Por Lucas Molinari * – Fotos: Ezequiel Molina **
Héctor Amichetti, secretario general del sindicato Federación Gráfica Bonaerense. En una charla a fondo hace un balance de la Corriente Federal de Trabajadores a tres años de su conformación, de la resistencia al macrismo y la construcción de la unidad que hoy se proyecta en el Frente de Todos. Propone una mirada crítica del kirchnerismo y fundamenta que el movimiento obrero, debe estar unido en la CGT. En un repaso histórico postula el gran desafío por delante y la necesidad que exista un protagonismo del pueblo trabajador. Habilita el debate sobre una nueva Constitución Nacional, retomando la de 1949 que fue eliminada por la Fusiladora. Y la preocupación por las maniobras del gobierno, ahora en retirada, y del mercado, por lo que no descarta exigir un adelantamiento de las elecciones, para evitar un agravamiento de la situación social. Todo, en un diálogo extenso que sirve de insumo para situarse en la actualidad nacional.
Hace tres años se fundó la Corriente Federal de Trabajadores. ¿Qué balance haces?
– Lo que intentábamos desde la Corriente Político Sindical Federal, que se dio a partir del 2014 con un congreso en Córdoba, era la idea de retomar un movimiento obrero con un programa. Pero a partir de 2015 con la victoria de Macri, se aceleró la coincidencia con otros sectores sindicales como el Núcleo del MTA y el caso concreto de La Bancaria. Y confluimos en la idea de que había que constituir un espacio, sobre todo ante lo que se venía que era el intento de restauración del neoliberalismo. Era más importante que nunca que el movimiento sindical tenga un programa, que tenga posiciones muy claras que por supuesto iban a ser todo lo opuesto a la política de Macri.
Esto hizo que en agosto de 2016 confluyéramos en un programa de 26 puntos que después se convirtió en uno de 27 puntos por una dinámica muy particular del tema de las mujeres. Y con eso nuestra idea era incidir lo más que pudiéramos en la CGT. Entendíamos que era importante la unidad de la CGT. Otros sectores también lo planteaban. Fuimos al Congreso de la CGT diciendo que teníamos que unirnos en base a un programa. Y que iba a ser necesario un plan de acción porque iba a ser totalmente opuesto a las políticas de Macri.
No es que Macri iba a chocar la calesita, sino que venía a destruir el país…
– Exactamente, por eso pusimos la defensa de la industria nacional, del control del sistema financiero, del comercio exterior… Todo lo contrario, a lo que hizo Macri: la liberación del control de capitales y la destrucción de la industria nacional.
Bueno, no logramos en el Congreso de la CGT (22 de agosto de 2016) esa concepción. La unidad se dio por acuerdo de grupos previos: el moyanismo por un lado, el barrionuevismo por otro y lo que venía de la CGT que conducía Antonio Caló por el otro. Así que, si uno tiene que hacer un balance, lo positivo fue no ser parte de la conducción de esa CGT, pero sin abandonar el espacio dentro de la CGT y seguir predicando con coherencia lo que veníamos diciendo: que era necesario tener un plan de acción. Que, si no teníamos un programa, por lo menos ante cada acción del gobierno de Macri teníamos que tener una respuesta. Para eso hacía falta una estrategia.
En algunos casos lo logramos. Yo recuerdo aquellos plenarios a los que íbamos como Corriente y planteábamos con claridad que una postura de la CGT que garantice la “gobernabilidad” no correspondía… que la gobernabilidad era una responsabilidad del propio gobierno. Y, en la medida que el Gobierno afectaba intereses de la clase trabajadora, se iba a volver ingobernable y que nosotros teníamos que responder a eso.
Nos costó mucho, porque recordá que en la gran marcha que quedó registrada como “la marcha del atril” hubo cerca de 500 mil compañeros y compañeras…
La marcha frente al Ministerio de Producción del 7 de marzo de 2017…
– Claro, ahí tuvieron un gran protagonismo, en las reuniones previas, los gremios industriales de la Corriente y otros, como el caso de la UOM. Recuerdo que se dio un hecho inédito en la CGT, porque hubo una convocatoria de delegados de gremios de la industria, que desbordó el salón Felipe Vallese y hasta habían muchísimos compañeros en la calle. Ese día se reclamó claramente que no sólo había que hacer una movilización sino poner la fecha de un paro. Por eso creíamos que lo más correcto era que en el acto de la movilización se anunciara el paro, que fue lo que desbordó al triunvirato de la CGT al no anunciar el paro. Ya lo veía venir, la demanda por abajo era esa. Ahí creo que la Corriente jugó un papel muy importante.
Después hubo cosas que se generaron, más allá de la estrategia de la CGT que era darle tiempo al gobierno, como sentarse en una mesa de negociación donde realmente no se logró absolutamente nada. Se generaron cosas desde la Corriente con algunos sectores de la CGT. Yo recuerdo claramente un hecho que para mí fue muy importante, fue el encuentro de Luján donde confluimos con Pablo Moyano y con la CTA, y que desembocó en las movilizaciones de noviembre y diciembre de 2017. La primera frenó la reforma laboral, que recordemos que la CGT decía que no era tan perjudicial y que el gobierno decía que sacaba algunas cosas, para decir que negociaban. En esa marcha, Moyano plantea que se repetía lo de la Banelco y esto hace que en el Senado Pichetto diga ´si no hay consenso total de los sindicatos los senadores no van a votar´. Bueno yo creo que ese fue un hecho importantísimo, porque hasta el día de hoy siguen insistiendo con la reforma laboral. La frenamos con la acción de resistencia que, aunque limitada, generó acciones muy importantes. Luego, la reforma previsional, en la que hubo una gran represión. Yo creo que ahí terminamos confluyendo, que era el objetivo de la Corriente: cómo lográbamos confluir en acciones comunes con una buena parte del movimiento obrero y con las organizaciones sociales, sectores del cooperativismo y después empezaron a sumarte las Pymes también. Ahí la Corriente tuvo un rol muy importante, hizo una reunión aquí en Gráficos con representantes de siete organizaciones pymes, que reconocieron que por primera vez se juntaban entre ellos. Hay que ver que ese sector pyme, que fue muy golpeado por el gobierno, en definitiva, no tiene una organización fuerte. Son agrupamientos muy débiles y al haberlos convocado desde la Corriente fueron consolidando por lo menos un grupo de sectores pyme que después terminaron construyendo la segunda marcha de la industria. Todos en la CGT debatiendo realmente cuál era el camino que había que seguir.
Me parece que el valor grande de la Corriente en estos tres años es haber buscado siempre unificar, ampliar el poder de la resistencia, y haber contribuido en la última etapa enormemente a que se pudiera construir un frente político para que se pudiera poner un punto final a este gobierno. Creo que estamos ahí con la elección. Bueno, ese frente creo no hubiera sido posible si no había una gran influencia de la Corriente primero empujando la formación del Frente Sindical para el Modelo Nacional y después, desde el Frente Sindical, con sindicatos importantes como Camioneros y SMATA, haber hablado con todos los sectores políticos para que tuvieran ese gesto de deponer sectarismos y generar ese gran Frente de Todos que hoy es la expectativa.
Sabemos que la foto de Moyano y Cristina, donde empieza, en parte, a construirse este Frente de Todos, es una reunión articulada por dirigentes de la Corriente.
– En el caso de Cristina, con quien más cercanía teníamos, hay que recordar un hecho importante que es que la Corriente logra que sean incorporados a las listas Vanesa Siley y Walter Correa. Por primera vez después de muchos años en la política se genera un bloque sindical, también con un compañero que está como seccional de la UOM Campana en la Corriente, que es Abel Furlán. Varias seccionales de gremios metalúrgicos tienen mucha cercanía con la Corriente como el caso de la Matanza, que participa en todas las acciones y reuniones. También, que haya entrado Hugo Yasky, con el que veníamos teniendo unidad de acción desde el primer día del gobierno de Macri. Más el compañero Pablo Carro de la CTA de Córdoba, que también entró. Se generó por primera vez la idea de un grupo de dirigentes sindicales con la política del movimiento obrero dentro del Congreso. Porque en general lo que era muy común era que haya representantes de sindicatos en el Congreso. Entonces un gremio grande coloca un candidato del gremio, en este caso no, se conformó un bloque de compañeros que siempre estuvieron muy atentos, a pesar de las dificultades enormes de estos años, a lo que fueron las demandas del movimiento obrero.
Hablaste de la Corriente Político Sindical Federal que surgió en 2014, previa a la Corriente Federal. ¿Por qué no antes? ¿Por qué el movimiento obrero no genera en los momentos de alza, programas de liberación lo como fueron La Falda, Huerta Grande y CGT de los Argentinos?
– Eso yo siempre lo miro en términos históricos. Lo que creo es que realmente no han podido destruir la organización del movimiento obrero argentino, no han podido destruir los convenios colectivos. Pero sí el neoliberalismo en cada una de sus ofensivas, partiendo desde la etapa de la dictadura militar y después en los ´90 más todavía, cuando avanzan las privatizaciones, genera un hecho dentro de las organizaciones nuestras… perder de vista la visión de un proyecto de país, qué papel juega el Estado, por qué los recursos naturales deben pertenecer a la nación y no tener los servicios públicos en manos de las multinacionales.
Es decir, cada avance del neoliberalismo penetra de alguna manera en las organizaciones del pueblo, entre ellas los sindicatos. Lo que yo he notado es que con un gobierno que tenía política a favor, cada gremio se sentía cómodo encerrado en su propio gremio. Es decir, las paritarias le ganaban a la inflación, no había peligro de pérdida de puestos de trabajo. Y el planteo de fortalecer un proyecto nacional no era empujado desde el movimiento obrero, ni tampoco promovido desde el gobierno. Yo siempre plantee que ahí hubo un problema a dos puntas, es decir, no lo vio el gobierno porque priorizó el tema de comprometer al movimiento obrero en la defensa de un país. De hecho, esto le generó debilidad cuando tuvo que enfrentar a los factores de poder. Recordemos la pelea por las retenciones, en donde tal vez, si lo hubiéramos preparado con más tiempo y con mucho más compromiso con el movimiento obrero, y con una propuesta de convocatoria a pequeños y medianos productores, y a los sectores nacionales que reciben los beneficios de las retenciones… esa es una batalla que podríamos haber ganado. Es decir, se hizo pensando que se podía entender sin la participación de los sectores populares y nacionales. Esa fue una, pero te puedo decir varias más. No hubo una discusión con el movimiento obrero del impuesto a las ganancias, hubo propuestas y tampoco fueron escuchadas por el gobierno y creo que eso fue una debilidad.
Hacia dentro de la CGT no se veía la cuestión programática. Desde aquella experiencia con Saúl Ubaldini a la cabeza no se habló más de que el movimiento obrero debe tener un programa. Uno ve en gremios de empresas que se han privatizado hasta el día de hoy, empresas que hoy alientan políticas de flexibilización, que el eje de esas organizaciones está más en no ponerse dentro de un programa que diga que los servicios públicos tienen que estar en manos del estado. Han logrado que los sindicatos sientan que eso es inmodificable y que hoy, en el marco de una negociación con una multinacional, tienen posibilidad de resolver las cuestiones laborales. Porque hay que pensar que cuando un movimiento obrero se plantea la idea de programa genera un compromiso muy fuerte con todos. Es decir, ya no es el problema de un sindicato, de un sector de trabajadores, es un compromiso con los intereses de todos. Nosotros entendemos que eso que no pudimos lograr, que lo lanzamos como Corriente pero que no lo pudimos lanzar dentro de la CGT, hizo que la CGT dejara pasar muchísimos golpes en el sector de la industria sin un plan de acción. Y cuando vino, fue desde abajo, como el 30 de abril, que fue otro hito muy importante. Porque se demostró que, aunque la situación avanza y destruye tanto, y la estructura no se pone a la cabeza, surge, desde algún otro lado surge… y hay experiencias históricas…
¿Y cómo ves la relación del movimiento obrero con el gobierno en la próxima etapa?
– Lo que tenemos claro los gremios de la Corriente Federal es que la necesidad de recuperar el gobierno se había vuelto prioritaria, porque si este gobierno tuviera la posibilidad de un segundo mandato, realmente con el grado de fragmentación que tenemos en el campo popular, hubiera sido definitorio. Es decir, hubieran logrado objetivos que no pudieron lograr con la gran represión, con los 30 mil compañeros que secuestraron e hicieron desaparecer. Por eso la prioridad es recuperar el gobierno, aún con la amplitud de criterio que puede haber dentro de ese frente. No es novedad en la historia, tuvimos 18 años de resistencia y cuando Perón volvió sabía que había condicionantes que hacían necesaria la conformación de un frente, el Frejuli en ese momento. Casi siempre es necesaria la conformación de un frente para lograr que algunos sectores con un compromiso relativo, hoy golpeados, vengan… aliados de camino, decimos nosotros. Esto se notó en la elección del domingo, ahora lo que tiene en claro la Corriente es que ganar la elección es un paso, que la verdadera batalla viene después de que se ganó la elección. Y yo creo que estas primarias aceleraron los tiempos, es decir, la batalla ya la estamos dando ahora. Ya no es que estamos en una campaña para ganar la elección definitivamente en octubre, la batalla la plantean los sectores de poder que hoy están poniendo los capitales.
Yo creo que si nosotros no tenemos una estrategia frente al poder real que concentra la economía, puede condicionar al próximo gobierno en el que el pueblo pone grandes expectativas. ¿Cómo contrarrestamos eso nosotros? Desde la posición que estamos, creemos que esta resistencia que fue creciendo y que contribuyó a una alternativa electoral, hoy tiene que consolidarse, es el Frente de los sectores nacionales y populares. Hoy más que nunca hay una posibilidad de que eso se convierta en una fuerza muy potente porque todos están golpeados y hay intereses comunes que nos tienen que unir. Yo digo, hay 500 mil pymes que hoy saben que dependen del mercado interno, que dependen de que los recursos, que hoy van a la especulación, vayan a la reactivación productiva, vayan al bolsillo de los trabajadores, de los jubilados, que se genere más empleo. Es decir, hay intereses comunes, las crisis generan una unidad de intereses. Nosotros tenemos que trabajar para que eso tenga la fuerza suficiente. Y en este momento también está en discusión cómo actuamos, porque si uno mira las experiencias internacionales, ha habido mucha expectativa en un gobierno que tuvo mucho apoyo popular, como recuerdo el caso de Grecia, pero también para ir a uno más cercano, como Ecuador, donde el candidato que parecía que era de la línea nuestra, después aceptó las condiciones que le impusieron los sectores que realmente siguen teniendo el poder en el país. Y en nuestro caso, el tema del FMI hoy es clave, si no logramos replantear las condiciones con el Fondo, por más que sea un gobierno con mucho apoyo popular, no va a haber margen para aplicar políticas a favor del pueblo.
Esa es la gran discusión hoy en Argentina. Ahora bien, con lo ocurrido esta semana post elecciones PASO, hay un debate en la militancia argentina sobre el fin del mandato de Macri ¿Crees que es correcto plantear que deben adelantarse las elecciones?
– Yo en eso que se está discutiendo en estas horas, nadie puede asegurar un camino seguro… En lo personal considero que, con la contundencia del resultado del domingo, es muy necesario que todos los sectores nacionales que ven venir con esta especulación que se está produciendo… no mirar tanto a Macri. Que por la libre circulación de capitales en unos meses nos podemos quedar sin reservas y el próximo gobierno asuma sin ningún recurso para hacer la política que decía. Yo creo concretamente que, con esa construcción bien amplia, previendo de la pobreza que genera cada día la especulación financiera, millones de personas que hoy empiezan a tener más problemas que la semana pasada para poder comprar lo mínimo, tendría que haber un adelantamiento de las elecciones. No tiene que renunciar Macri, habría que adelantar las elecciones y estar en el mes próximo ejerciendo…
Esto que decís va a contramano de posturas que esta semana plantearon que cualquier movilización o pedido de adelantamiento de elecciones beneficiaba al macrismo, ya que buscaban eso para victimizarse.
– Y esto pasaba antes también cuando se discutía si este era un gobierno democrático o no. Algunos se espantaban, cuando yo en alguna oportunidad dije que el gobierno no es democrático porque gana una elección. Sino entramos en el esquema que nos impone el liberalismo de decir vayan y voten el domingo y después le dan todas las facultades a los representantes para que hagan lo que se le dé la gana. Es democrático si es respetuoso de los intereses populares, porque de última la democracia debería ser representativa de la voluntad del pueblo. Si no es respetuoso va perdiendo legitimidad democrática.
En este caso se produce lo mismo, estamos hablando de un daño enorme al país que no lo provoca el gobierno supuestamente democrático, lo provocan ya los que tienen la posibilidad de comprar dólares, de especular con las Leliq. Entonces nosotros ¿Vamos a estar preocupados por los términos de un sistema electoral o vamos a estar preocupados por la defensa de los intereses de la patria y fundamentalmente del pueblo? No, yo creo que hay una responsabilidad más grande. En Argentina hemos vivido que cuando eso se deja correr termina con violencia, termina con muertos. Es decir, hoy la discusión es, si alguien dice no hablemos de alterar las elecciones de octubre y la entrega en diciembre. Bueno, yo le digo entonces que seremos responsables si no lo planteaos con seriedad esto, de una situación de violencia en el país. Esto lo podemos decir nosotros, a lo mejor los candidatos que han ganado no lo pueden decir y lo entiendo. Pero las organizaciones del pueblo lo tendríamos que decir. El riesgo es muy grande, cuando el pueblo tiene hambre, si mañana empieza a haber desabastecimiento. Es decir, empieza a haber situaciones violentas que es posible evitarlas. No vamos a esperar que haya un espíritu de grandeza del presidente que tendría que entender esto. Pero no nos vamos a atar nosotros a que defender la democracia es defender cronogramas electorales que pueden ser muy dañinos.
¿Qué país nos queda el 10 de diciembre?
– Yo creo que ahora si tuviéramos a un gobierno con respaldo popular, es decir si hoy Fernández pudiera asumir, por supuesto que tendría mucho más margen de movimiento que el que puede tener la semana que viene, dentro de dos meses o cuatro meses. Si nosotros pensamos que esto se puede contener por una conversación política con el que están en el gobierno, que no le interesa nada porque sabe que se va. Y quien tiene ahora mayor apoyatura popular, a mí me parece que tanto al Imperio que está tan interesado en que no cambie de rumbo la Argentina. Es decir que toda la plata que vino para que gane Macri, no es plata regalada, entonces va a tratar de acelerar lo más posible para que el gobierno que viene esté condicionado. Entonces yo creo que el daño puede ser muy grande, vamos a tener que seguir esto semana a semana, pero si tenemos que esperar a diciembre, vamos a encontrar muy poca capacidad de maniobra.
Tu postura sobre la necesidad de plantear el adelantamiento de las elecciones no parece ser la que prima a nivel dirigencial ¿Por qué crees que pasa esto?
– Algunos ven que ese poder real que nos condiciona puede hacer mucho daño y piensan que la manera en que haga el menor daño posible es sin abandonar un margen de negociación con ese poder real. Porque la concentración es muy grande, uno sabe que el sistema financiero hoy no lo manejamos, que el comercio exterior tampoco… A mí me parece que hoy hay muchos sectores afectados. Lo vimos el año pasado en las reuniones que promovió la Pastoral Social en donde, hasta sectores de la UIA entendían que tenía que haber un cambio de lineamiento en la política económica porque no te digo que cerraban las grandes empresas, pero sus balances cada vez iban peor. Hoy hay un margen necesario como para apuntalar un cambio en la política económica y ponerles freno a estos sectores especulativos. Por supuesto que hay otras visiones, en sentido de que podemos darles señales a esos sectores para que no se desestructure más la economía. Yo desconfío seriamente de eso, me parece que los sectores exportadores van a querer que suba el dólar lo más posible, que el sector especulativo va a aprovecha en este tiempo para poner a resguardo sus intereses y que el Imperio que no hay que perderlo de vista, considera que la llegada del peronismo otra vez al gobierno en Argentina, no sólo es un riesgo para sus intereses en Argentina sino para toda la región. Porque a mí no me parece una cosa menor esa preocupación para desestructurar al peronismo, este gobierno cuando llegó que tiraba líneas a un peronismo que iba a ser respetuoso, en una continuidad futura…
El llamado “peronismo racional” …
– Pero ganó un frente que representa mayoritariamente a un peronismo que mantiene una línea histórica, una Argentina pensada desde adentro, defender el mercado interno… Es decir, esto ellos lo saben y va contra sus intereses. Entonces yo creo que el imperio va a operar de todas las formas que pueda, tienen forma de hacer daño y esto tendría que ser analizado desde ahora. Yo creo que en el Frente de Todos lo están analizando, de alguna manera también tenemos que ser respetuosos de esa expresión popular, pero no dejo de decir que tenemos que incidir desde las organizaciones del pueblo.
Hoy ¿Cuál es el rol que debería jugar la CGT?
– Si la CGT hoy tuviera la visión que plantea la Corriente Federal hoy sería convocante de un frente muy amplio de los sectores nacional. Es decir, está visto que a nosotros nos ha costado mucho generar una convocatoria por no tener la CGT al frente. Hoy deberíamos estar reunidos para hacer acciones concretas, frente a ese poder que está desestabilizando a la Argentina productiva y del trabajo toda junta. Estaríamos haciendo los actos que sean necesarios, las movilizaciones que sean necesarios. El tema no es solamente largar una medida, sino tener una construcción organizativa muy fuerte, que tenga en claro cuáles son los objetivos y que eso genere un poder para contrarrestar al poder de facto.
En la campaña hubo muchos gestos de Alberto y Cristina a la Corriente Federal en actos en La Bancaria, ¿Cómo te imaginas la etapa que viene en la CGT?
– Creo que no hay que abandonar el planteo de la Corriente que hay que tener el mayor grado de unidad posible. En esto sigo pensando que, aunque en la CGT haya concepción y pensamiento distinto, la CGT no es de ningún dirigente ni de ningún grupo. Hay que recuperar la CGT con la mayor unidad posible. Desde ahí me parece positivo y prioritario el planteo de un acuerdo social en donde el movimiento obrero vaya en defensa de los trabajadores. Yo creo que es necesario en este momento, el contrato social como lo llama Cristina, de alguna manera es necesario que el empresariado nacional se comprometa con las medidas que el gobierno tiene que tomar. Y cuando digo trabajadores incluyo también a todos los que están en la economía popular. Encuadrarlo en un proyecto de desarrollo nacional, nosotros creemos que hoy hay que generar trabajo y hay posibilidad en la medida que se visualice una Argentina productiva. Estamos hablando de un gobierno que dice que va a generar un ministerio de vivienda, imaginémonos lo que se puede generar solamente con planes de vivienda. Ahí me parece que el movimiento obrero tiene ideas, tiene propuestas. Casi todos los gremios de la Corriente han venido planteando, algo muy superior a las reivindicaciones laborales. Se ha planteado cuáles son las causas de la crisis energética, el rol de las multinacionales, lo vemos en los pilotos de avión planteando la defensa de Aerolíneas Argentinas, lo vemos en La Bancaria con el sistema financiero…
Ustedes con el proyecto de ley del Instituto del Libro…
– Exacto, hay políticas como para un proyecto de país distinto y me parece que lo que se viene es que el Frente de Todos que ha logrado generar espacios de encuentro, salde lo que nos faltó en la etapa anterior que hubo tantos avances, pero no hubo construcción del poder del pueblo a través de sus organizaciones. El poder del pueblo muchos lo quieren hacer aparecer como una cuestión utópica y es todo lo contrario. Si el pueblo va uniendo a sus organizaciones que definen política concreta, eso es construcción de poder. Por supuesto que tendremos matices particulares. Yo creo que fortalece el poder del pueblo discutir una nueva Constitución.
Alberto Fernández dijo que no es una prioridad una nueva Constitución.
– Yo creo que hay que plantearlo porque es lo que más les duele a los sectores oligárquicos, el hecho que le puedan modificar las reglas de juego del liberalismo que están establecidos constitucionalmente. Por eso taparon durante tanto tiempo y trabaron la posibilidad de discutir valores de la Constitución de 1949 que no son para nada antiguos como el bienestar social, el bien común… Si hoy no cambiamos el marco normativo nacional no va a ser posible avanzar, desde los servicios públicos, por ejemplo, el endeudamiento externo. Tenemos que poner en la Constitución que no se permita nunca más esta situación de endeudamiento irresponsable que se ha generado. Los prejuicios para hablar de una nueva Constitución están más en el poder oligárquico y ahora no estaría el problema que el que promueve eso quiere ser reelegido, estamos empezando desde un país que ha sido casi destruido y sería fundamental encararlo lo más rápido posible.
Por último ¿cómo ves el proceso de reincorporación a la CGT de gremios de la CTA, como plantea Yasky, y de la economía popular también encuadrada en la central obrera, como expresan dirigentes de CTEP?
– El pensamiento de la Corriente es que nuestra historia es la de la Confederación General del Trabajo. Con sus idas y vueltas, con sus divisiones, pero es el eje de la resistencia. Todo intento de armar una central paralela ha demostrado que no desarrolló poder, ni convocó a los trabajadores organizados mayoritariamente. Veo como una muy buena señal los planteos que está haciendo la CTA, sería muy bueno que todos esos gremios realicen su reafiliación a la CGT, porque los lineamientos que traen desde afuera, tendrían un peso que, sumado a la Corriente y al Frente Sindical, nos permitiría hacer más fuerza para que la CGT tome el rumbo que tiene que tomar.
Y en el caso de los compañeros de la CTEP, nosotros insistimos que deben ser incorporados como trabajadores de la economía popular. De hecho, nosotros acabamos de hacer una reforma estatutaria en el gremio gráfico donde creamos una Secretaría de “Cooperativismo y nuevas relaciones de producción”. Es decir, la CGT debe ser la entidad que agrupa a todos los trabajadores, no sólo a los que tienen relación de dependencia. Porque si nosotros desde las organizaciones sindicales no nos planteamos cómo hacer respetar los derechos de los trabajadores, de lo que ellos quieren que sea una economía informal o precaria o tercerizada, nosotros tenemos que incluirlos. Aunque trabajen en su casa y parezcan independiente, tiene que ser respetado como cualquier trabajador. A mí me parece que todo eso tiene que estar contenido en una central y a la vez creo que tampoco tenemos que resignarnos a la lógica de que hay un sector que tiene que tener un sindicato de trabajadores de la economía popular.
Es decir, tenemos que desarrollar la economía del país como para que muchos trabajadores sean parte de las ramas históricas de un país que se desarrolla y que crece. Creo que no hay que pensar con la lógica de la globalización, que ya hay un destino de trabajadores que están condenados porque no se va a crear más trabajo. Si nosotros miramos un proyecto de país en pleno desarrollo, tenemos 44 millones de habitantes y tiene que haber trabajo para todos. Y la tecnología no es que impide eso. Siempre pongo el ejemplo de la industria gráfica, hubo una inversión tecnológica en los 12 años de kirchnerismo de 2200 millones de dólares en maquinaria gráfica que hoy está equipada al mejor nivel, pero trabajando a media máquina porque no hay mercado interno. Y se generó con esa inversión tecnológica 30% más de puestos de trabajo. Si en un país que desarrolla su mercado interno y se plantean objetivos de exportación, porque acá ponen las cosas al revés… Dicen que tenemos que ser exportadores, ahora ¿Cómo vamos a ser exportadores si primero no tenemos un mercado interno fuerte que le permite tecnificarse y ser competitivo con el resto del mundo?
Los trabajadores tenemos que estar todos en una central, tenemos que poner todo el esfuerzo de estar todos en la CGT, y desde allí incidir como trabajadores con fuerte protagonismo. Yo vuelvo al primer gobierno de Perón, me parece que cuando los trabajadores están comprometidos con el proyecto, forman parte de las políticas de gobierno, tienen representantes trabajando en esas políticas, el gobierno es mucho más fuerte.
* Periodista de Radio Gráfica, conductor de Punto de Partida, lunes a viernes de 8 a 10 am.
** Fotógrafo, integrante del Área Audiovisual de Radio Gráfica.