El Gobierno de Mauricio Macri asumió con la idea fija de ponerle fin a las tarifas de servicios públicos accesibles y “corregir el sistema” con una fuerte y progresiva quita de subsidios. Esta política implicó que la Argentina pasara de ser uno de los países más competitivos en esta materia a uno de los más caros de la región, sólo superado por Chile y Venezuela.
A fines de 2015, afrontar los gastos de los servicios públicos ocupaba un 6% del total del salario de un trabajador. Dos años después, ese porcentaje ascendió al 21%, debajo de Chile, con un 23% y de Venezuela, con un 33%, tal como reveló el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda.
Según el relevamiento, desde 2016 la Argentina sufrió subas del 920% en energía eléctrica, de casi un 930% en gas natural y del 683% en agua hasta el mes de abril. En el transporte, los incrementos fueron del 455% en peajes, 224% en el tren, 207% en colectivos de corta.
Los incrementos impactaron fuertemente en el bolsillo de los trabajadores. En mayo del año pasado se incorporó el concepto de Pobreza Energética (PE) acuñado por la Unión Europea. Según esa categoría, si un hogar destina más del 10% de su salario al pago de energía (eléctrica y de calefacción), está por debajo de la línea de PE. Si destina el 20% de su ingreso, pasa a estar en situación de extrema pobreza.
Con tarifazo y sin mejoras
A contramano de lo esperado, las empresas de servicios públicos no mejoraron su prestación con la suba de tarifas. Según datos del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo, los cortes de luz se incrementaron desde que subieron las boletas.
En el caso de Edenor, una de las mayores prestadoras de energía eléctrica, los cortes habían caído un 6.1% en 2015 respecto al 2014, pero el año pasado se registró un aumento del 8,5% y se pasó de 26,8 millones anuales en 2015 a 28,9 millones en 2017. Estos cortes se registraron en medio de una caída de la demanda energética: una baja del 3,7% en relación a 2016 y del 1,3% sobre 2015.
Una situación similar se vive en materia de producción y consumo de gas. YPF, Total Austral y PAE mejoraron su producción en un 7,6% entre 2014 y 2015, pero registraron una caída total del 4,8% entre 2015 y 2017, después de dos años de tarifazo.
Además, el consumo de gas también disminuyó. En la Ciudad y provincia de Buenos Aires, los usuarios consumen este servicio a niveles de 2010, la caída más fuerte desde que ENERGAS publica sus estadísticas, en 1993.
CP/GF/RG