
Por Valeria Rodríguez*
A 40 años de una de las revoluciones que cambió la historia de medio oriente y el mundo, se hace indispensable analizar cada paso de la misma para comprender la razón por la cual esa parte del mundo es la más controvertida y discutida del mundo.
El proceso revolucionario iraní se fue desarrollando lentamente pero fue el 11 de febrero de 1979, que a través de una masiva movilización se derrocó al entonces Sha Reza Pahlevi, que durante su dinastía incorporó una serie de reformas occidentalistas e incluso fue acusado de ser espía para Estados Unidos. La dinastía Pahlevi tiene sus orígenes luego de la dinastía Qajar, después de 1925, y reinó Irán hasta 1979.
Es imposible comprender el proceso revolucionario iraní separándolo del aspecto religioso, ya que es fundamentalmente a través de este punto que se desarrolla la revolución. Irán, desde sus comienzos como estado nación contaba con una fuerte comunidad de musulmanes chiitas, los cuales entienden que lo religioso y lo político no pueden separarse porque son prácticamente lo mismo.
Para el shiismo, es fundamental luchar contra la opresión y buscar la justicia social, para ello el papel de los religiosos es fundamental e incluso los viernes durante el rezo de Al Yumua, se discute sobre la política nacional y regional centrados en el Corán, lo cual permitió que los religiosos consiguieran un lugar muy importante en la arena política.
El Imam Jomeini fue quien lideró esta revolución popular junto no solamente con otros sabios religiosos sino con una serie de coaliciones políticas que incluso valieron la muerte de muchos religiosos por las incongruencias de pensamientos pero no fue sino por la legitimación y apoyo del pueblo, principalmente los jóvenes y las mujeres que se haya desarrollado esta revolución.
Según el testamento político de Jomeini, el rol de las mujeres fue fundamental para el impulso material de la revolución ya que la gota que rebalsó el vaso fue cuando el Sha intentó prohibir el velo islámico que las mujeres impulsaron movilizaciones en la ciudad de Mashhad, donde se encuentra el mausoleo del octavo Imam Shiita, el Imam Reza, una figura sumamente importante dentro de la religión.
Los jóvenes fueron los principales impulsores de la toma de la embajada norteamericana y posteriormente, en 1980 quienes pusieron el cuerpo durante la “guerra impuesta” como llaman los iraníes a la guerra con su vecino Irak, la cual duró 8 largos años y se llevó la vida de miles de jóvenes que son considerados mártires.
La memoria iraní es muy importante y es claro al llegar a cualquier ciudad, cada muro tiene una pintura que conmemora alguna situación que recuerda la revolución o inclusive a los mártires, es más, las calles tienen los nombres y fotos de los jóvenes que murieron en la guerra, como si en nuestro país utilizara los nombres de nuestros desaparecidos para llamar una calle.
Los mártires
El martirio como concepto está muy arraigado en el Islam, ya que muchas figuras de relevancia fueron martirizadas por los poderes de la época y eso se reproduce en la misma sociedad iraní.
Ya que es común encontrar tumbas de soldados, considerados mártires, en parques, escuelas o instituciones públicas, en las cuales puede verse gente rezando a su alrededor, incluso que una institución incorpore la tumba de un mártir es una verdadero honor para ellos y es motivo de una gran celebración.Cabe destacar que hoy en día a los mártires de la guerra impuesta se suman los de Siria, ya que muchos jóvenes se alistan en los ejércitos que apoyan a Bashar Al Asad durante el conflicto sirio.
El pensamiento iraní aúna a todos en la religión y la lucha contra la opresión de lo que denominan las “poderes arrogantes”, lideradas por Estados Unidos y es por ello que apoyan a aquellas causas justas, de hecho es uno de los principales aliados de Venezuela, Yemen, Palestina, etc.
Los antecedentes de la revolución
Sería un grave error pensar que la revolución trajo al poder a los sabios religiosos, de hecho ya durante la dinastía Qajar se desarrolló una revolución constitucional de la mano de intelectuales y clérigos.
en 1906 se sanciona la Constitución que da cuenta del shiismo como la religión oficial, también la creación del congreso o Majlis, también se organiza el comité eclesiástico que asegura que la legislación esté conformada por el Islam, además a través de esta constitución comienzan a ganar fuerza las organizaciones islámicas de corte popular que comienzan a obtener un fuerte poder regional y que tendrán un rol importantísimo durante el proceso revolucionario.
Finalmente esta constitución estableció un sistema judicial compuesto por una administración clerical con representación de otras religione y también una administración civil.
Esta Constitución preparó el terreno para que en 1979 se consolide la revolución de la mano de Jomeini y el pueblo.
Velayat e Faqih
Tras el referéndum que se votó una vez derrocado el sha, se eligió un sistema islámico centrado en la Sharia, la jurisprudencia islámica, y el Corán. Si bien este sistema es bastante similar a los sistemas semi presidencialistas occidentales cuenta con diferencias bien marcadas que hacen al sistema islámico como por ejemplo la participación política el pueblo, diferentes órganos de decisión y principalmente una figura política bien distinta a lo conocido, el líder de la revolución, Velayat e Faqih.
Su presencia se justifica en la defensa de los valores espirituales y bases de la revolución, va de la mano de un sabio electo de entre el consejo de sabios y es un sabio religioso cuya competencia es aconsejar al Presidente, el cual es electo por el pueblo, pero no se superpone a su poder aunque su figura es muy fuerte dentro del pueblo iraní.
Un ejemplo de ello es las negociaciones por el levantamiento de las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos llevadas a cabo por el actual presidente Hassan Rouhani,las cuales fueron criticadas por el líder pero eso no significó que se detuvieran, muy por el contrario avanzaron con la presidencia de Obama y luego, con la llegada de Trump al poder se detuvieron e incluso duplicaron las sanciones económicas. Tras esta situación, el líder dijo que no se podía confiar en los Estados Unidos y fue una forma de tirarle de las orejas a Ruhani.
Guerras, atentados y sanciones económicas
Irán sufrió el hostigamiento de Estados Unidos desde los inicios de la revolución ya que a partir de su derrocamiento, perdieron a uno de sus aliados más importantes en el poder, el Sha Reza Pahlevi.
Es recordada la fiesta por los 2500 años del imperio persa en Persépolis, en la cual participaron miles de reyes y personalidades occidentales cuyo gastos fueron criticados duramente por Jomeini, quién fortalecía su presencia política.
Luego de la incorporación del nuevo sistema islámico, en 1980 se desató la “guerra impuesta” con Ira, la cual fue financiada por los Estados Unidos y que finalizó 8 años después y muy contrariamente de lo que pretendía Estados Unidos, Irán demostró la fortaleza política, militar y social.
La estrategia tuvo que cambiar y virar hacia lo económico por lo tanto comenzaron la implementación de las sanciones económicas que tenían y tienen la intención de ahogar la economía iraní. Cabe destacar que a 40 años de la revolución esta estrategia continúa en pie a pesar de haberse logrado el levantamiento provisorio de sanciones luego de la firma del acuerdo del g5 más 1 en 2015, durante la administración Obama.
Con la llegada de Donald Trump, se hizo marcha para atrás sobre el levantamiento de las sanciones e incluso se impusieron más. Lo curioso de todo esto es que Irán, a diferencia de otros países que también cuentan con sanciones económicas como Cuba o Nigeria, cuenta con un desarrollo sin precedentes en muchas ramas de la industria como la tecnológica, construcción, automotriz, etc.
A eso se le suman los intentos de desatar conflictos internos a través de atentados que se fueron desarrollando en diferentes partes del país. De hecho, en los últimos dos años se llevaron a cabo dos atentados importantes, en 2017, se desarrollaron dos grandes atentados uno en el Majlis y el otro a las afueras del santuario del Imam Jomeini en Teherán, estos atentados fueron adjudicados al Isis.
A su vez, el del año pasado en la región de Ahvaz en septiembre de 2018 durante un desfile de la Guardia revolucionaria de mano de un grupo terrorista que también tuvo una participación mercenaria durante la guerra con Irak, el movimiento de lucha árabe para la liberación de Ahvaz.
Esta semana, se perpetró un nuevo atentado contra un ómnibus que transportaba a guardias de la revolución en la frontera de la provincia de Baluchistán en la frontera con Afganistán y Pakistán. El atentado suicida que dejó 27 muertos y 13 heridos fue adjudicado al grupo Jash al Adl.
Cabe destacar que este último atentado se dió en el marco de la Conferencia Ministerial para Promover un Futuro de Paz y Seguridad en Medio Oriente en Varsovia, organizada por Estados Unidos e Israel que buscan aliados contra Irán.
A pesar de los asedios, Irán no se rinde y continúa fortaleciendo su revolución que cuenta con tres bases fundamentales, el pueblo , su espiritualidad y el liderazgo de Jamenei.
(*) Columnista de Feas, Sucias y Malas / Radio Gráfica