En Abrí la Cancha abrieron un debate sobre el estilo histórico del fútbol argentino. Esta vez invitaron a participar a Eduardo Caími, un grande del relato, quién se prendió en una larga charla donde brindó sus pareceres:
«Hay una paridad de escuelas. En ese sentido, nuestro fútbol por propia idiosincrasia y las influencias que cruzaron el océano – que enriquecen o no tanto – existe una interesante diversidad para evaluar el desarrollo de nuestro fútbol. Sin perjuicio de todas esas escuelas, que por momentos se encuentran y en otros chocan, si se ganaron mas o menos títulos, el estilo que nos representa es el del juego asociado, la búsqueda ofensiva, gambeta, abrir la cancha generando sociedades en distintos rincones del terreno, salir jugando y darle la pelota al compañero. Uno que recorre las canchas desde hace años, en cualquier estadio – un pase entre líneas de un 10 o un wing que desborda – surge la emoción y la sensibilidad. El gesto de plenitud de los hinchas. Ese goce surge por cosas que nos emocionan y sacuden. Por eso digo que hay un estilo que nos distingue como futboleros en Argentina».
Ganadores o perdedores. Un debate forzado que dividió el fútbol argentino. Para el relator de Radio Mitre «El debate entre ganadores y perdedores empiojó la discusión. Si nos quedamos en la idea de cual escuela ganó mas copas o campeonatos, el debate se queda en el chiquitaje. Escudriñando la historia, todos han sido exitosos. Esa discusión es pueril. No es de fondo. Cuando uno decide ser hincha de un equipo, ¿Lo hace por factores emocionales o los campeonatos que ganó?. ¿Se decide ser hincha por los campeonatos que se ganaron? Me parece bastante reducionista»; y dio cuenta de un ejemplo: «En Versalles, mi barrio, siempre hubo muchos hinchas de Vélez. Cuando el equipo de Bianchi comenzó a ganar títulos, provocó que hubiera muchísimos más hinchas de Vélez. Se dan esos fenómenos, pero son más ocasionales. El fútbol en Argentina es identidad del grupo familiar y vínculos del viejo o el abuelo, que perdura más allá si el equipo se consagró campeón o se fue al descenso«.
Consultado sobre las razones por las cuales cada vez más entrenadores apuestan a sistemas destructivos, Caimi expresó: «Existe una multiplicidad de factores. El temor, el miedo, la histeria y la locura lleva a una excitación total donde los que ganan hoy son fenómenos y si mañana pierden son condenables. El fútbol se ha convertido en hostil e intolerante. Quien pone un freno parece estar perdiendo el tiempo en el vértigo de la vida moderna. El entrenador quiere que sus equipos elaboren lo menos posible en el medio para convertir, no vaya a ser cosa que pierda el partido y se quede sin laburo. Entonces suma volantes de contención y piensa más en el roce físico que en la elaboración. Para ello se necesita más tiempo de trabajo y fortalecer convicciones. Los equipos que lo han logrado, como el Lanús de Almirón ha conjugado vértigo con elaboración. Lo mismo que River con Marcelo Gallardo, quién tuvo la posibilidad de arreglarselas y reiventarse siempre en distintas búsquedas de juego asociado sin perder consistencia defensiva».
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