Así lo afirmó el periodista Héctor Suárez, argentino residente en España, en comunicación con Gabriel Fernández en La Señal.
Luego de las elecciones municipales en el Estado español, Suárez brindó su mirada sobre lo que entiende que en Argentina es una mirada llena de confusiones sobre la fuerza Podemos: «Las cosas en España vienen mal, pero no es un tema del Partido Popular. Es algo establecido desde el Pacto de la Moncloa en 1979, que muchos políticos argentinos nos ponen como ejemplo. Allí se armó esta estructura de poder bipartidista hija del franquismo».
Explicó que «en los últimos años España vivió un boom económico a base de la construcción, beneficiando a constructoras, bancos y el valor agregado que generaron los ladrillos. Pero la construcción – como el turismo – son elementos económicos volátiles. En la época de Aznar la desocupación bajó. Con Rodríguez Zapatero en el poder, las privatizaciones y las políticas liberales siguieron su curso. El socialismo español, como el resto del socialismo continental abandonaron la doctrina histórica y se titulan social-demócratas»
Suárez, adscripto al kirchnerismo, aseverò que «en 2007, se empieza a desmoronar España ya que no era sostenible de ninguna manera la burbuja económica. Los edificios construidos estaban vacíos, los precios subían y todo explotó. Arrreciò el drama de la desocupación, que ahora está en 24%. Con la desocupación vino el descontento social, se visibilizó la corrupción, que no es de ahora. Ahí viene el enojo social por el bipartidismo».
Más adelante señaló que «en 2011, en plena crisis, comenzó el movimiento de Indignados. Gente molesta. Harta. Eso se mantuvo durante un mes. El bipartidismo generó malestar pero Rajoy ganó con una aplastante mayoría de casi once millones de votos. Noviembre de 2011. Esa indignación no estaba trasladada a una estructura política. Es ahí donde apareció, en 2012, un grupo de jóvenes en la Universidad Complutense de Madrid, más precisamente en la Facultad de Ciencias Políticas, encabezados por Pablo Iglesias. Pero ellos no estaban junto a los indignados de la Plaza del Sol. Ahí estaba la gente común, profesionales. En 2013 invitaron a Pablo Iglesias a distintos medios de comunicación. Lo comenzaron a llamar. No por sus ideas, sino porque generaba rating. Era rentable traer un tipo con pelo largo y que hablara de política»
Al ser consultado sobre la posibilidad de un cambio profundo en la política española, Suárez respondió con escepticismo: «El emergente no es Podemos. Ahí están equivocados en Argentina. Se presentaron en las europeas y sacaron sólo cinco diputados en el europarlamento. Sube más en las encuestas, en las entrevistas, pero queda claro que no tienen estructura ni gente. Entonces, con habilidad, se presentan como marca, pero en las municipales decidieron presentarse sin el sello partidario».
Profundizá al indicar que «el panorama resultante es que el PP ha perdido en las grandes ciudades. Pero en otras donde gobernaban ellos ganó el socialismo. En ninguna Podemos. En el caso de Madrid, que se vende como un triunfo de Podemos, es en verdad de Izquierda Unida, un partido resultante de la traición de Felipe González al socialismo luego de unirse a la OTAN en 1986. Pero no fue Podemos, sino un conglomerado de izquierda».
Suárez también realizó una caracterización de Pablo Iglesias y su ambiguo discurso hacia los procesos populares latinoamericanos: «ahora dice que su modelo es Dinamarca o Suecia y no hace más que denostar al gobierno argentino y venezolano. Iglesias fue parte de una fundación que realizó informes para los gobiernos de Venezuela y Ecuador. Ahora, en los debates, acá se ataca mucho a Argentina y Venezuela y él se suma a los mismos».
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