Vicente Lourenzo, secretario de prensa de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), conversó con Desde el barrio acerca del proyecto de ley impulsado por el gobierno nacional, que eliminaría los «feriados puente».
Lourenzo explicó que «la posición de CAME al ser representante de todo el sector de PyMES, tanto en comercio, industria y en economías regionales, en el propio seno de la identidad hay posiciones diferentes. Fundamentalmente los industriales están más a favor del proyecto porque tienen que cumplir planes de trabajo para poder cumplir con los pedidos que reciben. Cuantos más feriados haya más van a tener que pagar el extra a sus empleados por trabajar en un día de esa clase, que se indemniza en un porcentaje más alto que el día no laborable. La entidad en su momento adoptó la posición de apoyar los fines de semana largo porque benefician a las economías regionales, pero pedimos que los días se establezcan como no laborables en vez de feriados para que no le suban tanto los costos a los industriales del sector».
Posteriormente se refirió al movimiento económico que generan los fines de semana largos: «El último fin de semana largo casi un millón de turistas visitaron distintos puntos del país. Según nuestros cálculos cada turista gasta en promedio seiscientos quince pesos por noche. Entonces hablamos de una cantidad muy grande de dinero volcado hacia esas economías regionales. Con estos datos en la mano nos proponemos estar en todas las comisiones del Congreso en las que se haya girado este proyecto, para defender una política que en general creemos que es positiva para el sector».
Por último Lourenzo hizo alusión a la situación en la que se encuentra el sector al afirmar que «la PyME abastece a las grandes empresas y al mismo tiempo es un cliente de ellas. Si la gran empresa tiene una política sana y transparente y no se aproveche en el mercado de una posición monopólica, encuentra nuestro apoyo. En cambio si lo único que se genera son beneficios para consolidar una posición oligopólica o monopólica y para convertirse en una formadora de precios, vamos a estar en contra porque esa gran empresa genera una posición que maneja los precios. Por ejemplo, en el sector alimenticio los pequeños productores del interior venden el kilo de naranjas a $1,10 y en la ciudad pagamos $14 en la góndola.»
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