(*) por Carlos Aira
Un par de corazones rojos casi se paralizan en la noche quilmeña. Deportivo Camioneros, equipo del sindicato, participante del Torneo Federal B, igualó 0 a 0 ante el Rey de Copas y forzó el siempre emocionante desempate por penales. En los once pasos prevaleció la experiencia y la definición sonrió a Independiente. Los muchachos de camiseta verde estuvieron cerca de la hazaña.
La eterna competencia del fútbol argentino. Donde nadie tiene ganado nada de antemano mas allá de pergaminos o grandezas. Pero veamos más allá del verde césped. En las tribunas goleó Camioneros. Casi diez mil personas se acercaron al estadio Centenario apoyando al equipo. Se abre un debate. Algunos dirán que fueron por las entradas gratuitas que pagó la generosa caja sindical. Otros arriesgarán que a la noche de fútbol se sumaron micros, chori y coca. Otros puristas dirán que no son hinchas genuinos ya que no concurren a ver al equipo los fines de semana (?). La única verdad es la realidad: en las tribunas hubo miles de afiliados a un sindicato en el cual no sólo comparten actividades laborales del sector, sino también vida social. ¿El problema moral son las entradas regaladas? (como si no existieran miles de entradas protocolares que regalan los cinco grandes del fútbol argentino cada fin de semana). Reitero, ¿Cual es el problema? Fue un momento histórico. Casi mágico.
A comienzos de los años 80s, Luz y Fuerza disputaba el campeonato de Primera D. Una regla no escrita en AFA le bajó el pulgar al equipo. La misma desaconsejaba la participación de clubes sindicales en el fútbol organizado en Viamonte 1366. A fines de aquella década fue el Club YPF quién deseó afiliarse. La respuesta fue negativa.
El Sindicato de Camioneros emprendió el camino de los indirectamente afiliados a AFA. Fue el recurso para sumarse a la competencia. El escritor platense Rafael Ton alguna vez expresó que los clubes son escuelas de democracia. A pesar de la demonización mediática, pocos ámbitos son más democráticos que los sindicatos. En tiempos que se buscan instalar las SAD, bienvenido Camioneros. Como será bienvenidos futuros clubes sindicales en el fútbol argentino.
Por otra parte – y tal vez muchos no lo sepan – en la tarde que Camioneros casi entra en la historia frente a Independiente, se jugó la tercera fecha del pentagonal de ascenso al Nacional B. Club Agropecuario de Carlos Casares derrotó 2 a 1 a Unión de Sunchales. Un club tan joven como Camioneros. Fundado en agosto de 2011, su ascenso ha sido meteórico. No tiene ningún sindicato detrás que genere comentarios malintencionados. Tiene otro poder: un grupo económico con eje en la producción y exportación agroindustrial alimentaria. El presidente del club Agropecuario es Bernardo Grobocopatel.
Entre 1980 y 1983, Amalia Lacroze de Fortabat hizo crujir al fútbol argentino. Loma Negra de Olavarría era sensación. Un equipo indirectamente afiliado a AFA, que a base de una prepotencia económica, estuvo tres años en el centro de la escena. La Viuda pagaba cientos de micros y entradas para que sus empleados viajaran a Buenos Aires para ver al Pampa Orte, Pepona Reinaldi, Carlos Squeo y Mario Husillos, entre otras estrellas. Nadie preguntaba si había un sindicato atrás. Era la prepotencia de una millonaria.
Si el equipo de Grobocopatel asciende al Nacional B, se escribirán hermosas notas sobre la historia del club. Todas ligadas al esfuerzo chacarero y la razón social por la cual una familia millonaria decidió fundar un club en una zona siempre esquiva al fútbol. Una suerte que Camioneros – y el mundo sindical – nunca tendrá, a pesar que Camioneros tenga una estructura de club ejemplar para sus afiliados.
(*) Periodista. Conductor de Abrí la Cancha / La Señal Fútbol / www.xenen.com.ar
