Concluida una nueva edición de la Feria Internacional del Libro, Punto de partida fue escenario de una mesa debate integrada por Agustín Montenegro, columnista de literatura, David De Vita de Adrán BuenosAyres, Pablo Azurmendi y Manuel Scayola de la Cooperativa El Zócalo y Manuel Pampín de Ediciones Corregidor, con el objetivo de analizar el panorama actual la industria editorial nacional.
David De Vita comentó la experiencia que le dejó esta Feria del Libro y señaló que “venimos participando hace mucho, al principio con un stand colectivo de la Cooperativa de Libreros y Editores. Este es el segundo año que estamos como Adán Buenos Aires, y buscamos hacer visibles nuestros reclamos”. El miembro de Buenos Aires Libros recordó que el año pasado «por la inflación se vendió un 30 % menos en plata (y) un 50% en libros». Este balance fue respaldado por Manuel Pampín, quien enfatizó que “en líneas generales vino opaca la venta de libros”.
Por su parte, Agustín Montenegro agregó que a este panorama se le suma la creciente importación de libros que “se igualó a los nacionales. Muchos venían a comprar libros por la calidad y lo baratos que eran pero, con la apertura de las importaciones, (un libro de afuera) sale lo mismo que uno nacional, entonces se genera una baja muy grande en nuestra industria nacional”. Por eso, agregó, “hubo un 25% menos de venta en la feria del libro”.
“La importación empobrece el mercado nacional. En la producción gráfica, la gente vuelve a mirar afuera para imprimir porque la diferencia de costo es del 60%”, agregó Manuel Pampín.
En comunicación con Lucas Molinari, Manuel informó las imprentas atraviesan “una situación muy complicada. Para poder mantenernos, inventamos salidas en medio de esta crisis. Como todas las gráficas, recibimos la baja de consumo, de importaciones y la concentración del mercado».
En medio de este panorama, David recordó que “el año pasado se sentía la caída de ventas, por eso le propuse a los compañeros constituimos como cooperativa. Así, yo cedía el patrimonio del stock de la librería que se vendía, que era de mi propiedad, así pasaba a ser un patrimonio de base”. Actualmente, «la venta se ha caído mucho, es muy duro lo que se está viviendo, no da para sostener un espacio como el que tenemos, (por eso) ahora nos mudamos a Villa Crespo, que es donde empezamos”.
Por su parte, Manuel Pampín reflexionó que “desde el Gobierno no tenemos respuesta a nuestro reclamos. Se vendieron casi 60 millones de libros, es decir un 15% menos que hace dos años. El Estado se retiró de la compras que antiguamente era para bibliotecas de Secundarios”.
Finalmente, David analizó que “el libro es un producto de demanda inelástica. Siempre hay lectores pero el consumo cayó en este último tiempo. En el 2001 había una caída pero (la industria) no iba a desaparecer. La situación actual es muy grave porque está rompiendo las variables lógicas de oferta y demanda”.
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