El domingo pasado María Peña, Fernando Pardo y Omar Zanarini, del Ensamble Rosa Padilla fueron entrevistados en el programa radial Los Domingos No Son Puro Cuento, que se emite por Radio Gráfica FM 89.3, para hablar de la obra “Mil Ochocientos Once” que sale a escena todos los viernes a las 21.30hs en La Manzana de Las Luces.
María Peña es actriz y dramaturga de la obra y lleva adelante el papel de dos personajes, la de María Guadalupe Cuenca, esposa de Mariano Moreno, y de la negra Carmen, esclava de la familia. Como nos cuenta, la obra lleva casi un año presentándose por distintos centros culturales porteños, y ya lleva dos meses en la cartelera de La Manzana de Las Luces, como señala María Peña “1811 es una obra que está basada en la novela de Gloria Menendez, es inédita y se titula “Mil Ochocientos Once, las voces silenciadas de la Revolución”. Por lo tanto ya ahí tenemos la primera pauta, estamos hablando de el momento de la partida de Mariano Moreno a Inglaterra”.
Consultada por los personajes y como fue llevar una novela a las tablas, María da cuenta que “yo extracte esencialmente dos personajes, María Guadalupe Cuenca, que está muy desarrollada en la novela, una negra esclava, la negra chica, la negra Carmen,y el narrador, que hace Fernando Pardo, que es un narrador actor y participa de la obra con su actuación. Y en la dramaturgia lo que se dio es que no toqué ni una sola palabra de la novela, por que lo que me enamoraron de su novela fue su lenguaje, su vocabulario”.
En ese sentido, responde a la consulta sobre cuanto tiene la obra de ficción y cuanto de documental, responde: “De ficción tiene muy poco, por que la autora de la novela hizo una investigación y relata ese hecho en forma de novela. Por ejemplo no puede haber registro de lo que habla el hijo de Mariano Moreno, bueno ella lo ficciona, como no hay registro de lo que la negra Carmen ha pensado o ha dicho, también es una ficción. Y en cuanto a María Guadalupe Cuenca, si hay muchos antecedentes, básicamente sus cartas donde se pueda inferir su situación en cuanto a ese momento”.
La charla, que duró un poco más de una hora, tuvo distintos recorridos, entre otras, cuales son las características públicos que concurren al teatro y como es hacer teatro en la Ciudad de Buenos Aíres, tomando en cuenta que se ha perdido el hábito cultural de ir a ver obras: “Buenos Aires tiene una característica que todavía no se ha resuelto y que es que la mayoría del público que va al teatro tiene que ver con el teatro; ya sea porque estudió teatro, porque lee teatro o porque es actor o director. Ese es el público masivo que va al teatro en la Ciudad de Buenos Aires y ese es una batalla cultural que hay que dar” cuenta Maria. En ese sentido agregó “intervienen muchos factores, tiene que ver con el hecho de que el pueblo no pueda sentir como propio el hecho teatral y eso es muy grave para nosotros y para el pueblo como construcción social y cultural. Y eso no se revierte de un día para el otro, son procesos. Pero para que haya ocurrido eso, ocurrieron muchas cosas, matanzas, secuestros. Yo he tenido que trabajar en teatro en épocas de la dictadura, y teníamos a un compañero en la puerta y ver donde había una ventana para salir corriendo, ahí se produce el quiebre del teatro con el pueblo”.
Por su parte Fernando Pardo, actor y narrador de la obra, señala que “el problema que tenemos los que transitamos otros pasillos de la actividad cultural es el problema de la visibilización. Es muy difícil, quizás por las características que tiene la actividad teatral y las dimensiones de la actividad teatral en Buenos Aires alcanzar una visibilidad masiva que permita la concurrencia de público a una obra teatral. Si bien es alentador que haya tantas salas teatrales y espectáculos teatrales en la ciudad, la forma que se desarrolla la actividad teatral, atenta contra la actividad del artista. Qué uno tenga que poner en escena una obra una vez por semana atenta contra el teatro. En otras épocas las obras de teatro se hacían de martes a domingo o de miércoles a domingos, con una continuidad. Hoy dada la diversidad y la cantidad de obras que existen, una obra se expone una vez por semana”. En ese sentido Fernando es categórico“presentamos un espectáculo hoy y tenemos que esperar una semana para volver a presentarla. Es anti teatral desde mi punto de vista”.
Hacia el final de la entrevista, Omar Zanarini dió su impresión de la obra, de como la misma viene a plantear otra forma de hacer teatro y de relacionarse con el público: “es una cooperativa teatral que está en La Manzana de Las Luces, y es un ensamble. Esta es una obra que rompe con la idea de sujeto espectador, donde no se produce esa fascinación del que está sentado y que observa la obra desarrollarse arriba del escenario; sino que es el mismo ensamble que lo incorpora a uno dentro de la obra. Y esto es lo que lo vuelve interesante porque, si bien estamos hablando de una obra que se remonta a principios del siglo diecinueve y no hay una caracterización de época, pero estamos en un zeitgeist de época, nos inserta en un clima de época, en el clima de la revolución de mayo”. Y agregó “siendo que la obra se desarrolla en la Manzana de Las Luces, donde paso gran parte de la historia del siglo diecinueve, te sentís estando presente en esos debates y en esas discusiones internas que tienen los personajes, María Guadalupe Cuenca o la negra Carmen, la esclava que está todo el tiempo renegando de la revolución por que entiende que la revolución no es para los esclavos, sino para la gente decente”.
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