La desmitificación y el resquebrajamiento del sentido común fuertemente arraigado. La construcción de otro mundo posible. O varios. El poder de la imaginación dentro de un espacio fuertemente militarizado y con derechos humanos vulnerados. Pero, sobre todo, el teatro como acción política. Carolina Iannuzzi, actriz y dramaturga, dialogó en Abramos La Boca sobre su libro “Crónicas tumberas”, en el que relata su experiencia como docente de teatro en las diferentes cárceles de Buenos Aires. “La gente con la que trabajo es la mejor parte”, confesó.
“Hace casi 10 años que trabajo haciendo talleres de teatro en cárceles. Tenía el hábito de escribir las vivencia, más que nada porque en la cárcel no se puede sacar fotos, y a través de la escritura podía retener algunas sensaciones y cosas que me habían resultado muy graciosas”, relató Iannuzzi. Y agregó: “Entonces no era una cuestión de sentarse a escribir sino ordenar el material y ver que me importaba comunicar”.
Además, la actriz de corazón murguero manifestó que “todos somos según las circunstancias”. “Yo tengo 34 años. Me pude haber mandado cagadas a los 14 y eso no necesariamente me hace a mi como persona y nada más. Con la gente que viene al taller pasa lo mismo. Me encuentro con personas con ganas de divertirse, de reír, de actuar. Y eso me parecía que era interesante para mostrar porque era desde un lugar por fuera de lo criminal. Generalmente cuando hay noticias de la cárcel siempre va del lado delictivo. Hay un montón de gente laburando desde la educación para que la cárcel sea más amena y para que también se le pueda sacar provecho”.
En comunicación con Mauro Cavallin y Eliana Cabezas, la autora e intérprete de “Evita la tumbera” hizo referencia al trabajo que lleva a cabo dentro del servicio penitenciario. “Me encuentro con buena predisposición, pero lo que hay que quebrar un poco esto de que si vos estas viendo siempre el mismo paisaje se te va acortando la brecha de imaginación. Es difícil de manejarlo. Pese a que la propuesta del teatro es hagamos de cuenta que somos otras personas y en otro lugar, cuesta ir más allá de la celda o el pabellón. Entonces, la idea es poner a un individuo a hacer una actividad completamente distinta a lo que propone la institución, que tiene que ver con mostrar lo menos posible de vos y no exponerse”.
Finalmente Carolina Iannuzzi declaró que para ella “el teatro es una forma de vida”. “Las personas que no estamos convencidas con el mundo tal como se nos presenta vamos buscando por distintos lados. Algunos lo encuentran desde el deporte, desde la espiritualidad. Yo lo que encuentro es que el teatro me da la posibilidad de ensayar muchas realidades alternativas. No creo en la meritocracia, en que si vos te lo propones vas a poder lo que quieras. Es mentira porque no se trata de mi solamente. Soy yo, la sociedad y la coyuntura en la que vivo. Lo que sí creo es que se puede abrir el espectro desde la sensibilidad, desde lo social como para hacer del mundo un lugar menos incogible”.
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