junio 08, 2025

Andrés Asiaín: «Un esquema de transición en política cambiaria»

El equipo de Punto de Partida dialogó con el economista Andrés Asiaín, director del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz, para abordar la coyuntura económica argentina, y las perspectivas en el futuro cercano del país según quién se imponga en el ballotage presidencial del 22 de noviembre.

En primer término, el entrevistado explicó el papel jugado en la economía por las retenciones: «Un informe de Nicolás Zeolla, investigador del centro de estudios nuestro, muestra que la liquidación de divisas por exportación de productos agrícolas en octubre fue de unos 620 millones de dólares menos que en el mismo mes del año pasado. Es una caída del 37%, hecho que afectó también la recaudación de lo que es el Fondo Federal Solidario para la Producción (la parte de las retenciones que se coparticipan automáticamente con las provincias para obras) que cayó casi un 17%. O sea que 47 milones de pesos menos fue lo girado en octubre por esa partida. Lo que nosotros analizamos es que esta baja en la liquidación de granos responde a dos causas: la caída de los precios internacionales y la reducción de las cantidades en vida, que para nosotros tiene como razón la especulación con una futura devaluación y eliminación de las retenciones».

Añadió que «La diferencia entre la eliminación o la reducción es si cobrás mucho, poquito o nada de derechos de exportación. Cuando están hablando de eliminarle las retenciones a la producción sojera tenemos dos cuestiones. Por un lado esto va a implicar una fuerte valorización de los campos y de los porotos stockeados. Es más, hasta es un estímulo para stockear y repercute en toda la cadena alimentaria. Porque si vos eliminás las retenciones de todos los productos y no hacés una diferencia entre la soja y el resto, empujás aún más a la ya avanzada ‘sojización’ del campo argentino».

Lo explicó así: «Al cobrarle a la soja un poco más que a los otros productos lo que hacés es con una intervención pública, tratar de compensar por lo menos parcialmente, las señales que vienen del mercado mundial (que dicen ‘Muchahos, planten solo soja’) para que sobrevivan otras producciones. Siempre tenés que tener un campo más diverso porque el precio de la soja lo determina una coyuntura internacional, que si se agota mañana, si cambian los precios, quedamos con todos los campos sembrados de soja. Aparte hay una cuestión de seguridad alimentaria, de diversidad en la producción, de que la soja no crea casi empleo en el agro… tiene un montón de problemas adicionales. Una medida que busca cobrarle más alto a la soja que a los otros productos trata de contrarrestar las señales del mercado. Con un éxito parcial, pero algo es algo. Eliminarlo directamente es decir ‘Siembren solo soja’.»

Respecto a la pregunta de si con préstamos internacionales se evitaría una devaluación, Asiaín explicó «Necesitan las dos cosas en el esquema macrista de política económica. Nosotros estuvimos haciendo el análisis, y si llevan el dólar a quince pesos en el marco de la apertura del cepo cambiario, en el marco de una apertura del mercado de cambio lo que va a haber es una compra masiva de dólares que haría subir aún más el dólar. Entonces el plan económico macrista incluye una devaluación de aproximadamente, como piso, el 50% (recordemos que quieren llevar el dólar al valor del paralelo) pero con una apertura de la compra de divisas que implicaría una fuerte demanda adicional. Se calcula que ya hay 10 mil millones de dólares de demanda mayorista acumulada de las grandes empresas desde las restricciones hasta ahora, más lo que puedan comprar liquidando activos o tomando créditos. Y también existe la demanda minorista, todo el mundo si se está devaluando sale a comprar dólares. Si en ese contexto intentás liberar el mercado de cambio podés generar una explosión cambiaria, y por eso se habla de que el valor del dólar no pararía en quince pesos sino que seguiría aumentando. Para evitar eso es que se dice que están negociando créditos en Inglaterra y en Estados Unidos».

«La cifra a la que se aspira es 40 mil millones de dólares de los que en realidad 20 mil no sería ingreso de dólares sino que sería emisión de deuda para los fondos buitres, explicó. O sea que con la mitad de esa cifra se emitiría deuda para pagarle el fallo a los fondos buitres y a todos los que se puedan sumar a ese fallo, que se calcula que son 20 mil millones de dólares. Salvo que ésto en el futuro dispare nuevos juicios, caso en el cual la cifra sería descomunal por la famosa cláusula ‘Pari passu’ y la claúsula ‘Rufo’, que ya no rige. Pero como la sentencia fue cuando regía, entonces puede haber una interpretación legal (que parece caracterizar a la justicia norteamericana) según la cual aún pagando el fallo (pese que no rige la cláusula Rufo que decía que los demás acreedores podían acceder a las mismas condiciones) alguien diga ‘Están pagando un fallo cuya sentencia fue cuando sí regía la cláusula'».

Por lo tanto «ahí hay una ventana donde se pueden colar juicios donde la cifra ya no sería 20 mil millones de dólares sino que podría ser de 250 mil millones. O sea, sería un desastre. No está claro que haya un cierre legal y que esa opción esté totalmente descartada. Y en una negociación improvisada y rápida corremos mucho riesgo de que quede esa ventana abierta. Pero además de eso la intención es encontrar en el corto plazo 20 mil millones de dólares más para en el marco de la apertura de lo que ellos llaman el cepo (las restricciones para comprar dólares) abastecer la demanda extra que puede haber, y con eso sí estabilizar el dólar alrededor de los quince pesos».

«Este esquema, así tomado al aire, lo único que implicaría es que a los seis, siete meses, una espiral inflacionaria se coma a la devaluación. Entonces lo que es peor es que uno sospecha que esto va a venir acompañado de medidas para tratar de dilatar las paritarias y cierta apertura importadora para evitar las posibilidades de remarcación de los empresarios. La vieja doctrina liberal con todo lo que eso implica: caída de salarios, cierre de algunas empresas, despidos.»

Por último Asiaín dio su punto de vista acerca de qué medidas podría tomar Daniel Scioli en caso de acceder a la presidencia.

«En un escenario de devaluación los que más ganan son los exportadores, aseveró. Los bancos van a depender de cómo tengan la plata. Si tienen la plata a valor divisa o tienen plata que fugan al exterior, etcétera, ganan, o pueden perder. Lo de los bancos es relativo a cómo tengan sus posiciones. En 2002 no fueron los más beneficiados, más bien al revés. Creo que lo que hay que trabajar es un esquema de transición en términos de política cambiaria donde las devaluaciones tienen que ser en todo caso más graduales, acompañadas de una política clara de tasas de interés internas para garantizar que rinda más un plazo fijo que tener los dólares. Por más que esto tenga cierto costo financiero yo creo que se puede trabajar sobre el ‘spread’ bancario, la ganancia que tienen los bancos. Sigue siendo extraordinaria y ahí hay margen para que todo el costo de subir las tasas no se pague a través del Estado o encareciéndole el crédito a las PyMES. Es lo que se le puede poner a los bancos, que achiquen un poquito el ‘spread^».

Luego, precisó la observación: «Después hay obviamente una situación de baja fuerte de los precios internacionales. Yo creo que tiene que haber una política hacia el sector agropecuario de compensación pero que tiene que diferenciar tamaño de productor, dar estímulo sobre todo a la pequeña producción, y desestimular el avance de la soja. Esto tiene que hacerse porque si vos dejás que el ajuste lo haga el mercado y lo único que hacés es eliminar retenciones para todos lo que vas a generar, en un marco de caída de los precios internacionales, es una concentración aún mayor de la propiedad en el campo y un avance de la producción que meno pierda, que es la soja frente a la caída de todos los demás precios».

Finalizó indicando que «Se debe devaluar tratando de generar un esquema de rentabilidades sectoriales que no sea darle toda la torta a una minoría exportadora a costa de un descalabro de la mayoría, tratando de compensar el impacto en los precios de los alimentos, con una política fuerte en términos de asignación, de jubilación mínima, que trate de mantener a salvo a los más humildes en términos de poder de compra. En términos salariales del sector formal el problema es complejo. Porque en cierta forma la recuperación de salarios este año ha venido de la mano de una apreciación del tipo de cambio. No salieron ganando porque el tipo comenzó a retrasarse. Entonces en cierta forma uno puede creer que el salario puede tener un costo, pero al nivel de lo que fue 2014, no lo que sería este plan de una megadevaluación con congelamiento de salarios.»

MG / GF / RG

 

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