
Por Valeria Rodríguez*
El pasado sábado 12 de enero arrestaron en el aeropuerto de Saint Louis Lambert en Missouri, a Marzieh Hashemi, una periodista afrodescendiente nacida en Estados Unidos y radicada desde 2009 en Teherán donde es presentadora y periodista de la cadena de noticias Press tv.
Ella se dirigía a visitar a su hermano enfermo y a familiares que viven en los Estados Unidos y cuando llegó al aeropuerto la esperaba el FBI que posteriormente la encarceló y luego la trasladaron a Washington donde se encuentra actualmente.
Lo curioso de esta situación es que no existen cargos en su contra y según lo publicado por el periódico The New York Times ella está designada como testigo de una causa secreta que no tiene demasiadas explicaciones.Por esta razón el próximo 23 de enero debe presentarse ante la corte junto a su hijo, Hussein Hashemi para dar un testimonio sobre esa causa secreta a cargo del juez del Estado de Columbia, Beryl A Howell, pero mientras tanto debe esperar encarcelada.
Diversas organizaciones internacionales como la Federación Internacional de Periodistas pidieron al gobierno norteamericano que se aclare la situación y por otra parte se está llevando a cabo en las redes sociales una fuerte campaña para pedir la liberación su injusta y arbitraria detención.
Su familia sostiene que recién tuvieron comunicación con ella el martes pasado y que ella denunció el trato inhumano y discriminatorio frente a su persona ya la policía no solo la obligó a quitarse el pañuelo islámico sino que tampoco respetaron la solicitud de comida halal por su condición de musulmana.
Mientras tanto existe un cercamiento mediático producto de la relación tensa entre Estados Unidos e Irán, de hecho el ministro de relaciones exteriores iraní Mohammad Javad Zarif sostiene que no es más que un juego político y es una “Flagrante violación a la libertad de expresión y está siendo utilizado políticamente, Estados Unidos debe liberarla inmediatamente” sostuvo en una entrevista para Press tv.
Cabe destacar que esta detención se da en el marco del aniversario del arresto de dos marines norteamericanos hallados ilegalmente en aguas cercanas a la isla de Fars en 2016, en ese momento el gobierno norteamericano del entonces presidente Obama se comunicaron con el gobierno iraní y se los liberó sin ningún inconveniente, incluso existen videos que muestran las condiciones en las cuales se volvieron a su respectivo país, en ese momento el gobierno norteamericano estaba negociando el acuerdo nuclear junto con el G5 más uno.
En mayo de 2018, Donald Trump decidió salirse del acuerdo nuclear e intentó tentar a algunos de los países que forman parte del mismo pero no logró su cometido, a su vez firmó más sanciones económicas en contra de Irán y el arresto de ésta ciudadana norteamericana no pasa desapercibido sino que forma parte de la “Guerra Blanda” que lleva adelante la administración Trump.
A su vez no puede dejarse pasar por alto la situación interna de Estados Unidos que ya lleva 25 días de un cierre gubernamental en donde miles de funcionarios no reciben su sueldo así como diferentes instituciones gubernamentales que continúan cerradas por el capricho xenófobo de Trump que se desató porque el Congreso nacional no aceptó el destinar más de 20 millones de dólares en la construcción del muro con México, lo que demuestra una fragmentación dentro de la política interna norteamericana.
Discriminación en la era Trump
Desde la llegada de Trump al poder han trascendido miles de declaraciones xenófobas hacia los afrodescendientes y países africanos que lo llevaron a que tuviera que pedir disculpas ante la Onu y retractarse de sus dichos.
También hay que recordar que a principios de su administración había sancionado un documento donde no se permitía el ingreso a los Estados Unidos a ciudadanos de varios países donde la mayoría de sus habitantes son musulmanes, lo cual llevó a una enorme manifestación y repudio social tanto a nivel nacional como internacional.
Algo similar de lo que sucedió con sus declaraciones machistas que generaron un fuerte revuelo en agosto pasado cuando Christin Ford denunció abuso sexual por parte del juez Brett Kavanaugh, íntimo amigo de Trump al cual salió a defender tratando de mentirosa a la mujer denunciante, ésto desató un fuerte repudio por una de las senadoras de su propio partido republicano.
Por lo tanto para Donald Trump ser mujer, musulmana y afrodescendiente es un cóctel que debe ser erradicado de su país y si a esto le sumamos que se mantienen relaciones con Irán puede ser aún peor.
Habrá que esperar a que se pronuncien los organismos de derechos humanos frente a la injusta detencion de Marzieh Hashemi, como así lo hicieron ante el caso de la desaparición y posterior asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi.
(*) Columnista de Feas, Sucias y Malas / Radio Gráfica