Un viaje de Buenos Aires a El Cairo. Un recorrido introspectivo. Un encuentro entre dos mujeres atravesadas por la misma problemática: el ser mujeres dentro de un mundo patriarcal. La familia, la violencia machista, la identidad sexual, los embarazos no deseados y el aborto. El espectro es amplio, la emotividad aún más.
Candela Castro, una artista plástica de renombre, decide irse a Egipto para escapar de sus propios tormentos. Pero, en el vuelo se encuentra con Pilar que, con su calidez, le pone en jaque parte de su ser. Una expedición hacía dos realidades completamente distintas, unidas por un mismo entramado.
La patada del camello de Sandra Criolani y Sofía González, dirigida por Ernesto Nesti Dominguez, es una obra de índole feminista que aborda temáticas actuales. Una invitación a reflexionar sobre las violencias que padecen diariamente las mujeres desde tiempos inmemoriables.
Sandra Criolani, actriz y dramaturga, dialogó en Radio Gráfica sobre la obra. “Es muy linda de ver y de apreciar con todos los sentidos”, expresó.
– ¿Qué es La patada del camello?
La patada del camello son muchas cosas. Lo que le dio título fue un subtítulo que encontramos en un libro de terapias alternativas mientras estábamos escribiendo y esbozando la estructura de la obra con Sofia Gonzalez. Para nosotras fue muy inspirador. Nos organizó e incentivó mucho en la escritura. Se trataba de un caso clínico real. Por supuesto, lo adaptamos y lo transformamos.
Y a su vez, dentro de la obra es un montón de cosas. Es una obra de arte, pero también una metáfora.
– ¿Cómo surgió la idea?
Con Sofía nos conocimos hace cuatro años estudiando con Augusto Fernandes en el 2015. Trabajamos juntas, pegamos buena onda y en seguida nos propusimos hacer algún trabajo. Nos costó mucho encontrar algo. De hecho no encontramos nada que nos incentivara. Ahí surgió la idea de ponernos a escribir. Se dieron conexiones de temas que trajimos las dos, y en base a eso armamos una especie de estructura fundamental. Después a raíz de eso empezamos a buscar material que tuviera que ver con los temas que íbamos a abordar, con la historia que estábamos planteando.
– La obra aborda la problemática de las maternidades no deseadas y el aborto. Se estrenó el año pasado cuando se debatía la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) ¿Cómo fue trabajarlo?
Nosotras la empezamos a escribir dos años antes, cuando todavía no estaba el tema tan candente en el ambiente. Fue muy sincrónico, no lo buscamos adrede sino que coincidió. Si bien es una obra feminista que toca este tema en particular, también aborda otros que trascienden la coyuntura, son más universales y abarcan a gran parte de la sociedad. De hecho, muchos hombres que van a ver la obra se conmueven porque les llegó. No habla sólo de la mujer sino de un lugar bastante humano.
– ¿Y cómo es la reacción del público?
El público es fundamental. La sala es muy chica, entonces es muy íntimo lo que pasa. La interacción es bastante activa, inmediata y sentida. Lo percibimos mucho. La reacción inmediata es de risa, porque hay momentos de comedia. Después escuchamos algunos sollozos durante la función y, cuando salimos, vemos gente muy conmovida.
La obra es un viaje de Buenos Aires a El Cairo en avión, pero también es un viaje que hacen las protagonistas a su propio interior. Y, de alguna manera, invita al público a hacerlo. Es necesario encontrarse con uno, preguntarse cosas, cuestionarse.
La obra se presenta los sábados a las 21 en el Método Kairós (Salvador 4530)
EC/GF/RG