Se abre el debate. Ser protagonista no implica tener que buscar el partido obligatoriamente. ¿Por qué Argentina no puede jugar como hoy México? ¿Por qué sigue intentando jugar con una idea de posesión cuando hace años que no funciona al no tener los intérpretes necesarios? Un detalle: cuatro de los ocho goles argentinos en Brasil 2014 fueron de contragolpe.
Ante Croacia, un equipo del cual se espera un planteo franco, tal vez imite la puesta en escena de los escandinavos. Si es así, tal vez pongan en aprietos a la endeble defensa argentina. Mientras Sampaoli saca conclusiones sobre el equipo que saldrá a la cancha en Nizhni Novgorod, nosotros debemos replantear La Nuestra. Con la seguridad que nuestro estilo poco tiene que ver con lo mostrado ante Islandia.
