Este último sábado en Feos, Sucios y Malas realizaron un exhaustivo informe sobre la historia de los ferrocarriles en nuestro país y su importancia política.
Norberto Galasso, historiador del campo popular, brindó su mirada: «Desde 1863 hasta la llegada de Juan Perón, los ferrocarriles funcionaron como la clave de la dependencia. El hecho que Mitre entregara las concesiones a empresas británicas y éstas construyeran de acuerdo a su conveniencia fue una clave. La línea del sur, el litoral, el Central Córdoba y la línea a Mendoza formaron un abanico semicolonial, base de la Argentina dependiente en la bendita división internacional del trabajo#
Añadió que «a través de esos ferrocarriles se transportaban cereales y carnes al puerto, donde esperaba la flota británica. Las tiendas importadoras volvían con productos industriales. Esto significaba desocupación y subdesarrollo. Los gobiernos liberales le dieron a los británicos grandes cantidades de tierras, convirtiéndolos en terratenientes. Esto se terminó con Perón y su política de ferrocarriles impulsada por Scalabrini Ortiz»
El historiador recordó que «a Frondizi le impusieron el Plan Larkin, que implicaba reducir la línea ferroviaria para favorecer a las automotrices estadounidenses. Allí se empezó a boicotear la política ferroviaria que terminó de liquidarla Carlos Menem con aquello de ramal que para, ramal que cierra, reduciendo los miles de kilómetros – mal distribuídos pero kilómetros al fin – en sólo un 20%. El tejido nervioso de Argentina se destruyó»
Galasso entiende que «en la actualidad estamos inmersos en una política de recuperación de los ferrocarriles. Hubo reemplazo de material rodante y vías, en el marco de políticas de nacionalización, como la recuperación del Banco Central, YPF, Aerolíneas Argentinas. Rompiendo la lógica de una Argentina dependiente no autónoma».
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