Tras el endurecimiento de la política migratoria argentina y las declaraciones de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, quien afirmó que «muchos ciudadanos paraguayos, bolivianos y peruanos se comprometen, como choferes, mulas, partes de una cadena, en los temas de narcotráfico», Bolivia envió una comitiva a nuestro país con el objetivo de enfriar la discusión y aclarar la postura de ambos países. Al respecto, esgrimieron cifras contundentes que contradicen la postura del Gobierno argentino, al afirmar que la población boliviana en la Argentina supera el millón de habitantes pero sólo 278 se encuentran detenidos, lo que representa un 0,02%.
Lilian Camacho, periodista de Radio Líder, emisora de la comunidad boliviana, explicó en Desde el barrio que «ningún compatriota va a estar en contra de la implementación de una ley. Se está en contra de la generalización y del discurso que hace foco en las nacionalidades paraguaya, venezolana, peruana y otra vez se pone en tensión la famosa figura del migrante bueno y migrante malo cuando, en realidad, todas aportamos a la construcción del país».
La periodista remarcó, además, que «cada vez que hay un problema y no se pueden dar soluciones claras, se apela al tema del migrante y no tratamos los temas que realmente urgen a la Argentina, no se ve ninguna mejora de la situación económica, no lo percibo en la calle. Entonces, en vez de tratar ese tema, nos ponen en foco a las comunidades migrantes y ahora parece que somos los responsables de todos lo males».
En cuanto a la política de controles migratorios, Lilian explicó que «hace 30 años estoy en el país y cuando me he radicado, he presentado mi certificado de antecedentes, incluso nos pedían un certificado médico. No se está pidiendo nada del otro mundo, sin embargo este decreto deja una libre interpretación. En la Argentina convivimos 80 colectividades de 80 países, de 80 culturas. El país se va construyendo con el aporte de esa multiculturalidad, pero pareciera que después del Decreto hay como un `argentinómetro` ¿quién quiere más a la Argentina, yo que he decidido vivir en este país o ustedes que han nacido aquí?
En esta línea, en relación al imaginario social y la xenofobia que se percibe en las calles, Lilian relató una anécdota vivida en la línea de colectivos 36 que atraviesa la Ciudad y llega al conurbano bonaerense: «Una señora parecida a mi, de tes morena, con una estatura de 1,5 o 1,6 metros, sube al colectivo con un changuito y la gente comenzó a murmurar. Se ve que ya no aguantaba más, miró a las señoras que estaban haciendo los comentarios y les dijo `soy tucumana, pelotudas, les saco mi DNI`. Ahí me cayó la ficha de cómo siempre estamos viendo las diferencias en el otro. A partir de este decreto y del discurso (discriminatorio de Patricia Bullrich), la gente internaliza y devuelve esas expresiones. Con estos discursos políticos se les da herramientas a los intolerantes».
Además, la periodista destacó que «para el imaginario colectivo, los inmigrantes somos vendedores ambulantes y, en el caso de la comunidad boliviana, pareciera que trabajamos en talleres textiles o estamos condenados a la servidumbre. Efectivamente hay casos, pero nadie ve el aporte ¿para quién hace costuras el inmigrante boliviano, quién fabrica, quién le compra? Hay un doble discurso internalizado que culpabiliza inmediatamente y no vemos las otras cadenas. La mamá de José San Martín tenía origen Guaraní, Juan de Garay hoy sería paraguayo y el presidente de la Primera Junta, Cornelio Saavedra, era boliviano».
Lilian también informó que la comitiva boliviana «va a visitar cooperativas textiles (en la ciudad de Buenos Aires). Además, ya se reunió con organizaciones de los derechos de la comunidad boliviana y escucharon puntos de vista que enriquecieron la mirada de esta comisión. No es una comitiva que está viniendo al choque, Evo Morales no está cuestionando, está pidiendo construir puentes y no muros«, como propuso el diputado oficialista, Alfredo Olmedo.
Finalmente, en cuanto a las relaciones bilaterales entre Argentina y Bolivia, la periodista remarcó que durante el kirchnerismo «se habían firmado convenios que vencen recién en 2020 y hay cuestiones que no se pueden borrar con un DNU. En Argentina gobierna una fuerza política que tiene convicciones diferentes a las del gobierno boliviano y tenemos que trabajar en esas condiciones».
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