Pisando el final de 2016 nos visitó Nicolás Correa en la columna cultural de Punto de Partida. Viejo amigo personal y de la Gráfica, Nicolás es un joven escritor de 33 años que ya publicó varios libros de cuentos, novelas y poesía, entre los que destaco dos áreas. En primer lugar, sus novelas de terror gótico y religioso, Súcubo (Wu Wei, 2013) e Íncubo (Wu Wei, 2015), y su poemario, Virgencita de los muertos, publicado en 2012 por la editorial La talita dorada y republicado en 2014 por Alto Pogo.
Súcubo forma parte de un imaginario que mezcla el cine de terror religioso con la familia y el barrio. Ambientada en la década del 90, su historia cuenta la llegada de un terrible demonio con forma de gitana. Como si de un vértice se tratara, Súcubo reúne varias líneas: están ahí la clásica película El exorcista (el bien contra el mal) pero también la tradición literaria argentina con la violación de la que participa el protagonista, la realidad social del neoliberalismo menemista y las historias de los pibes que juegan en la calle del barrio. Íncubo sigue la misma idea y la línea argumental de su predecesora, pero embarcada en el ambiente cerrado de un convento y con una protagonista femenina. Si Súcubo se parece más por ambiente y referencias a las historias de exorcismos del cine o a Drácula de Bram Stoker, Íncubo tiene ecos de Los 120 días de Sodoma del Marqués de Sade y un aire feudal que recuerda a clásicos góticos como El castillo de Otranto, de Horace Walpole. La última gran referencia e influencia, medular y sumamente original, es la de Miguel Ángel Bustos, poeta argentino secuestrado y desaparecido en 1976, repleto de ángeles, soles y visiones del mal.
Virgencita de los muertos no está exenta ni de la referencia religiosa ni de la social, y es por eso que la rescato. Originada a partir de la cercanía personal de Nicolás con Candela Rodríguez y su familia. La muerte de Candela (quien fue secuestrada el 22 de agosto de 2011 y encontrada sin vida el 31 de agosto en una bolsa de plástico) tuvo un impacto que se traduce en una poesía violenta y personal, repleta de tristeza y desazón. Esa muerte revuelve a un yo que pierde el suelo y empieza a ver los fantasmas surgir del barro.
Con su visita Nicolás presentó su último poemario, Canción de invierno recitada por el hombre del volcán, publicado por la editorial “detodoslosmares”, de Capilla del Monte, Córdoba. Poemas familiares, de padres e hijos, que recuperan imágenes y símbolos primitivos para sacar de adentro del pecho una canción pacífica y llena de futuro.
AM / GF / RG