julio 28, 2025

«Nunca imaginé que iba a ver tanto muerto junto»

«Nunca imaginé que iba a ver tanto muerto junto»

Así lo afirmó el Dr. Eduardo Cichero, testigo del bombardeo del 16 de junio de 1955, en De Acá para Allá.

Hombre reconocido del barrio de La Boca, Cichero recuerda aquella jornada como «una experiencia dolorosa, que puedo desdoblar en dos. «Lo que viví y lo que vivo ahora como recuerdo de aquel momento, que es lo mismo que leer un libro por segunda vez».

16 de junio 1955 masacre Plaza de Mayo

Consultado por Emiliano Vidal, Cichero abrió su memoria y dio cuenta de su experiencia: «me conmovió vividamente los lugares de asistencia pública. Eran salas enormes tapizadas de cadáveres. De vez en cuando se escuchaba un alarido, era cuando se encontraban con un padre, hermano o amigo. Otra cosa fue la elección de los médicos sobre que pacientes debían ser atendidos o no. Hechos espeluznantes, como el bombardeo del trolebús. Vi imágenes tremendas. Llenas de dolor y angustia. Las balas de los aviones levantaban el pavimento». Emocionado, el relato de la jornada continuó: «Vi, inclusive, como la gente caía como bolsas por la onda expansiva de las bombas. En ese momento se vive con intensidad. Cuando pasan los años y se piensa en la atrocidad que se le infringió a la población ese día. 

meteor

Esa tarde, Buenos Aires vivió el horror cuando las ideas se pretenden imponer por la fuerza. Cichero siguió recordando su visión personal de aquel día tan terrible para todos los argentinos: «evidentemente en ese momento no pude realizar una cuenta aproximada de las víctimas. Nunca imaginé ver tanto muerto junto. Eran salas y salas llenas de muertos. Centenares. Los heridos fueron remetidos al Argerich y Rawson donde estaban las salas atestadas de gente herida».

Los cobardes estaban en el aire. Cichero agregó: «El hecho de haber ejercido esa violencia apoyándose en lo que debía ser una demostración de desagravio a San Martín. Recuerdo que esto se inició al mediodía, cuando se disiparon las nubes. Yo dejaba mi servicio en la garita de Corrientes y Esmeralda y llevaba mi planilla a la comisaría junto al Dr. Leoni, que estaba en la parada de Lavalle y Esmeralda. A la altura del Gran Rex venía una señora con su hija que decía: mirá mamá, los aviones tiran paquetitos. Una vez en la comisaría tuvimos la orden de subir a los techos y tirarle con unos rifles Máuser a lo aviones Meteor. Todavía no puedo calificar esa obediencia. Pero todas estas cosas que recuerdo acrecientan el pánico que se vivió en ese momento».

CA/GF/RG

 

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