Por Área Periodística de Radio Gráfica
Vamos a transformar los apuntes en un artículo, con la intención de ayudar a reflexionar sobre lo que ha ocurrido. El peronista Juan Schiaretti alcanzó los 53.97%, Cambiemos con Mario Negri sólo reunió 17,78; el radical disidente Ramón Mestre alcanzó 10,94. La fuerza mayoritaria también hizo pie en la capital mediterránea, mediante un sólido triunfo de Martín Llaryora.
La idea fuerza que proponemos analizar es: el triunfo de Schiaretti ratifica la hegemonía del peronismo en la provincia, sea cual fuere su alineamento nacional. Asimismo, esos votos tienen cierta autonomía en el orden nacional. Es decir, pretenda lo que fuera Schiaretti, no puede ofrecerlos a diestra y siniestra.
Dados los indicadores de rechazo al plan económico general observados en Córdoba, el malestar social puede llevar, como en otros distritos, a que una parte del electorado que votó al peronismo este domingo -pero también la disidencia radical que sufragó por Mestre-, se orienten contra el macrismo en Octubre. El primero, sobre una lista nacional popular; la segunda, dispersándose en opciones irregulares.
Vale la pena realzar la idea para superar los debates previos en el seno del movimiento nacional: Lo afirmado en el párrafo anterior no se desarrollará porque lo disponga el gobernador reelecto, sino porque la situación así lo impone. En la misma línea, es preciso evaluar que los gestos realizados por Cristina Fernández de Kirchner el año pasado al intentar nuclear al delasotismo en un espacio conjunto, apuntalan esa posibilidad. Empero, la desconfianza cordobesa hacia el kirchnerismo, no está totalmente anulada.
Sin mezclarse, las tendencias se intersectan. Es posible hallar lazos de unidad de abajo hacia arriba en el accionar de un movimiento obrero que, con las distintas CGT, la Corriente Federal y las CTA, ha marcado un camino de confluencia más allá de los desacuerdos previos. En Córdoba ese dato tiene una importancia oculta, pero firme y persistente.
Estamos observando una nueva –en este caso profunda- derrota del oficialismo oligárquico en un comicio distrital. Si bien los caminos no son seguros y algún suceso inesperado o ciertos errores de cuño propio pueden ralentizar el avance, se perciben condiciones nítidas para aventurar un cambio de signo gubernamental a partir de diciembre. Aún restan tareas por realizar; sobre todo en materia de confianza política.
El conjunto de las elecciones provinciales, hasta el momento, han evidenciado una razonable acción de autodefensa del pueblo argentino.
GF / LFE / RG