Boca Juniors se consagró campeón de la temporada 2016/17. El último campeonato de treinta equipos. En los dos campeonatos disputados con este formato, el equipo de la Ribera se consagró en ambos. El primer semestre de 2016 fue para Lanús, demostrando que los campeonatos de largo aliento son para los equipos grandes.
Boca es un justo campeón. Con temas para analizar en trazo grueso, pero fue el equipo más regular del campeonato. A diferencia de otros equipos históricos, la defensa xeneize dejó muchas dudas, pero fue un equipo demoledor de tres cuartos de cancha. Un tridente ofensivo excepcional. Los wines revivieron en el siglo XXI y en la Ribera hay uno muy interesante, como el cordobés Cristian Pavón; y un pisador excepcional en el díscolo Ricardo Centurión. Pero la joya de la corona es Darío Benedetto. El ex delantero de Arsenal es cosa seria. Las pide todas, es vivo y tiene un remate de media distancia que no se encuentra seguido. Con 18 goles es el máximo anotador del torneo.
Pero este campeonato 2016/17 se puede dividir en tres etapas. La primera, entre el inicio del campeonato y la fecha 14, última disputada en 2016. Boca Juniors cayó tan sólo en la fecha inicial ante Lanús en la Fortaleza. Luego hilvanó una racha de 9 triunfos y 4 empates, superando a Estudiantes de La Plata a partir de la fecha 11. Eran tiempos de Carlos Tévez. El regreso de Fernando Gago, luego de un amistoso ante Sevilla en Europa, le dio volumen de juego al equipo. Tres partidos clásicos al hilo con momentos de alto vuelo futbolístico: 2 a 1 ante San Lorenzo, y dos 4 a 2, ante Racing y River Plate.
Pero los nubarrones llegaron desde China. Carlos Tévez, el supuesto jugador del pueblo, quién regresaba a la Ribera dejando el lujo europeo, se dejó seducir por los millones orientales. La lesión del arquero Guillermo Sara también abría otro interrogante. En el verano se vio a un Barros Schelloto desorientado. ¿Como rearmaría el tablero? ¿Le daría la titularidad a Axel Werner, quién atajó frente a Racing y River?. Boca tanteó a Mariano Andujar con resultado negativo. Finalmente, el lungo Agustín Rossi, un arquero con un poco más de treinta partidos en primera división, fue el elegido para defender la meta xeneize.
Comenzó la segunda etapa de esta historia. Tal vez la más dura. Luego de una dura victoria ante Banfield en el Sur, siguió una inesperada derrota con Talleres en la Bombonera. El público xeneize repudió un claro talón de Aquiles. Una defensa que hacía agua por todos lados: Gino Peruzzi, Santiago Vergini, Juan Insaurralde y Frank Fabra. Tampoco convencía el armado del medio: Pablo Pérez tirado a la derecha, Gago de volante central y Rodrigo Betancurt hacia la izquierda.
Una defensa sin solidez y un equipo que sumaba puntos pero no convencía. Mejor lejos de casa que en la propia Bombonera. Hasta que el bajón de juego se hizo evidente: igualdad ante Rafaela y un gol como estocada de Patronato en casa. Encima River enhebraba triunfos con un nivel de juego altísimo. El mundo Boca en estado de alerta. En Radio Gráfica se escucharon todas las voces. El Ruso Ribolzi pedía concentración y fiereza. Roberto Rogel, casi pidiendo disculpas, declaró: «Los jugadores de Boca parecen medios boludos«. Se pedían cambios. Sobre todo en la contención. La tribuna quería al colombiano Wilmar Barrios, quién había jugado en Rafaela con gran nivel. Ofrecía despliegue y contención en un equipo con jugadores preparados para el ida y vuelta. ¿Era necesario sufrir tanto?
La bisagra llegó el 14 de mayo. Superclásico en la Bombonera. River Plate, que estuvo a 11 puntos de los xeneizes, a tiro de piedra de alcanzar la punta. Fue un paseo riverplatense. 3 a 1, con momentos de gran fútbol. Esa noche se desnudaron todos los problemas del equipo boquense. Guillermo Barros Schelotto comprendió el mensaje: no le quedaba otro camino que la cirugía a fondo.
Luego de un sufrido triunfo ante Newells y un empate quemero sobre la hora en el Palacio Ducó, llegó el nuevo equipo. La línea de fondo que había jugado hasta ese momento era historia. Era tiempo de Leonardo Jara , Fernando Tobio , Lisandro Magallán y Jonathan Silva. Con el uruguayo Betancurt, jugador fetiche de la dirigencia (¿Por alguna clausura de su curioso contrato con la Juventus?) en Corea del Sur disputando el mundial juvenil, Wilmar Barrios entró como titular. Cinco cambios en pocas fechas. Una defensa más sólida y un biombo delante de ellos. Boca terminó el campeonato mostrando una solidez desconocida.
Boca Juniors es un justo campeón. Por regularidad y actitud: ganó todos los clásicos. Sus perseguidores mancaron cuando debieron asaltar la punta. Desde San Lorenzo, pasando por Racing, Newells, Colón, River Plate o Banfield. A pesar de las críticas desde adentro del mundo Boca, siempre se recordará el cambio a tiempo del Mellizo. Su inteligencia lo salvó del incendio: si Boca hubiera perdido este torneo en manos de River, hoy estaríamos hablando del cráter producido en Brandsen 805.
(*) Por Carlos Aira, conductor de Abrí la Cancha.