Rafael Bielsa, quien fuera Canciller de la Nación, hombre íntimamente ligado a Newells Old Boys de Rosario y la democratización de los clubes, fue entrevistado en Dame Pelota.
Consultado por Pablo Abbatángelo sobre el debate interno dentro de AFA, Bielsa dio cuenta del «interés por manipular las normas democráticas elementales que siempre han regido el reglamento de AFA. Donde las instituciones siempre tuvieron un voto. Sucede que los grandes clubes siempre buscaron camuflar la odiosa institución del voto calificado. Acá se está decidiendo el destino de todas las asociaciones civiles que están en el marco de la asociación madre. Se tratan de subterfugios para que los grandes tengan más privilegios y los más grandes no son los más inspirados respecto de valores que las asociaciones civiles deben cumplir. Hay cuestiones de negocios ineludibles. Es es el gerenciamiento. No la forma civil. Sin ir mas lejos: en España, Real Madrid y Barcelona son asociaciones civiles. En Italia muchas sociedades anónimas han quebrado, ni hablar de descendido».
Para Bielsa «la larguísima conducción de Julio Grondona fue una especie de propiedad privada resuelta biológicamente por su desaparición física. Este tipo de conducción asoció el voto de cada institución con la falta de transparencia. Lo que era poco transparente era la conducción de Grondona, no el voto democrático. Como de noche todos los gatos son partidos y recién ahora se disipa la niebla dejada por Grondona, se aprovecha esta situación. Para resumir: los votos no los tenía el poder sino un sector que no comulga con los resortes mas significativos en la actual nacional. Los resortes significativos no tenían votos para consagrar a los exponentes personales de sus ideas. La situación llegó a este punto. Seguramente se solucione. No deja de causar dolor el doble standard: la gente patalea e insulta y descalifica a la Selección Nacional pidiéndole un sacrificio y disciplina con el objetivo, algo que la asociación que nuclea no ha exhibido».
Fútbol y política. Para Rafael Bielsa «El fútbol es un fenómeno de masas y cuantitativamente muy apetitoso. Hay que partir de esa base y no hacerse el chancho rengo. Es natural que todos los factores de poder y los sectores de influencia operen sobre el fútbol. Sobre aspectos públicos, nombres y también innobles, como las barras bravas. Que son bravas cuando están en barra, pero son kioscos multirrubros porque se dedican a ayudar a cierta política. Me interesa que los que pensamos distinto, los que tenemos otra mirada y responsabilidades dirigenciales no las negociemos»
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