
José Luis Ponsico, oriundo de la ciudad de Mar del Plata, es periodista de oficio. Sus dos pasiones; el fútbol y el periodismo, marcaron su vida. A lo largo de su carrera, entendió que la pelota y la política, son partes del mismo juego.
“Pertenezco a una generación que fue goleada, como Argentina en el mundial de Suecia con Checoslovaquia”.
En el interior de Villa Crespo, dentro del bar “El progreso”, un lugar con aspecto anticuado, el periodista, anota algunas palabras sueltas al margen del diario Olé. Aquél hombre de mirada profunda, describe que nació un día lluvioso, un 20 de julio, hace 67 años. Fecha en la que también nacían, dos grandes futbolistas; Julio César Falcioni y Rodolfo Arruabarrena.
Se asume perteneciente a la clase media y cuenta que su barrio natal, ubicado en una ciudad de 150.000 habitantes, era conocido como El Club. “Había lugares de recreación como canchas de bascketball, fútbol y tenis. Además, sobre las calles almirante Brown, entre España y Jujuy, jugábamos un picadito de cuatro contra cuatro”, expresa.
En el año 50´, el recuerdo más fuerte que tiene de su infancia, fue el de la epidemia que se expandió por todas partes; la poliomielitis. “Todas las madres guardaban a sus hijos. No podíamos salir a jugar en la vereda. Eso duró todo el invierno y me quedó grabado por un caso en particular”, recuerda. El relato de Ponsico, se va empapando del contexto histórico “Recuerdo episodios que me marcaron en cuanto al fútbol. Uno de ellos tiene que ver con un chico con poliomielitis, que quería ver al gran goleador Ángel Labruna, de River. Después de expresarle al padre su deseo, se difundió por todas partes y al final el jugador vino a nuestra ciudad para verlo. De alguna manera, esto empieza a marcar lo que es el fútbol y sus ídolos, lo cual fue despertando mi curiosidad”, confiesa.
-¿Qué fue primero, la pasión por la pelota o el periodismo?
– En mi propia cronología es el fútbol y luego el cine.
-¿Cuál fue tu primer acercamiento al periodismo deportivo?
– En el secundario me destacaba en el fútbol. Recuerdo que en el mundial de Chile, me conocía todas las formaciones de los equipos y que incluso sabía de memoria, los nombres de los futbolistas de la selección Rusa. En ese tiempo, mi padre me había regalado una radio Transitore, que llevaba al colegio para escuchar los partidos en el recreo. Ya tenía mis propios seguidores.
José Luis, menciona que nunca fue un jugador brillante, porque era un poco lento para jugar (cualidad que se lo atribuye a una fractura de pierna), pero destaca que tenía cierta inteligencia para el juego.
Antes de que se crearan las escuelas de periodismo, él ya había comenzado a acercarse a la profesión. El periodismo como oficio, le marcó el comienzo de una época, en donde la pluma ya empezaba a trazar sus primeras palabras, “El periodismo llega por casualidad a mi vida, un amigo mío que estaba estudiando abogacía, habla con el jefe de deportes de un diario, y me ofrece empezar a escribir crónicas. Estuve a prueba, y quedé”, recuerda. En Agosto del 66´, estaba escribiendo en un diario en medio de un juicio sucesorio, donde se ganó un lugar, pasando formalmente a ser periodista luego de tres años y donde más tarde comenzaría su actividad como sindicalista.
El entusiasmo político del 69´, trajo para el cronista una serie de cambios: El fallecimiento de su padre, su casamiento, la mantención de dos trabajos y el comienzo de una nueva etapa; la militancia política.
La pasión por el fútbol, se trasladó de la misma manera a la actividad sindical. La lucha política apenas comenzaba. Amílcar González, secretario general del Sindicato de Prensa (1970/76), fue uno de los primeros dirigentes secuestrados y torturados, por la dictadura militar. “Yo me pegué a él, como charro moreno. Tenía un modo casi ácido de conducir. Recuerdo que me decía ¿Vos vas a estar todo el tiempo con la pelota? ¿Vas a estar escribiendo siempre estas crónicas? Son buenas, pero no te va a alcanzar”, comenta.
A través de sus lentes, mira hacia la ventana, como si buscara los recuerdos en algún rincón de ese bar. Al cabo de una rato, se emociona y comenta: “Amílcar era como mi padre, una especie de hermano mayor a quién admiraba mucho. Su secuestro años después, me marcó mucho».
La dictadura, dejó huellas en la generación, que tuvo que aprender a sobrevivir con el recuerdo de las más trágicas historias. “En esa época, mi dirigente estaba preso y yo me tuve que venir a Buenos Aires. Nos echaron a todos del diario, nos persiguieron, y tuve que empezar de cero”, expresa.
En la primavera de 1976, las cosas fueron cambiando un poco. Empezó a formar parte del Sindicato de Prensa en Buenos Aires como delegado y le ganó el juicio al diario en el que trabajaba. En la cancha, empezó a ver las jugadas políticas de cada época. La característica de mezclar en sus relatos, sus dos pasiones, se plasman a lo largo de su carrera periodística.
– ¿Sentís que algo se quebró entre la política y el fútbol?
– Siempre más cerca o más lejos, ambas tuvieron que ver con el encuentro. Desde el encuentro de hinchas para debatir el futuro del club, hasta sus dirigentes que siempre fueron patrones de estancia. El fútbol y la política sino eran hermanos, eran primos.
Él piensa en voz alta, mezcla historias, recuerda jugadas gloriosas, se acuerda del mundial 78´ y opina que muchos periodistas deportivos, que hoy forman parte de la pantalla grande, fueron producto de ese momento histórico.
«Con la política gané y perdí…. Pero con la llegada de la democracia recuperé el status y pude volver a escribir, allá por el año 1982», expresa.
– ¿En algún momento se te cruzo por la mente dejar tu profesión?
– No, porque siempre fue para mí un instrumento, que utilicé para poder trasladarme de un lugar a otro. Siempre formó parte de mi militancia política. Es una vocación y también una actividad. El problema es que cuando fueron pasando los años, el periodismo como poder, pasó a estar en manos de grupos económicos y no en manos de los periodistas.
Aquel chico, que en su infancia juagaba a ser archivero, hoy utiliza la memoria, como una de las herramientas más importantes a la hora de escribir. Piensa que estamos en una nueva etapa, y apuesta a los jóvenes de hoy. «Vamos retomando el camino, que instalaron periodistas como Rodolfo Walsh. El camino de la lucha a través de la palabra».
NP / GF / RG