* Por Ariel Weinman
Había que evitar a toda costa la repetición de la escena de la semana pasada, cuando Milagro Sala, en el contexto del Juicio que la tiene como acusada por “tirar huevos” en el año 2009 al entonces senador nacional por la Unión Cívica Radical Gerardo Morales, enunció las causas profundas por la que se encuentra detenida por el estado policial jujeño.
Esa enunciación de la líder de la Tupac Amaru se coló con persistencia por los múltiples circuitos de comunicación nacional e internacional, y puso al descubierto, por un lado, la articulación profunda de todas las esferas de poder en Jujuy, las correlaciones y complicidades, y por otro, visibilizó las causas verdaderas que la tiene detenida desde hace casi un año: ser parte de un linaje de nuestros pueblos originarios oprimidos y explotados por más de cinco siglos y que encontró en un gobierno popular el cauce para satisfacer las demandas de esos pueblos en el inicio del siglo XXI.
Por eso había que evitar esa secuencia a como dé lugar, porque desde el lugar de supuesta victimaria de “corrupción y diversos delitos”, Milagro había resignificado hace apenas unos días ese espacio, para transformarlo en los trazos que ponen al descubierto las tramas de un poder oligárquico organizado bajo el concepto de “raza” y que por estas horas mantiene su dominación descargando toda la violencia estatal sobre un pueblo atemorizado.
Así fue que las fuerzas de seguridad provinciales y federales, de uniforme y de civil, el miércoles 21 formaron un cordón infranqueable en la puerta de la audiencia pública donde se la juzga a Milagro, el día en que se esperaban los alegatos de las partes y la lectura de la sentencia, impidiendo el ingreso de dirigentes sociales y políticos, legisladores provinciales y nacionales y militantes de base que se hallaban acreditados para ingresar a la audiencia.
Lo demás, la violencia sobre los cuerpos de los militantes populares, las agresiones a la diputada nacional Mayra Mendoza (Frente Para la Victoria), la detención del presidente del Concejo Deliberante de Hurlingham Martín Rodríguez –ya liberado-, es conocido: usted pudo acceder a lo que estaba pasando en San Salvador de Jujuy en directo, a través de la crónica periodística de Radio Gráfica y su enviado especial Juan Kirchner.
La prisión de Milagro Sala y la violencia estatal que a diario sufre el pueblo jujeño es inversamente proporcional a los argumentos del poder para mantener detenida a la líder tupaquera. Más que una expresión de fortaleza, el revanchismo de Morales y de Macri, exponen la debilidad del discurso del poder, mucho más cuando emerge como evidencia que ese revanchismo forma parte, es la continuidad y una actualización de las formas coloniales de dominio. Y Sala una legítima heredera del linaje de los pueblos avasallados por la conquista, los que perdieron frente al dominio del Norte, y que vuelven a levantar su voz, una voz colectiva, de pueblo y comunidad para reclamar lo que les corresponde.
aw/gf/rg
