
*Por Martín Gorojovsky
Lanús goleó 3 a 0 a River en la final de la Supercopa Argentina y sumó un nuevo título. El quinto a nivel nacional desde 2007, sexto de toda su historia y tercero bajo la conducción del técnico Jorge Almirón. ¿Qué dejó la consagración más allá de las estadísticas?
Saldo futbolístico
Los granates encaraban el encuentro del sábado con una baja sensible, la venta de Miguel Almirón, conductor futbolístico durante 2016. La ausencia del volante paraguayo generaba algunas inquietudes acerca del volumen de juego que podría generar o no el equipo del sur. Por su parte, River llegaba con buen ánimo tras vencer a Boca en el amistoso del verano jugado en Mar del Plata, pero con déficit de juego que se arrastra desde la segunda mitad de 2015.
Con esos antecedentes ambos equipos plantearon sus estrategias. River al ataque presionando la salida rival y Lanús esperando la oportunidad para contragolpear. El primer tiempo vio un poco mejor a los dirigidos por Marcelo Gallardo, que encontraron un conductor en Nacho Fernández, consiguieron lastimar a su rival con pases profundos e hicieron un buen partido en la contención del medio campo. Sin embargo fallaron en la definición y con el correr de los minutos empezaron a mostrar grietas en el retroceso que Lanús aprovechó para generar peligro de gol, aunque tampoco pudo concretar sus chances en la red.
Para el segundo tiempo Almirón reacomodó las fichas, Iván Marcone se hizo dueño del medio, se bloqueó a Nacho Fernández y desde el arranque del complemento Lanús ejerció una presión que ahogó a River durante quince minutos. Cuando parecía que los de Núñez encontraban un respiro llegó la apertura del marcador. A los veinticinco minutos una mala salida capitalizada por la presión granate derivó en el gol de Lautaro Acosta que rompió el partido. Diez minutos más tarde Nicolás Pasquini liquidó el trámite en una jugada similar, en la que medió un gran pase de Román Martínez para abrir a la mal parada defensa de riverplatense. Sobre el final José Sand aportó su cuota goleadora tras un penal erróneamente sancionado por Germán Delfino.
En resumidas cuentas Lanús ganó porque fue más efectivo que su rival, porque aguantó bien durante su peor momento del partido y porque Almirón le encontró la vuelta táctica al planteo de Gallardo. River, como muchas otras veces en el último año y medio, no encontró respuestas cuando su «Plan A» queda neutralizado.
Lo que viene
Lanús demostró que más allá de nombres, existe un sistema y cuenta con los intérpretes para llevarlo adelante. Tiene por delante un campeonato en el que marcha sexto a cinco puntos del líder Boca, y también jugará la Copa Libertadores a partir de la fase de grupos. El nivel de juego exhibido el sábado lo ubican como un potencial animador de ambas competiciones.
Pero más allá de los resultados inmediatos, el dato a tener en cuenta es que los granates están consolidados como unos de los equipos más importantes de la última década. No es un recurso discursivo. Desde 2007 Lanús jugó dieciocho campeonatos locales. En siete de ellos estuvo en el podio (dos veces fue campeón, dos veces fue subcampeón y tres veces alcanzó el tercer puesto), y solo en dos ocasiones bajó de la mitad de la tabla (decimosexto puesto de un total de veinte en el Clausura 2008, y decimotercer puesto de un total de treinta en 2015). Es decir, el club ha consolidad un proyecto futbolístico que rinde frutos de manera regular, tanto a nivel local como a nivel internacional, y que fundamentalmente se alimenta de jugadores promovidos por el semillero o por incorporaciones de pocos flashes mediáticos pero mucho rendimiento en el campo de juego.
¿Nubes de tormenta?
River enfrentará los mismos compromisos que Lanús, pero con un panorama diferente. El torneo local (en el que marcha séptimo) probablemente sea dejado de lado para concentrarse en la disputa de la Copa Libertadores. Sin embargo cuesta imaginar cómo pretende volver a ganarla si el juego muestra pocos intérpretes creativos (Nacho Fernández no tuvo socios en la tarea a medida que Lanús se adueñaba del partido), y una falla recurrente a la hora de retroceder en defensa. Excepto Carlos Auzqui los refuerzos siguen sin aparecer y Leonardo Ponzio dijo en declaraciones al final del partido «es lo que tenemos», en referencia al plantel. ¿Llegarán caras nuevas al Monumental? ¿Gallardo cambiará el esquema? ¿O morirá con la suya apoyado en el prestigio que le da su primer año como DT en 2014-2015?
* Periodista de Abrí la Cancha.
MG/GF/RG