Facundo Carman, director de la murga Los Amantes de La Boca e historiador, dialogó en Punto de Partida sobre el feriado de carnaval y aseguró que cuando Cristina Kirchner tomó la decisión de recuperarlos “fue muy festejado”. “Hasta ese momento nadie se había animado a reponer algo que había sacado la dictadura”, sentenció.
“El feriado de carnaval tiene cuestiones católicas, que empiezan de las Pascuas para atrás. Pero, a la vez, es medio contradictorio porque este mismo carnaval se burla de bastantes cuestiones que tienen que ver con los formalismos cristianos”, expresó Carman.
Además, el murguero hizo un recorrido histórico del carnaval. “Rosas lo prohibió porque los juegos de agua eran muy violentos pero, después, por presión popular lo volvió a admitir. Se estaba tirando contra su propia gente y no tuvo más remedio que volver a permitirlo. Las clases pudientes de Buenos Aires odiaban el corso. Sobre todo porque Rosas decía que esos cuatro días había libertad para que pasara cualquier cosa. Entonces los negros le tiraban con agua y harina a las clases pudientes”.
En comunicación con Lucas Molinari, el historiador afirmó que “el corso oficial de Avenida de Mayo nació con Sarmiento”. “Fue muy inteligente. Todos los grupos de inmigrantes de los distintos lugares de Europa tenía su comparsa con su traje y música típica. Ese, fue el momento de esplendor del carnaval porteño. Después empieza la crisis del siglo XX y nace el primo pobre en la barriada de la Capital Federal y conurbano bonaerense, que es la murga. Traje de artillera para burlarse del rico, un bombo y, arriba, una chapa. De ahí el platillo”.
Finalmente, Facundo Carman declaró que “muchas murgas sufrieron la represión. Hay varios desaparecidos. De hecho a varias se las emparentó con la juventud peronista. Por eso no fue casual que Videla estableciera el decreto de suspensión del carnaval. La murga sufrió un gran desgaste durante la dictadura militar porque no la dejaban subir a los escenarios. Cuando volvió la democracia estaba partida en mil pedacitos. Volvieron muy pocas. Estaba todo destruido. Era una parte de la cultura popular que no era considerada como tal, absolutamente marginal”.
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