Ariel Geandet, integrante de la Mesa de Economía del Movimiento Evita habló con Sin Zonceras sobre la reducción del subsidio al consumo de gas domiciliario.
“Siempre identificamos la política de subsidios (del gobierno nacional) como uno de los problemas en términos distributivos que teníamos que corregir”, admitió el economista en diálogo telefónico con Julián Chames y Livio Carlino.
En las provincias argentinas y en el interior de la provincia de Buenos Aires las tarifas fueron aumentado en los últimos años, “pero la política de subsidios concentrada en los usuarios residenciales en Capital Federal y algunas zonas del conurbano bonaerense era financiar a los sectores medios y medios-altos”, advirtió.
Dentro del espíritu redistributivo de las políticas del gobierno “generaba una contradicción, que también implicaba un problema para corregir”, aseguró Geandet.
El economista reflexionó sobre la relación de la política de subsidios del Estado con diversos segmentos de la población, al señalar que “el gran problema cuando se tocan los servicios públicos es que cuando se paga poco no se valora en general lo que a uno le dan, pero cuando se lo quitan (esos sectores) tienden a enojarse porque se lo sacan”.
“Estamos de acuerdo con la medida, porque es sacarle el subsidio al gas, que es un recurso no renovable y escaso para la Argentina, para los sectores medios y medios altos de Capital Federal y el conurbano bonaerense”, afirmó Geandet.
El economista recordó que el principal uso del gas es para la generación de energía eléctrica: todos los ciclos combinados funcionan a gas o utilizan fuel oil. “Cuando falta gas implica que hay que importar fuel oil que es muy caro. El gas que estamos importando de Bolivia cuesta 14 dólares el metro cúbico”, explicó.
“Lo que esta medida trata de corregir es la inversión que realiza el estado, porque por cada factura de gas de 20 pesos que un consumidor paga, el Estado pone 260 pesos”, señaló.
El economista del Movimiento Evita analizó el lugar que ocupa la energía en un contexto de producción industrial y crecimiento económico y las consecuencias negativas de la gestión privatizadora de Repsol en la exploración y generación de gas de petróleo. “Entre el aumento del precio internacional de los combustibles y el gas, la falta de inversión de Repsol, el tiempo que necesita YPF para reconstruir la producción, la inversión en Vaca Muerta, estamos en un esquema donde el crecimiento económico, el aumento de los ingresos de las clases medias y de las clases bajas implican que ha aumentado el consumo”.
Además, “hay un 40% más de usuarios de gas en red de los que había hace 10 años”, afirmó, aunque falta el gas para las poblaciones del norte argentino y el conurbano que el único gas que conocen es el de garrafas”, reconoció.
Hoy los subsidios a los servicios públicos, en todo concepto, significan un gasto para el Estado de 130 mil millones de pesos, ocho veces más que la Asignación Universal por Hijo al año.
“El ahorro que se espera por la quita del subsidio viene en dos segmentos: uno es tratar de ahorrar directamente en el consumo; el otro es el dinero que ahorra el Estado por importar menos”, anticipó Geandet. El cálculo estimado indica que el incremento por factura bimestral de gas para el residente domiciliario puede ascender a 80 pesos.
Por último, Geandet sostuvo que “en términos distributivos, el Estado deja de subsidiar a los sectores de más altos ingresos y ese ahorro puede destinarse los sectores más vulnerables de la Argentina, a incrementar el programa Progresar y la Asignación Universal por Hijo”, concluyó.
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